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Hostigamiento y discriminación por estar embarazadas: Más denuncias contra Radio Bío Bío

Por: Francisco Parra | Publicado: 07.05.2018
Hostigamiento y discriminación por estar embarazadas: Más denuncias contra Radio Bío Bío ardio-bo-bo-fallecimiento-carlos-muoz |
La mediática denuncia de la periodista Rayen Araya contra la estación radial de los hermanos Mosciatti prepara su primera audiencia de juicio. Su caso no es único al interior de la radio y otras ahora ex trabajadoras denuncian lo mismo. Del sindicato de Bío Bío, en tanto, llaman a no callar ante estas situaciones.

100 millones de pesos. Esa es la cifra que incluyó la periodista Rayén Araya en su demanda civil contra Radio Bío Bío como compensación a su despido y presuntos tratos discriminatorios por quedar embarazada, que se hizo pública a fines de febrero.

En la primera consulta de conciliación, Araya y su abogado propusieron un nuevo acuerdo a la emisora controlada por la familia Mosciatti, que significaba ponerle fin al controvertido juicio en ese mismo momento y sin que tuvieran que pagar ni un solo peso: Que Bío Bío se comprometiera a crear protocolos contra la discriminación de género y se otorguen espacios publicitarios a alguna ONG dedicada a promover los derechos de la mujer.

– Mi intención es que se tome conciencia y se establezca un protocolo de abusos sexuales, de acosos laborales y sexuales, que ya existe en muchas empresas, incluso en Chile. Es un estándar exigible, pero del que los medios de comunicación se han quedado al margen – cuenta Araya.

Pero los abogados de Bío Bío rechazaron la oferta. Tenían una única respuesta posible. Pagarían $4,5 millones para cerrar ahí mismo el juicio. El juez Ramón Barría, considerando el daño moral, fijó el monto de la conciliación en $25 millones, lo que también fue rechazado por “La Radio”.

El próximo 5 de junio comienza la primera audiencia del juicio laboral que enfrenta a Rayén Araya contra Bío Bío. La demanda habla directamente de “discriminación en razón de género y debido a mi condición de madre” y de un clima laboral donde “entre las mujeres estaba instalada la sensación de inseguridad frente al puesto de trabajo”.

Su caso no es el único.

/ Rayen Araya

Todo es un favor

Nacida en 1966, Radio Bío Bío es una de las emisoras más grandes y más prestigiosas del país, a raíz de una cobertura amplia de noticias en todo el país y un carácter independiente -como recalca su eslogan- poco común en la oferta mediática chilena.

Paulina Pino llegó a la estación en marzo de 2016, como reemplazo de un pre y post natal en la producción del programa Expreso Bío Bío, conducido en ese entonces por Rayen Araya y Álvaro Escobar, que se emite los días de semana entre 9:30 y las 13 horas.

A los pocos meses de entrar, Paulina se enteró que estaba embarazada. «Fue un balde de agua fría», reconoce. Nunca estuvo en sus planes y la preocupación inmediata fue cómo explicar a sus nuevos empleadores el embarazo, teniendo en cuenta que ella había llegado como reemplazo de otra trabajadora en la misma situación.

«Fui a hablar con Tomás (Mosciatti, director de la radio) con susto. Pero él me dijo que no me preocupara, porque ahora quedaría contratada como cualquier trabajadora y que yo y mi guagua quedábamos protegidas», asegura.

La demanda presentada por Rayén Araya habla de la situación de Paulina Pino en Bío Bío. El texto dice que el embarazo de la recién llegada productora «fue considerado como un gran problema al interior del equipo, declarado verbalmente tanto por el señor Tomás Mosciatti como el señor Navarrete».

/ Tomás Mosciatti, director de Bío Bío

Juan Navarrete es el principal protagonista de las denuncias de acoso laboral contra mujeres embarazadas en Bío Bío. Dentro de la radio, según se consultó a ex y actuales empleados, nadie sabe muy bien cuál es su trabajo. No tiene oficina y «simplemente está ahí». Se le ve en reuniones de pauta, como el punto medio entre trabajadores y trabajadoras y el empleador y hasta como conductor del auto de la radio para transportar gente.

“En la práctica hacía las veces de encargado de recursos humanos de los periodistas y rostros de la radio, y en tal condición asume la tarea de intermediario entre la dirección del medio a cargo de Tomás Mosciatti”, dice Araya, ex conductora de Radiograma y el Expreso, en su demanda.

Paulina Pino se enteró, más de seis meses después de dejar Bío Bío, que su evaluación como productora del Expreso Bío Bío dejó de ser positiva «al momento en que avisé de mi embarazo». Ella, en ese entonces, no lo sabía, y recién se vino a enterar cuando Rayen Araya la llamó para saber de ella. Ambas se dieron cuenta de que habían sufrido situaciones parecidas dentro de la estación. Rayen le pidió disculpas, por no haberla ayudado en ese momento.

Paulina recalca que nunca tuvo problemas con sus jefes directos: ni su editora, ni los conductores del programa ni con Tomás Mosciatti. Los problemas fueron siempre con Juan Navarrete y eran relativos a su embarazo y su rol de madre, como salir del trabajo para controles médicos o por una emergencia con su otro hijo. «‘Así cualquiera'», comentarios de ese tipo. «En ese momento no lo sentí como presión, le echaba más la culpa a que yo andaba revolucionada hormonalmente y siempre he sido buena para tratar de no culpar al resto», continúa.

La periodista adelantó su pre natal «porque no aguantaba más» dentro de Bío Bío. «Te miraban feo, no te pescaban, era insólito porque hasta ir al control de embarazo fue un problema», asegura.

