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Víctor Chanfreau, vocero de la Aces: “Se van a tener que querellar contra todo el pueblo si ese es el camino para bajar las movilizaciones»

Por: Natalia Figueroa | Publicado: 09.01.2020
Víctor Chanfreau, vocero de la Aces: “Se van a tener que querellar contra todo el pueblo si ese es el camino para bajar las movilizaciones» Víctor Chanfreau, vocero de la Aces | @NICOLASROMEROMORENO
El dirigente acusa que el ministerio de Educación no se ha enfocado en dar el debate de fondo en materias educacionales, sino que en medidas de orden y seguridad, que termina por evidenciarse con la querella bajo la Ley de Seguridad de Interior del Estado contra los que hicieron el llamado a boicotear la PSU.

El vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), Víctor Chanfreau (18), hoy vive la realidad más patente que lo vincula con la historia de Chile y de su abuelo, Alfonso Chanfreau, detenido desaparecido bajo el régimen dictatorial de Pinochet, en 1974. Cree que ante las protestas que se vienen dando en el país desde el estallido del 18 de octubre, el gobierno de Sebastián Piñera ha operado con algunas lógicas similares, pero que no han podido evitar las muestras del descontento ante el modelo económico y social que se busca cambiar.

Desde la trinchera educacional, esta última semana ha sido clave. Nunca antes se ha habían visto con tanta fuerza las protestas contra la herramienta de selección para el ingreso a las universidades, la Prueba de Selección Universitaria (PSU).

Por el llamado a boicot que hicieron varias coordinadoras de estudiantes secundarios, entre ellas la misma ACES, el Mineduc anunció querellas bajo la Ley de Seguridad Interior del Estado contra los convocantes que lograron frustrar la rendición del exámen. En medio de esto, Chanfreau conversó con El Desconcierto para evaluar el rol del gobierno, el del Mineduc y el de los estudiantes. 

-¿Qué crees que hay detrás de la querella que presentó el gobierno en contra de ustedes?

«Aquí hay un nuevo intento por criminalizar la lucha de les estudiantes secundaries porque vieron de lo que somos capaces nuevamente con las movilizaciones contra la PSU. Es una medida extrema de un gobierno violento que está intentando perseguir con todo. No están entendiendo la lógica de la movilización porque existían cientos de asambleas autoconvocadas a lo largo del país que fueron organizando estos boicots a las distintas sedes donde se rendía la prueba. La ACES es parte de las coordinadoras que convocó a las jornadas, nos estábamos organizando tanto ahí como en nuestra sede. Entonces, se van a tener que querellar contra todo el pueblo si ese es el camino para bajar las movilizaciones».

-En términos judiciales, ¿cómo van a enfrentar la querella?

«Han surgido muchas redes de apoyo de abogados y abogadas que se han puesto a disposición de la defensa. Todavía no nos ha llegado ninguna notificación formal; ha sido más que nada el show mediático. Ante eso, tenemos claro que hay que salir respondiendo con todo porque no van a lograr, ni en términos judiciales ni políticos, que nos entremos a las casas. Los equipos en pos de la defensa no solo serán para la dirigencia, sino que también para 34 personas más. [El gobierno] ha apuntado a los voceros de la ACES, pero hay más compañeras y compañeros. La querella es injustificada porque nos acusan bajo la Ley de Seguridad Interior del Estado, pero es absurda y desproporcionada. Estamos preparando esto, todavía no me manejo en la especificidad».

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-El Demre no ha descartado realizar la PSU en recintos militares, ¿cómo ves esto?

«Es no entender lo que significan los militares para la historia de este país, como los miles que asesinaron y torturaron en la dictadura cívico-militar. Ahora, salieron hace dos meses, y fueron parte de la campaña de violación sistemática a los derechos humanos y aún no hay respuesta ni tampoco juicio y castigo de los responsables. Es también seguir dándonos motivos para manifestarnos. Lo analizamos ayer y creemos que casi su objetivo es que nos sigamos movilizando ante propuestas tan absurdas como estas».

-Parece relevante hacer un vínculo entre el estallido del 18 de octubre pasado con las movilizaciones estudiantiles de ahora. ¿Qué relación hacen?

