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VOCES| El desprecio a Hollywood y la lógica de la alta cultura

Por: Paula Bustamante SM | Publicado: 27.10.2021
VOCES| El desprecio a  Hollywood y la lógica de la alta cultura |
Existe esa idea de que entre menos se conoce una película, más inteligente soy al hablar de ella, como si de pronto la poca popularidad de algo legitimara su calidad.

Por ahí por abril, una amiga me invitó a ver el Festival de Cine de Mujeres, pero le comenté que prefería pasar porque estaba terminando de ver algunos filmes. Con un poco de fastidio me dijo “verdad que este es mi tipo de películas y tú eres más de los Óscars”. No era mentira, me estaba preparando para ver los premios, pero el tono juzgón me quedó dando vuelta. ¿En qué momento ver algo que me gusta me hace de otra clase? Pensaba que el cine era cine.

Por la quinta vuelta, concluí que esta no era la primera vez que sucedía, de hecho, siempre es una molestia conversar con otros amantes del cine, porque terminan criticando cualquier producción hollywoodense que se cruce. Existe esa idea de que entre menos se conoce una película, más inteligente soy al hablar de ella, como si de pronto la poca popularidad de algo legitimara su calidad. Soltar nombres en otros idiomas que traten temas políticos complejos o hablar de ese cine de bajo presupuesto nacional del que solo se oye en festivales, tiene mucho más valor que mencionar la franquicia de Star Wars.

Por años se ha luchado por una mayor difusión de películas independientes, debido a su poca presencia en comparación a producciones gringas, sin embargo, es curioso como esta gran crítica con el tiempo ha mutado a ser una especie de medalla de validación para quienes consumimos productos audiovisuales. Se mira con desprecio la Industria que es consumida por mucha gente, como si cualquier película que sea del gusto del ciudadano “común” perdiera su valor de forma automática, convirtiéndose en pura entretención masiva sin méritos. Solo podemos ser dignos de ser cinéfilos si es que nos centramos más en lo desconocido que lo popular.

Por ejemplo, el Universo Cinematográfico de Marvel frecuentemente es visto con desdén. Incluso Martin Scorsese, reconocido director estadounidense, sacó los filmes de la categoría de cine, clasificándolos como parques temáticos. Pero si el objetivo de la cinta es divertir, no necesariamente la hace menos relevante como producción, solo la convierte en una experiencia distinta. 

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Ahora, si se trata de tocar temas importantes de la sociedad, consideremos que el 2018 se estrenó Pantera Negra, cinta nominada a los premios de la Academia que fue capaz de acercar el problema racial a personas que quizás no estaban remotamente interesadas en el tema. En ese sentido, parece ser más valioso aprovechar estos espacios masivos para proponer problemáticas reales que una película indie que solo verá un nicho específico. 

Cuando Netflix comenzó a competir en distintos festivales, fue criticado que no se estrenaran las producciones en el cine por considerar –como comentó Steven Spielberg en su momento– que las cintas que no llegaban a la pantalla grande, no estaban a la altura de los premios importantes. Lo mismo ha sucedido por años con aquellos filmes que fueron hechos para televisión o que iban directamente al formato DVD; siendo todas plataformas a las que el público general tiene mayor acceso. Si lo calculamos, por el precio de dos entradas, en un streaming  tienes un mes entero de acceso a miles de películas y series. 

Tanto tiempo se ha luchado para que producciones independientes no sean ignoradas por los espectadores y sean tan valoradas como las películas populares, que seguir jerarquizando qué películas son más merecedoras de apreciación artística o social es mantener la misma lógica de la existencia de una “alta cultura” como representante de la verdadera calidad artística. Probablemente, ahí mismo está el problema. Cuando no hay dinero o estatus, se buscan nuevas formas de tener superioridad por sobre el ciudadano común, siendo el conocimiento y la educación caballitos de batallas muy utilizados. Es sobre poder, al fin y al cabo.

Con todas las críticas válidas que se le puedan hacer a la temporada de premios cinematográficos, no podemos negar que instancias como los Óscars presentan oportunidades de difusión para producciones que de otra forma no serían conocidas. E incluso si no se percibe ningún aspecto positivo desde un evento de este tipo, no todas las propuestas audiovisuales pueden encasillarse negativamente por el simple hecho de ser proclamadas por los premios o conocidas por las personas. Al final del día, el cine es variado y eso es lo que lo hace una gran experiencia.

Esta columna fue producida en el Diplomado de Periodismo Cultural, Crítica y Edición de Libros del Instituto de la Comunicación e Imagen, Universidad de Chile
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