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«No es ninguna tragedia»: Tres expertos calman a los espantados ante el debate por el lenguaje inclusivo

Por: Vanessa Vargas Rojas | Publicado: 29.06.2018
«No es ninguna tragedia»: Tres expertos calman a los espantados ante el debate por el lenguaje inclusivo foto_0000000220180616152214 | Foto: PlayFM.
Una poeta y dos especialistas en lingüística UC conversaron con El Desconcierto sobre sus perspectivas ante el debate que ha generado la demanda por el lenguaje inclusivo del movimiento feminista, aseguraron que la discusión sin duda enriquece nuestra forma de comunicarnos y reiteraron que el lenguaje no es estático y se va adaptando a las necesidades de los seres humanos.

El fuerte impulso que ha vivido en Chile el movimiento feminista ha llevado a la sociedad a replantearse diversos temas, entre los que se encuentra el uso del lenguaje y las dudas sobre cuán inclusivo es el español con los grupos más discriminados e invisibilizados de la sociedad, como las mujeres y la diversidad sexual.

Durante los últimos días, la ex presidenta Michelle Bachelet hizo aún más visible el debate al momento de sumarse a las felicitaciones Sujey Jara por su participación en el programa «Pasapalabra», a quien destacó como un ejemplo para los «chiquilles». Mientras algunos reaccionaron saludando el gesto de la ex Mandataria, otros cuestionaron su apoyo a los nuevos términos y la apuntaron como responsable de «destruir» la lengua.

A petición de sus detractores, la Real Academia de la Lengua (RAE) se pronunció, asegurando que, por ejemplo, el uso de la letra «e» en lugar de las variantes de género -que tiene el objetivo de incluir a la población trans y a aquellas personas que no se definen bajo una terminación binaria- es «innecesario».

Sin embargo, la discusión sigue abierta, y en conversación con El Desconcierto, la poeta y profesora de filosofía Daniela Catrileo y dos especialistas en la materia de la Universidad Católica entregaron sus perspectivas en torno al tema.

Tanto el Doctor en Lingüística Teórica y sus Aplicaciones de la Universidad Complutense, Carlos Vergara, como la Doctora en Lingüística de la Universidad de Sydney, Beatriz Quiroz, aseguraron que la discusión alimenta el debate en torno al lenguaje y le bajaron el perfil a la polémica.

«Esto de ninguna manera está destruyendo el lenguaje. Podría llegar a cambiar la lengua pero eso no sería necesariamente destrozarla. Yo no creo que llegue a pasar eso, pero incluso si llegara a pasar no es ninguna tragedia», sentenció el académico.

«Tras la demanda hay una petición política sobre derechos, que comprende el lenguaje de forma más compleja, asumiendo que es capaz de crear realidades y transformarse. Además reconoce que el lenguaje también es pensamiento», agregó Catrileo.

¿Es el español una lengua sexista?

Una de los argumentos de quienes defienden el lenguaje inclusivo es que el español no es neutro, considerando que el masculino en pronombres y adjetivos se ocupa como la regla y lo femenino es la excepción. «​Creo que la forma en que se utiliza el castellano no es inclusivo y claramente tiene rasgos sexistas. La mayoría de los roles se nombran en masculino, y en todos los ámbitos se ha universalizado ‘el hombre’ como sujeto de la historia. Cuestión que se repiten hasta en los lugares más ‘progres’ de la academia. Aún se sigue repitiendo categorías muy dominantes para jerarquizar la realidad», asegura Catrileo.

Desde la academia discrepan en este punto. «Mi visión es que las lenguas no son sexistas, no pueden serlo, son las personas. Lo que refleja eso es cierta visión androcéntrica del mundo, pero decir que la lengua española es sexista por una cuestión morfológica chica me parece que es excesivo», señaló Quiroz.

También a juicio de Vergara, hay numerosas manifestaciones cotidianas de machismo usando el lenguaje, pero eso no significa que la lengua española en sí misma sea sexista: «Las lenguas tienen, en general, formas genéricas para referirse no solo a los sexos, sino también a muchas otras categorías. No existe un masculino sino una forma que puede usarse para hablarse de entidades masculinas, como del género completo, que abarca tanto las identidades femeninas como masculinas».