«Sí, nosotros reconocemos estas dos jornadas de protestas también como parte de la revuelta popular que empieza el 18 de octubre. No lo entendemos como luchas distintas sino que también está dentro de las demandas que se posicionan contra el modelo educativo en general, y contra las pruebas estandarizadas. Entendemos también que un poco se nos ha devuelto la mano, ese era el llamado el domingo 5, a devolverle la mano a los secundarios por iniciar las movilizaciones. Ha sido bonito eso porque ya no solo es el movimiento estudiantil por sus demandas, sino que es todo el movimiento social».

-Ustedes han dicho que el Mineduc no ha tenido voluntad para avanzar en sus demandas. ¿Ven similitudes o actitudes opuestas desde el Congreso?

«No, tampoco. Ahí más que nada el apoyo ha sido vía redes sociales ante el proceso de la querella. Pero tampoco creemos que existieran iniciativas para legislar en términos educativos lo que estaba exigiendo el movimiento estudiantil hace ya muchos años. La crítica histórica de la ACES contra esta camada de las dirigencias que se instalan en el Congreso es que no ha podido ser la vía de solución. Y los años nos han terminado dando la razón. Más que instalar muchas vocerías, que se puede hacer desde el movimiento social, en el esfuerzo concreto y la ayuda que se da al movimiento no ha sido de mayor cobertura. Entonces, les seguimos exigiendo respuestas tanto al Consejo de Rectores (CRUCh) como al Demre, porque no ha existido tal apañe en términos directos. De todas maneras, agradecemos las muestras de apoyo de los sectores cercanos respecto al proceso de la querella.

«Creemos que la táctica de un pie en la calle y otra en el Congreso fracasó hace ya muchos años. No creemos que esa pueda ser la vía. Desde ahí no se van a construir los cambios, sino que es el pueblo organizado desde las calles y el territorio. También construyendo una especie de institucionalidad paralela desde los territorios y ahí radica la clave de lo que estamos construyendo y dónde tienen que estar los esfuerzos».

-Ante movilizaciones que observamos el año pasado, como las de los estudiantes del Instituto Nacional, vimos cómo el Mineduc reforzaba la presencia de Carabineros, además de llevar adelante proyectos como Aula Segura o el control preventivo de identidad. ¿En qué posición quedan los secundarios?

«El Ministerio de Educación no ha sido realmente de Educación. Casi que ha hecho la pega conjunta del Ministerio del Interior, de asegurar el orden público y porque también temen de la capacidad de los estudiantes secundarios de movilizarnos por demandas que no son sólo estudiantiles. Por ejemplo, por lo del Metro, donde la TNE subía en $30 no solo era para nosotros, sino que era al vecino, a la vecina, a las familias. Ya vemos el resultado de aquella movilización. Su única respuesta ha sido disponer de Fuerzas Especiales en torno al Instituto Nacional, la represión que sufrimos en la jornada de estudiantes secundarios que fue brutal y que no se veía contra otros sectores del mundo de la educación». 

-¿Por qué crees que hay tanta resistencia al cambio del modelo educativo que hoy se grafica con el llamado a terminar con la PSU?

«Primero, están los intereses empresariales como el negocio que significan las universidades privadas, los pre universitarios, los colegios privados. Por otra parte, están los términos valóricos de por qué no quieren cambiar el modelo. ¿A qué estudiantes están formando o están intentando formar hoy en día? Son con los valores de la competencia, el individualismo, que salen a la PSU a intentar ser el mejor puntaje de todos, no creyendo en el compañerismo. Es una lógica que hemos contrarrestado después del 18 de octubre con las asambleas territoriales principalmente, donde ya nos reconocemos con vecinos y vecinas. Ya la competencia no es el que tiene el mejor auto o el que tiene la mejor tele. Ahora el enemigo está situado al otro lado de la vereda y son los poderosos y sus representantes, que en este caso sería la casta política». 

-¿Qué pasa con la CONFECH que no ha tenido mucha presencia en las manifestaciones en contra de la PSU?

