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Opinión

Parra rato: el fax de Nicanor

Por: Jordi Lloret | Publicado: 23.01.2019
Parra rato: el fax de Nicanor nicanor |
Pensé que se pondrían mis ladrillos completos en las librerías para todos los colegios que quieran. Avaros los hueones. Esa cosa llamada educación.

El año 1972 creo que era la fecha que presentó sus Versos de salón.

Hasta el momento la poesía estaba lleno de tontos graves hasta que llegue yo con mi montaña rusa, se leía en uno de sus poemas. Hace unos años cuando andábamos filmando un documental sobre Bolaño y fuimos a verlo con la creadora Darinka Guevara no quería ni fotos ni filmaciones. Se interesó en conversar algo sobre Roberto Bolaño. Tomamos un té. Sobre que le habían puesto en la cabecera del pelotón y por eso mandó al Tololo, su nieto, a cantarle las cuarenta a los castellanos. A recibir el premio Cervantes.

Pero ese día no quiso autografiar los Versos de salón. Huevadas del ego. Ni las prédicas tampoco. No autografío reliquias. El presente era su ventana que parecía un cuadro de la bahía de Cartagena. Las tazas de té acompañaron el silencio de sus miradas. A ratos a mí y a ratos a Darinka. A ella le regaló un CD de Colombina bien bueno. Luego fuimos al restaurante que le gustaba ir al borde de la playa.

Tenemos Parra rato. Tenemos Parras otro siglo + queridos abstemios conocidos desde Chillán a Cartagena. Unidos los tres orilleros e inventores de otros mundos. Vicente. Pablo. Nicanor. Brillando al año del silencio. Tres tristres tigres conversando de parpadeos con Ruiz.

Otra vez acudió a una casa en el barrio de Ñuñoa con una maleta. Un homenaje que le habíamos decidido hacer a los vendedores ambulantes con Enrique Lihn.

Bueno, pero al Pablo, también Larreinino, hay que reconocerle el apetito. Una vez preparamos con mi familia parriana unos tutitos de avestruz. Conoces el cuento de Juan Emar donde al parecer una avestruz se come a un puma en el naciente zoológico de principios de otro siglo. Y qué le voy a decir de los cantos que recolectaba mi hermana. O los cardos que una vez le regalé a la tremenda Mistral de los pagos de México y el pago de Chilelqui.

Ambos llevaron unas bellas maletas de mediados del siglo pasado. Su contenido los lectores se servirán el remover la medallita, tres fotos en blanco y negro, unas notas tomadas con libreta y un bic punta fina para llevarlo en el paltó. Los buenos muchachos chilenos y puntudos en sus casas tumbas. Tres poetas brillando en la noche sur. Tres talentos que nos ayudaron a creernos la montaña rusa de los interiores y el murmullo del tecito en el salón oval. Ahora los tres buenos para batir lengua a veces aparecen por las noches.

El temblor volvió a cortar la luz. A vela, habla y fuego, se fue paladeando la cosa. Brindemos pues por este nuevo segundo. Parra rato teníamos el humor de la familia en la mesa larga. Y mi hermana Violeta Parra decía había inventado un tono antigavilanes. Un modo de pararse en el pasillo lleno de polvo. Los enamoramientos brincando entre corazones rotos y las hilachas inciertas dentro del gremio. El murmullo del Pacífico en los ventanales de los tres o cuatro seres que ahora guardan silencio.

Anoto lo que me van diciendo mis nietos. Bolaño me volvió a poner en la cabecera de la mesa. Y el Tololo se paleteó para ir a dejarles los botones de Jimi Baton. Las maletas de los exiliados y los relegados. Una vieja Remington, a ver si tienen repuestos. Los estornudos y las carcajadas. Los llegados a la ciudad de las ilusiones. Se robaron mi poema del tipo que se sube al tren en la gloriosa estación central y se baja en Puerto Montt. Los mapochinos culiaos. Se robaron el tren, lo doblaron en espiral y le nombraron «Metro». Doble carretera a Puerto Montt se llamará mi penúltimo poema.

Otra vez fui con mis hijos a una exposición en el espacio del centro cultural de La Moneda. La risa de los jóvenes. Lanzas de área chica los chilenos todos. Voy y Vuelvo. Los presidentes correctamente ahorcados. La talla del relámpago del de Chillán de Chile. Otro de los que inventaron el tuitear antes que cantaran los pajaritos un par de veces al día.

Pensé que se pondrían mis ladrillos completos en las librerías para todos los colegios que quieran. Avaros los hueones. Esa cosa llamada educación. Bueno, y pasando a otro tema qué me dices de los Artefactos. Del escupo preciso que lanzan algunos jugadores. Del hipo que estremeció París. Ya se sabe que se allí vienen cada vez menos guaguas, porque están desapareciendo las cigüeñas y lo que es + penoso: los gorriones y los pulentos.

Bueno han pasado seguramente + de 3 días. Espero que mi compadre Lázaro entregara a tiempo este fax, a mis numerosos seguidores Cruzianos.

Jordi Lloret