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VOCES| Matías Rivas, el editor de UDP: Después de nosotros, no hay más

Por: Gonzalo Schwenke, profesor y crítico literario | Publicado: 17.08.2021
VOCES| Matías Rivas, el editor de UDP: Después de nosotros, no hay más |
Los argumentos decadentes, clasistas y amargados de Matías Rivas son insostenibles. Para él, no existe más crítica literaria que aquella sometida al mercado, instaurando falsas ideas de exitismo y la probable valoración fuera del país. Aquella que es cómplice de las instituciones, con diálogos ambivalentes y conciliadores.
Para vos, lo peor, es la libertad 
Sumo

El fin de semana apareció una entrevista al editor de UDP, Matías Rivas, por el fallecimiento del crítico literario Juan Manuel Vial: “El panorama de la crítica en Chile es desolador”. La evaluación de voces críticas en el medio es deplorable y menciona, a modo de ejemplo, a dos críticos que escriben regularmente para la sección Bellas Artes de El Mercurio.

Los argumentos decadentes, clasistas y amargados de Matías Rivas son insostenibles. Para él, no existe más crítica literaria que aquella sometida al mercado, instaurando falsas ideas de exitismo y la probable valoración fuera del país. Aquella que es cómplice de las instituciones, con diálogos ambivalentes y conciliadores. Muy años noventa. Pensarás que en muchas décadas sirvió de algo el diálogo y la conciliación, cuando los números anunciaban una revuelta. La verdad es que, tal como tus poemas malos, las columnas en las que citas a Guattari, Deleuze, Benjamin y teóricos que no entiendes, tal como muestras en «Minuto a minuto« (2019), no generas pensamiento crítico. Lo que comprueba que no te hace inteligente ostentar una alta cantidad de libros.

Debería darte vergüenza el nivel de reflexión que muestras en la entrevista. Torpe, deficiente y enajenada de lo que está sucediendo. Pensarás que la crítica obedece a tus grupos, a lo que representas: una cultura caduca, tradicionalista, “fome y bien charcha”. Aquí el mensaje es claro, y es el mismo que alguna vez tituló Alberto Fuguet: “llegaron los bárbaros” (2018). Es decir, no les interesa la literatura más que como un espacio mercantil y, lo más peligroso, es que la ausencia de pensamiento crítico convierte al lector en consumidor. De igual modo, “cuando la élite empieza a eliminar la crítica”, la transforma en servil para las instituciones.

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Y la crítica goza de buena salud, pese a tu ignorancia de crítico de Las Condes que solo lee El Mercurio y las revistas de los amigos. Está rebosante con Patricia Espinosa (a quien atacaste en La Segunda, 2015), Lorena Amaro y Lucía Stecher en la revista Palabra Pública. Publicaciones como La Palabra Quebrada, Saranchá, Lo Que Leímos, Cine y Literatura, El Circo en Llamas, Origami, La Calle Passy, Oropel, Letras.msyite, las entrevistas en suplemento KU, Letras en Línea, entre muchas otras que están apareciendo. Quiéranlo o no, los vaticinios de Alberto Fuguet, a quien respaldas desde el comité editorial de la revista Santiago, no se han cumplido: “La labor del crítico-como-profesor o, peor aún, la figura del crítico-como-perro-guardián, ha terminado” (Revista Santiago, 2018). Mucho menos que la crítica esté pasando por algún tipo de precariedad: “Estamos en un nivel de analfabetismo funcional demasiado alto, la gente puede ser profesional pero no entiende nada”. 

No son pocos los interesados en el ejercicio de la crítica, se han generado redes que no viste venir y existe una rearticulación que no está pasando por los medios oficiales. Así, desde la formación pedagógica están aumentando las figuras críticas y generando medios alternativos. Sin embargo, como buen editor, no habrás leído, porque te parece estridente. Cuando esto ocurre, veo que prefieres  desestimar lo dicho y subestimar a los/las lectores. No sirve de nada aplicar la vieja confiable de: “pensé que el contexto de la entrevista era claro (…), “Sí el contexto se entendiera, no existiría polémica” (sic), (…) no sé qué interferencia hubo”. Ellos representan el desgaste y el retiro próximo. Germán Marín ya no está. Famosos eran los cafés con el autor de El palacio de la risa para analizar y maniatar la realidad literaria o los encuentros con periodistas serviles.

Hace años dije que era probable escuchar estos balbuceos y delirios de asesores pertenecientes a los monopolios culturales, debido a una crítica que no les pareció oportuna. Dicho y hecho, la actual entrevista del palurdo que evalúa el medio, comprueba que después de ti, está todo pasando. Habrá que acostumbrarse a los mojigatos y fulastres de la cultura que cada cierto tiempo hacen pataletas estridentes porque no les alcanza para generar ideas. Si quieres dialogar y preocuparte sobre la literatura, hablemos mejor sobre la precariedad estética de tus libros. 

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