«Nosotros el llamado que le hemos hecho, más que a la CONFECH, es al conjunto de los estudiantes universitarios, a movilizarse teniendo los rectores ahí. Como hoy día las universidades están pasando por procesos administrativos, donde sí se pueden generar movilizaciones y también poner en jaque eso. Porque el CRUCH también ha sido cómplice de toda la oleada represiva que estamos viviendo. Para qué hablar del rector de la Universidad del Desarrollo (Federico Valdés), pidiendo que la PSU se haga en recintos militares o con resguardo de los militares en los recintos donde se tenga que rendir». 

-¿Qué tan distinto es el escenario actual al que se vivió en dictadura considerando el caso de tu abuelo, Alfonso Chanfreau, detenido desaparecido?

«Se han aumentado las amenazas de muerte, ‘te va a pasar lo mismo que a tú abuelo’ y también amenazas a mi familia y al conjunto de mis compañeros. Ahí nos hemos estado blindando en términos de cómo vamos a salir respondiendo, a la ofensiva, porque no planeamos guardarnos ante estas amenazas. El proceso ha sido siempre tener en cuenta la figura de mi abuelo pero no como una carga. Es un empuje para seguir dándole al doscientos por ciento. Nunca ha sido una ‘piedra en la mochila’ que me pesa. Ha sido más bien que es el momento para las nuevas generaciones y siempre recordando la historia. Salir con más rabia cuando salieron los militares a la calle porque es tener a los mismos que aún no pagan, con justicia real, por las miles de violaciones a los derechos humanos. También enfrentar el temor de la familia. Cómo va a estar mi mamá dándome permiso a tontas y a locas si tienes en la calle a los mismos que hace más de cuarenta años se llevaron a su papá de la casa.

«Ese proceso fue complejo, lo superamos a base de conversación y demostrándole que también nos estamos cuidando, incluso ante la pega de inteligencia y seguridad. Esa es la represión que no es tan fácil de visibilizar: Es el auto que cuando vas a sacar el celular para la foto acelera o frena y pierdes la oportunidad. Es el loco que está siguiendo en la calle pero que no le puedes sacar la foto porque o estás solo o le saca cuerpo a los tres estudiantes secundarios que están por ahí caminando. Ha sido tener conciencia y la idea de qué son capaces cuando el pueblo se organiza, pero también de qué es capaz el pueblo en pos de la autodefensa, organización y construcción de redes como ahora han surgido en el contexto de la querella». 

-¿Cómo calificas al gobierno actual comparado con la dictadura militar de Pinochet?       

«Ha tenido lógicas parecidas en términos de cómo tratar a los movimientos sociales, al pueblo organizado. El gobierno de Piñera ha tenido el impedimento de que supuestamente estamos en democracia. Entonces, hay algunos procesos que supuestamente ha tenido que respetar y por lo menos los organismos internacionales se han podido desatar en contra del gobierno con declaraciones que igual algunas han sido tibias. Pero otras sí han estado a la altura de lo que está pasando en Chile. A veces tienen como este impedimento que nos ha permitido posicionarnos más, pero que también existe complicidad de los medios oficiales como existía en la dictadura. Como también esa semana que le dieron con todo a los saqueos era para bajar las movilizaciones. 

«También se han tenido que picar a democráticos cuando la marcha más grande que fue en la Plaza de la Dignidad pero que llegaba hasta al GAM y por Vicuña Mackenna llegaba hasta Irarrázaval. Ante esa movilización tuvieron que salir a respaldarla, porque ¿qué más iban a hacer ante ese nivel de apoyo popular? De todas maneras, en términos represivos y de seguridad, sí han actuado muchas veces de la misma manera y las redes de apoyo del pueblo han ido aumentando. Porque también hay otra generación que aporta con todos sus conocimientos, diciéndonos ‘en esto fallamos en algún momento’. Ahora, también está la tecnología, los seguimientos de los celulares, eso ha sido un pro y un contra, pero también al gobierno le ha resultado muchas veces una contra por la cantidad de difusión que genera la tecnología ya que los medios oficiales no están diciendo lo que realmente está ocurriendo en las calles». 

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