Pero el episodio de hostigamiento, cuenta, vino un par de semanas antes de terminar el post natal. Juan Navarrete la llamó y fue la conversación más larga que tuvo con él. Como representante de la dirección, le recordó que la productora que ella había reemplazado ya estaba de vuelta en su trabajo y «que no tenía lugar» en la radio.

«Me dijo que tenía que acordarme que lo que se había hecho conmigo había sido un favor y que cuando se acabara el fuero yo me tenía que ir porque no tenían dónde ponerme», afirma.

Navarrete le ofreció un puesto en la producción del programa de Ángeles Araya, desde las 21 horas hasta la medianoche. Un cargo que, según le habría dejado en claro, hasta entonces no existía, pues la conductora levantaba el programa por su cuenta. Llegar a su casa pasadas las 1 de la mañana, para Paulina, con una hija recién nacida y otro hijo en el jardín, era imposible.

«Me querían dejar en ese cargo para que me quedara callada y no reclamara que me estuvieran echando con fuero maternal», dice Pino. Y sigue: «En el fondo fue una presión, él me recordó que mi tiempo en la radio era con los días contados, pero más que un ‘ándate luego’, fue un ‘acuérdate que te vamos a echar apenas se acabe esto'».

Entonces, sin ninguna otra conversación con Navarrete o con alguno de los hermanos Mosciatti, Paulina renuncia en junio de 2017. «Preferí cortarlo en ese momento y ahora veo que fui ignorante, que podría haber hecho algo más. Por eso mismo lo asumo, porque a esta altura poco y nada puedo reclamar, porque yo firmé, por voluntad propia, mi renuncia», dice.

En la ocasión, Paulina aprovechó de consultarle cómo era el beneficio de sala cuna en la radio, a lo que Navarrete le respondió que «se las arreglara con su marido». Esto contrasta con pruebas presentadas por Bío Bío en el juicio contra Rayen Araya, pues en la carpeta judicial hay una serie de documentos que acreditan que a varias mujeres embarazadas -incluida a la productora que reemplazó Paulina- se les otorga un bono de 200 mil pesos para la sala cuna.

«Un dolor de cabeza para Tomás»

Un mes después de conocerse la demanda civil de Rayen Araya contra Radio Bío Bío, otra trabajadora de la emisora presentó una denuncia bastante similar, pero ante la Dirección del Trabajo.

Consultada por este medio, prefirió mantener su nombre bajo reserva. El documento relata una serie de encontrones que tuvo con Juan Navarrete a propósito y después de su embarazo. «Me decía que no quería que me embarazara, me amenazaba diciendo que si eso ocurría sería un dolor de cabeza para Tomás», dice la denuncia.

Al regreso de su post natal, fue cambiada de horario y de funciones en «La Radio». «Nunca reclamé porque no sabía que podía hacerlo, además se me marginó de actividades laborales tales como trasmisiones especiales de las primarias, primera vuelta electoral y otras, así como extra laborales tales como celebraciones del aniversario de la radio, campañas de promoción, etc.», continúa.

Rayen Araya también acusó exclusión de actividades de la emisora posterior a su embarazo. Ambas acusan sentirse discriminadas por haberse embarazado.

La denuncia presentada ante la Dirección del Trabajo fue desestimada al poco tiempo, tal como la que realizó Rayen Araya en noviembre de 2017, un año antes de ser despedida.

Consultado por este medio, Juan Navarrete prefirió esperar al término del juicio de Rayen Araya, donde declarará como testigo, para comentar los hechos mencionados en esta nota. Aclaró también que su rol en la radio es de «asesor desde hace muchos años de la familia Mosciatti, con contrato a honorarios».

Tomás Mosciatti, director del Bío Bío, no respondió las preguntas de este medio.

¿La ley discrimina el embarazo?

Para María José Castillo, abogada de la Corporación Humanas, «la legislación chilena es insuficiente para la protección de las mujeres» y, específicamente, el ámbito laboral es reflejo «de que vivimos en un país extremadamente machista». La reforma de 2011 que extendió el post natal a seis meses, explica la abogada, genera «discriminación y acoso por la materindad», en tanto «las mujeres son las encargadas exclusivas de la educación de hijos e hijas».

«Si bien hay fuero maternal que te protege que no seas despedida o desvinculada, ese fuero no asegura que no haya discriminación o persecución por el hecho de estar embarazada», agrega.

La Inspección del Trabajo, según la jurista, no posee las herramientas necesarias para detectar este y otro problemas que afectan a las mujeres en las empresas. Un ejemplo es, dice, su incapacidad de detectar y prevenir casos de acoso sexual, pese a que está reconocido como dentro de las funciones de fiscalización del organismo.

Según Rocío Alorda, secretaria general del Colegio de Periodistas, las situaciones en Bío Bío no son una novedad y responde a las «condiciones precarizadas de muchos medios de comunicación» y que en muchos casos, «las profesionales prefieren no hacer una denuncia para mantener su puesto laboral».

Incipientemente, la comisión de Género del Colegio de Periodistas, a la que pertenece Alorda, está recibiendo testimonios de denuncia que poco a poco están saliendo a flote. Ya están acompañando un par de casos y llaman a instalar un debate al interior de los medios sobre las mujeres periodistas y las condiciones laborales en que están. «Esto va a seguir visibilizándose y esperamos que sea con denuncias formales», afirma la dirigenta.

Desde el sindicato de Trabajadores de Bío Bío repudian prácticas de acoso y hostigamientos y llaman a «denunciarla al sindicato, las jefaturas y, si es necesario, a instancias superiores como la Inspección del Trabajo. Todos y todas quienes vean o sepan de algo así lo tienen que denunciar».

Asimismo, aseguran estar recopilando la información de los casos conocidos para eventualmente tomar medidas y comparten la necesidad de un protocolo para tratar casos de acoso laboral o sexual.

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