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PERFIL| Cecilia Morel: La primera dama que logró más popularidad que su marido

Por: Vanesa Fernández, periodista | Publicado: 04.10.2021
PERFIL| Cecilia Morel: La primera dama que logró más popularidad que su marido |
El descontento ciudadano no fue el único momento complicado por el que tuvo que pasar su cónyuge, ya que tuvo tropezones a nivel país y mundial, tanto con el estallido social, como con la pandemia. A pesar de eso, ella está a su lado, lo acompaña y observa, y tanto ahora como en su primer mandato, le susurra al oído, se preocupa de la imagen de él y está atenta a sus acciones.

Ser primera dama en Chile no es fácil y mucho menos para una persona que lo ha sido en dos ocasiones. Su dificultad no necesariamente se basa en los viajes constantes que debe realizar por compromisos y entrevistas a las que tiene que asistir, sino que sobre todo en el rol defensor de las acciones y dichos de su presidente y además, esposo. Más aún si se trata de Sebastián Piñera, quien según la Encuesta Pulso Ciudadano terminó el 2020 con un 83% de desaprobación y en 2019 culminó con un 6% de aprobación según el Centro de Estudios Públicos, la más baja desde el retorno a la democracia.

El descontento ciudadano no fue el único momento complicado por el que tuvo que pasar su cónyuge, ya que tuvo tropezones a nivel país y mundial, tanto con el estallido social, como con la pandemia. A pesar de eso, ella está a su lado, lo acompaña y observa, y tanto ahora como en su primer mandato, le susurra al oído, se preocupa de la imagen de él y está atenta a sus acciones.

A pesar de estar en constante conexión con el padre de sus hijos, Cecilia ha hecho su propio camino, generando incluso opinión pública. En la encuesta Cadem, por ejemplo, en mayo del presente año, tuvo un 75% de aprobación, mientras que el mandatario tan solo un 57%.

A pesar de sus buenos resultados, no ha estado exenta de polémicas. No pasaron más de tres días del estallido, para que un audio suyo refiriéndose a estos sucesos, se filtrara y se escuchara que le comentaba a unas amigas que “estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena (…) y no tenemos las herramientas para combatirlas”. Su comparación digna de película de ficción con respecto a los saqueos y barricadas, hicieron que algunos lo tomaran con humor, otros tantos fueron más críticos y analíticos, haciendo hincapié en la alejada realidad que tenía el poder ejecutivo sobre los descontentos sociales y la nula capacidad de controlar o aminorar los sucesos. 

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Eso no fue todo, ya que también comentó que “vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás”. En entrevista con Bienvenidos, se defendió comentando que “primero, yo no estaba en términos racionales, estaba en términos 100% emocionales”. Así, explicó que se sintió sobrepasada por las emociones generadas por las diversas imágenes de fuego y comentarios de descontento con respecto a las riquezas y también agregó que “cuando yo digo compartir nuestros privilegios, no lo digo solamente a nivel material (…), yo lo digo a nivel humano”.

En diciembre del 2020, cuando el lema del gobierno seguía siendo “quédate en casa” debido a la pandemia de coronavirus, la primera dama realzó un viaje de carácter familiar a Miami, y aunque desde el gobierno le confirmaron a CIPER que se cumplió con todos los protocolos y normas sanitarias vigentes, incluyendo el test PCR al regreso, el descontento se generó por los ciudadanos que estaban imposibilitados en viajar desde una comuna a otra.

A parte de estos “impases”, Cecilia ha presidido siete fundaciones, entre las que destacan temáticas de familia, mujer, juvenil, infantil, del área artesanal, medioambiental, entre otros. También fue parte de la creación del Programa Elige Vivir Sano, la cual se transformó en Ley. Es parte de la tercera edad y curiosamente en la actualidad preside programas en apoyo a personas en esta etapa de su vida, impulsando la digitalización y educación de estas. Ella misma tiene una página de Facebook, y cuentas en Instagram y Twitter, y aunque su actividad es recurrente, comentó en Contigo en La Mañana que no suele leer los comentarios que se le hacen.

Cecilia en 1972 (a sus 19 años) conoció a quien un año más tarde se convertiría en su marido, Sebastián Piñera, y desde ahí lo acompañó en su vida, tanto en Chile como en Estados Unidos, donde estudió. Desde el 2010 pasó a acompañarlo en sus múltiples discursos protocolares. Debía estar a su alrededor, a su lado o detrás de él, aunque la primera dama está lejos de ser “la sombra” del ejecutivo, pues, su ausencia se nota e incluso causa revuelo. 