Del ‘todos y todas’ al ‘compañeres’: Obstáculos y convenciones

Los especialistas están de acuerdo en que el lenguaje está en constante evolución, por lo que la demanda feminista tampoco parece antojadiza, ni la discusión implica un apronte a la decadencia del español. Más bien, significa que el lenguaje no es estático y se va adaptando a las necesidades de los seres humanos.

«El lenguaje es una relación con otrx, es pensamiento, transforma los espacios, crea realidades, es un encuentro con el universo, de ese modo nos comunicamos con la existencia de las cosas. Por tanto es urdimbre que está en constante movimiento, aún sigue siendo un lugar de trincheras y disrupción», explica Daniela Catrileo.

En la misma línea, Beatriz Quiroz asegura que, desde el punto de vista lingüístico no existe problema en que se comiencen a usar estas distinciones, pero que es un trabajo de largo plazo en que no se puede obligar a la gente a usarlas pero tampoco a dejar de dejarlo: «No es algo que los individuos decidan porque los recursos de la lengua, y sobre todo los recursos gramaticales, son convencionales». De este modo, si las personas comienzan a utilizar estos términos en las distintas esferas de la vida, puede que ser que en mucho tiempo sea parte de nuestro sistema convencional sin que «ni siquiera lo pensemos».

En tanto, el problema que Vergara expone con respecto al uso de expresiones como ‘todos y todas’ o ‘niñas y niños’, es que se produce un sobre abultamiento del discurso: «Al hacer esto, el discurso se vuelve pesado y si uno quiere hacerlo fuera de un discurso oficial o burocrático se vuelve imposible. Uno tiene que estar constantemente repensando cómo reformulo lo que voy a decir para que ‘no ofenda'».

Lo mismo ocurre con la palabra «compañeres», que surge de la necesidad de aludir a las personas que no se identifican con el género binario hombre/mujer. A juicio de Vergara, este caso obliga a estar constantemente vigilando la forma en que uno se expresa y dificulta su uso natural. «De hecho, recuerdo que hace un par de semanas, cuando fue la toma de la Universidad Católica, salió una vocera a hablar y empezó ‘Aquí estamos con nuestros compañeros’ y se corrigió: ‘compañeres’. Luego continuó: ‘Les queremos decir que estamos preocupados, preocupades…’, porque claramente lo que quería hacer era hablar en un lenguaje inclusivo, pero como no sale natural, se tenía que ir corrigiendo», argumentó el docente.

A su juicio, es ese el principal problema de poner en práctica este uso y pensar en su expansión: «Los únicos cambios que se producen en la lengua vienen del pueblo, son de usos masivos. Las lenguas cambian todo el tiempo, pero siempre llegan de la mayoría».

«Cuando la sociedad cambia, las lenguas van cambiando para graficar eso»

A juicio de Quiroz, el español tiene más recursos para hablar de lenguaje inclusivo, más allá de los cambios morfológicos: por ejemplo, el tipo de léxico que se usa para hablar sobre las mujeres, cuáles personajes aparecen mencionados a largo de la historia, y si son mencionados como sujeto activo o pasivo de las acciones.

La investigadora del Departamento de Ciencias del Lenguaje UC está de acuerdo con que el lenguaje construye realidades, pero especifica que la relación al respecto es más compleja: «Para empezar es una relación que es bidireccional, el lenguaje va conformando la cultura, y la cultura va influyendo en el lenguaje que estamos usando, entonces es una doble dirección, pero no es una dirección lineal, no es causa-consecuencia, no es que tú tomes un aspecto de la cultura y lo puedas emparejar con un elemento del lenguaje».

«Cuando la sociedad cambia, las lenguas van cambiando para graficar eso. Pero eso no implica que la realidad cambie en sí a través del lenguaje», complementa Vergara.

Por último, Beatriz Quiroz cuestionó que la última palabra del debate esté en manos de la Real Academia de la Lengua Española,  aludida con insistencia en este debate: «Lo que hace la RAE, entre otras instituciones, es crear y generar material de referencia, o sea, registra ciertos usos, tampoco los registra todos. Lo que aparezca o no en la RAE no es indicio de cómo hablamos ni cómo debemos hablar, la RAE no puede dictar reglas sobre cómo hablar, simplemente registra».

Foto: PlayFM.

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