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Chileno condenado en Malasia: «Es común que las personas del comercio sexual intimiden a los extranjeros»

Publicado: 14.10.2019

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Felipe Osiadacz, quien en abril de este año se fugó de Malasia luego de ser condenado por el asesinato de una mujer trans, concedió una entrevista a Tele 13, en la que se refirió a lo que él y el medio denominaron como la «pesadilla» de Osiadacz en Malasia.

El condenado a dos años de cárcel por el crimen, comenzó su relato afirmando que «es común que las personas del comercio sexual intimiden a los extranjeros» en Malasia y que «ante la insistencia» de su víctima, la mujer trans Yusaini Bin Ishak, de seguirlos, decidieron subir en ascensor a su pieza del hotel, para así evitar a la mujer.

«Cuando las puertas se estaban cerrando, viene esta persona y bloquea las puertas para que no podamos subir; ahí se pone más agresiva, nos tira un objeto contundente, trata de tirarnos un florero, lo paramos y lo trato de sostener en el piso, y me acuerdo que se movía y se movía; le pido a mi amigo que me ayude a sostenerlo, estamos unos minutos sosteniéndolo hasta que llega la policía», dice el relato de Osiadacz.

Luego, Osiadacz afirmó que nunca se le pasó por la mente que la persona podría llegar a estar muerta, «si nunca quisiste hacer nada malo, y al final se terminó transformando en una tremenda pesadilla. Nunca obré pensando hacerle daño a alguien. Voy a tener que vivir con eso el resto de mi vida«, señaló.

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Luego de su detención, el chileno que tras su fuga del país asiático fue recibido con brazos abiertos por la Cancillería chilena, afirmó que «la policía nos dijo que no nos preocupáramos, que a lo más íbamos a estar cuatro días bajo investigación y que después nos iban a dejar libres, que todo había sido un accidente», pero que ya en la cárcel, «los gendarmes en los calabozos nos decían ‘ustedes vienen a mi país a matar gente, se van a ir a la horca‘, y nos hacían gestos de la horca».

En ese contexto, Osiadacz afirmó que «los primeros seis meses fueron aterradores, una experiencia que no se la doy a nadie». «No sé cómo no me volví loco», agregó.

También afirmó que «le rogaba al universo que me llevara durante el sueño, quería dejar de vivir ese sufrimiento que estaba viviendo, tan intenso, tan fuerte, tan terrorífico, tan lamentable».

Al ser consultado por su regreso a Chile, una de las incógnitas más importantes de su caso, el condenado por asesinato evitó ahondar en cómo lo logró, y afirmó que «no creo que sea correcto explicarlo«.

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