A principios del presente mes, Miguel Juan Sebastián Piñera, también conocido por su tercer nombre, comenzó su gira europea y Cecilia no estuvo en ella. Esto, en conjunto a otros hechos bastaron para que el medio de comunicación ABC declarara la relación “en jaque”.

Antes de esposa, hermana

Cecilia no es mucho de entrevistas ni de dar declaraciones polémicas, incluso en Contigo en La Mañana comentó sobre sus redes sociales que “todos mis sitios son más correctos (…), no puedo decir cosas personales, aunque a veces las ganas de decirlas son muchas”, y el medio español no fue el motivo para la excepción. Antes de esposa, es hermana y decidió quedarse a acompañar a una de sus seis hermanos/as, a Marisa, quien vivía sus últimos alientos debido a una leucemia.

De todas maneras, si de una ruptura amorosa se tratase, ella es privada, nunca habla mal de su esposo, lo único que ha llegado a comentar es sobre su carácter, por lo que tampoco comentaría sobre su relación de casados que ya va para las Bodas de Oro.

Del único divorcio del que habló en Nuevo Poder justo antes del estallido social, fue el que según ella existía entre la clase política y la ciudadanía. No suele tener muchas conversaciones sobre esta área, pero cuando se le pregunta, aborda todas sus aristas.

En ese medio comentó lo vinculada que está con lo valórico en temas de la vida, que la defiende como algo sagrado. “Estoy por el buen morir, que es lo contrario al ensañamiento, a prolongar artificialmente (…)”, dijo. Asimismo, no está a favor de la eutanasia, aunque no descarta ningún cambio de opinión.

En T13 Radio, cuando aún Piñera no legislaba por segunda vez, comentó que siempre ha estado en contra de la interrupción del embarazo, aunque reconoció que es un tema que debía legislarse, con un debido acompañamiento profesional neutro y también piensa que siempre es la mujer la que tiene que decidir.

Cuando en el medio radial le preguntaron hipotéticamente si alguna de sus hijas estuviese en el caso de la tercera causal (violación), señaló que “(…) no sé como reaccionaría, esa es la verdad. Yo digo que haría todo lo posible porque mantuviera su embarazo hasta el final, pero teóricamente, tengo muy claro que la teoría es más fácil que la práctica».

Eso no es todo, ya que en ese mismo contexto, comentó sobre el segundo mandato de Michelle Bachelet y dijo que no sintió «su sello de mujer» y que no fue un gobierno que la representara en ese sentido. 

También, justo antes de la revuelta, en El Mercurio se le preguntó por la oposición y comentó que «veo en algunos un grado de infantilismo y romanticismo, como si pudieran hacer el mundo de nuevo a partir de sus ideales”. Dijo que les hacía falta comprender un poco más la historia de Chile, saber sobre el funcionamiento del gobierno y el Estado. También señaló la obstrucción que estos colocaban al momento de legislar, indicando que “algunos no quieren ni leer los proyectos; entonces si te niegas, estás obligando a la cocinería y al pirquineo”.

María Cecilia Morel Montes es orientadora Familiar y Juvenil de profesión y se licenció en Relaciones Humanas y Familia. Tiene cuatro hijos/as y once nietos/as, se sabe el orden de llegada de cada uno, solo se le olvida sus respectivas edades a veces. Tiene cabellera rubia y su largo no supera sus hombros. Suele llevar vestidos unicolor o con estampados, abrigos largos y blusas diversas, pero siempre en compañía de un accesorio de bisutería, aros, collar y/o reloj. Es de esas personas que no cambian sus facciones a pesar del tiempo transcurrido.  Saluda, abraza a las personas, aún en tiempos de distancia social, ya que ser de piel es lo de ella y su manera de prevenir un contagio es con el uso de la mascarilla. 

Mueve los brazos y levanta sus cejas al hablar. Sonríe, sonríe mucho y esto le da un toque de carisma y cercanía con la gente, a diferencia de su marido quien solo lo hace en ocasiones, aunque esta cualidad solo se quedará en su rol social. Al consultarle el diario La Tercera si tiene alguna proyección política, respondió con un tajante “no”. Su postura es clara, como si de un cara y sello se tratara: estar al otro lado del poder.

 

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