Daniel Jadue versus Cathy Barriga: no da lo mismo por quién votar

No, no da lo mismo por quién votar, y el día de hoy es una posibilidad magnífica para explicar por qué: porque el mismo día en que el alcalde de Recoleta Daniel Jadue hace noticia por inaugurar una nueva iniciativa comunal para beneficiar a sus vecinos -la librería popular, que permite comprar los libros más leídos de la temporada con hasta un setenta por ciento de descuento-, al frente, a una decena de estaciones de Metro, en la comuna de Maipú, la alcaldesa Cathy Barriga hace noticia, una vez más, por la vergüenza, por la ridiculez, por el abuso: el abuso de hacerse publicidad, de promocionarse con los fondos de todos los vecinos y vecinas en la veterinaria popular con unas gigantografías que ya se vuelven increíbles.

¿Qué es lo que tenemos? por un lado, un alcalde que se ha vuelto famoso y que ha comenzado a aparecer en las encuestas presidenciables por innovar para el beneficio de su pueblo con farmacias, ópticas, universidad y ahora una librería al acceso de las personas con menos recursos, esas que con el sueldo mínimo sufren con un aumento del pasaje de la micro que les comerá el 11% de su sueldo; y por el otro, a una autoridad que comenzó a salir todas las semanas en las noticias por ser reprendida y multada por Contraloría al detectar que más de la mitad de las páginas de la revista de cuenta pública son fotos de su cara sonriendo sin información, al constatar que usó una camioneta municipal para bailar y así capturar simpatías en redes sociales. Por un lado, un alcalde que ha viajado a Cuba para firmar convenios con laboratorios que alivien el drama de familias que no pueden pagar medicamentos de abuelos y madres que se mueren víctimas de la salud de mercado: por otro, una alcaldesa que se alza como presidenciable tras hacer noticia por poner su nombre a una beca que beneficiará a alumnos de la zona que han alcanzado puntajes nacionales. ¿Le va a ir mejor en la universidad a ese chiquillo por el hecho de llevar la beca su nombre? ¿Se va a sanar de manera más rápida el cachorro que ha llegado al veterinario por el hecho de observar las gigantografías de la alcaldesa besando animales en una sala de espera? no ¿Y qué es lo peor? que esas fotos son plata, que esas páginas impresas en el diario son plata, que el ensalzamiento divino de su imagen a un nivel propio de propaganda totalitaria se hace con dineros y tiempos que podrían ocuparse en el pago de una nueva hora de un médico, en una asesoría a un profesional que ayude a implementar nuevos servicios municipales, como una librería popular, por ejemplo, como están celebrando en la comuna del frente. No, no daba lo mismo por quien votar.

Esto hay que responder a quien te insista en que para las próximas elecciones municipales y presidenciales no va a ir a votar, porque en realidad da lo mismo, porque todos son iguales: ¿Cómo va a ser igual que hoy en la cena una familia de Recoleta discuta qué libro comprará en la librería popular, y otra familia de Maipú se muestre los memes de Cathy Barriga en que todo el país se burla de cómo una autoridad comunal pasa todos los límites, ahora convirtiéndose en rostro de la veterinaria pública? Es que el abuso es impresionante, y la diferencia es drástica, por favor vean las fotos de Barriga, aparece con todas las razas de perro posibles, desde todos los ángulos. Y vean a la vez el cuadro comparativo de precios de la librería popular, en que encontramos «La historia secreta de Chile» rebajada de 13 mil a 7 mil pesos, y «Un veterano de tres guerras» de 18 mil a 10 mil.

Con una foto sentimos risa, descrédito, rabia, indignación. Con la otra, esperanza, gusto, admiración, alegría. Cultura versus superficialidad. Materia versus plástico. Progreso versus espectáculo. ¿Cómo va a dar lo mismo por quién votar? Los vecinos de Recoleta se inscriben gratis a tener clases con premios nacionales en su barrio y a aprender teatro con profesionales, y por eso se admira al alcalde. En Maipú, en tanto, a juzgar por lo que indican las imágenes, hay que admirar por admirar: por una buena sonrisa, por un abrazo bien dado, por belleza, por haber recibido el regalo de un peluche. No da lo mismo votar o no votar, ni por quién votar, porque  ¿A cuántas personas ha sanado un peluche con los ojitos bien cosidos? de seguro a menos que a los que han acudido durante los últimos años a una farmacia comunal a comprar un Ipran de 20 en caja de 30 comprimidos a $2.280 pesos, tanto más barato que los más de 40 mil que cuesta en farmacias Ahumada y Cruz Verde.

No, no da lo mismo. No puede dar lo mismo que por un lado se refuerce el poder local con gestión e innovación propia, en beneficio sin distinción de los vecinos de la comuna y de los que no viven en Recoleta; y por el otro, haya que aplaudir el lucimiento personal como política permanente con los dineros de todos los contribuyentes, mientras las soluciones a la ciudadanía se busquen dar en alianza permanente con grandes marcas que han atacado al corazón de los bolsillos de los chilenos, coludiéndose en impunidad, como es el caso del polémico acuerdo de Maipú con Salcobrand, que según Hernán Calderón, presidente de Conadecus, «es un mecanismo que se está implementando para hacer desaparecer este nuevo modelo que había, que era la farmacia popular, donde las municipalidades asumían una responsabilidad con sus vecinos, con las personas que tenían difícil acceso a los medicamentos (…) tengo graves problemas con que se tomen acuerdos con farmacias que han tenido una mala práctica histórica en cuanto a tener los medicamentos, incluso, hasta un 2000 por ciento más caro. Por lo tanto, cualquier rebaja que haga esa farmacia es insignificante con relación a las utilidades que están obteniendo»