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VOCES| ¿Antichilenas?: No somos la tropa, somos la fuerza digna que se rebela

Por: Pía González Suau, escritora | Publicado: 08.03.2021
VOCES| ¿Antichilenas?: No somos la tropa, somos la fuerza digna que se rebela |
¿Qué les parece si sacamos de una buena vez esa estatua que nos recuerda la guerra y la reemplazamos por la de una mujer trabajadora? O de una mujer indígena, que murió cuando el general participó en el exterminio. Una anónima, como tantas. Que se levanta muy temprano, que llega a su trabajo después de un recorrido largo, que trabaja por poca plata, porque es mujer y que regresa a su casa para seguir trabajando, porque es mujer.

El Ejército repudió el amago de incendio de la estatua de Baquedano y aprovechó el acto para recordarnos que el general está ahí, porque el pueblo de Chile lo erigió, hace más de 90 años, en honor de sus victorias guerreras. No creo le hayan preguntado a la gente si lo querían ahí. Ni antes ni ahora.

Ni las guerras fueron consultadas ni los golpes de Estado, ni bombardear La Moneda, ni romper las actas de la Independencia y tantos símbolos que gustan los militares de ventilar. Incluso si son muy deseados, los ponen en su mesita de velador.

Se sienten con el derecho de hablar en nombre de todos los chilenos, sin habernos convocado.

Ahora quiero hablar como una chilena

No me interesan sus guerras y sus métodos que solo han traído sangre y dolor a nosotras. Sus guerras de hombres dejan una estela de mujeres heridas, muertas, violadas, maltratadas y en la miseria.

No hay guerra buena. Siempre perdemos. Nos convierten en huérfanas, viudas, con hijos destrozados y hermanos muertos.

Tampoco nos interesa ser compungidas mártires que entregan, en silencio, a sus seres queridos al matadero. Ese papel hace rato cambió y hoy día lo recordamos.

Conmemoramos a la mujer trabajadora.

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¿Qué les parece si sacamos de una buena vez esa estatua que nos recuerda la guerra y la reemplazamos por la de una mujer trabajadora? O de una mujer indígena, que murió cuando el general participó en el exterminio. Una anónima, como tantas. Que se levanta muy temprano, que llega a su trabajo después de un recorrido largo, que trabaja por poca plata, porque es mujer y que regresa a su casa para seguir trabajando, porque es mujer.

Podríamos guardar tanta medalla enmohecida y condecoraciones manchadas de sangre. Le damos un giro a la historia y nosotras/os las ignorantes la volvemos a repasar, sin omisiones esta vez, poniendo voz en sus paréntesis perdidos, hablando claro, para que todas escuchen. Somos desinteresadas por un monumento que glorifica la muerte, nos queremos vivas, sabemos demasiado lo que es ser pisoteadas, asesinadas, botín de vencedores.

No somos la tropa, somos la fuerza digna que se rebela. Basta de pactos de silencio y miedo reprimido. Los territorios de la ciudad son de todas y de todos.

Es una nueva historia.

 

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