El presidente de Argentina, Alberto Fernández, preveía hacer la próxima semana un viaje de Estado a Chile en el que sería su primera visita de Estado en su mandato, pero se postergó hasta que el Presidente Sebastián Piñera termine su cuarentena preventiva por haber tenido un contacto estrecho positivo de COVID-19.
Fuentes oficiales argentinas confirmaron que el viaje del político peronista se iba a realizar entre lunes y martes próximos, e incluiría una reunión con Piñera y visitas a los poderes Legislativo y Judicial.
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Pero los planes cambiaron después de que en la mañana de este martes se supiera que el mandatario de 71 años y su esposa, Cecilia Morel, de 66, iniciaron una cuarentena preventiva tras confirmarse que un trabajador de su domicilio fue diagnosticado con coronavirus.
Todo a pesar de que ambos están sin síntomas y dieron negativo en el test de PCR rutinario realizado este lunes.
Las fuentes aclararon que hasta que Piñera no culmine el protocolo preventivo, no se puede establecer una nueva fecha para el viaje del jefe de Estado argentino.
Polémica ideológica
Desde que asumió en diciembre de 2019, tras vencer en las urnas al anterior presidente, el conservador Mauricio Macri (2015-2019), Fernández no ha mantenido hasta el momento ningún encuentro presencial con su par del país vecino, con quien sí ha conversado en diversas ocasiones por teléfono.
En una de ellas, en abril del año pasado, coincidieron en avanzar en una agenda de trabajo conjunta, más allá de «cualquier diferencia», después de la polémica que se generó cuando días antes, en una videoconferencia con el Grupo de Puebla, asociación que reúne a políticos latinoamericanos progresistas, Fernández llamara a la unidad a la oposición chilena para «recuperar el poder».
Esto llegó a ser calificado por la cancillería chilena como una «injerencia en los asuntos internos» del país.
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«Más allá de cualquier diferencia, tenemos que unirnos en estos difíciles momentos que atravesamos por la pandemia», aseveraron los presidentes al limar diferencias días después, según fuentes de la Presidencia argentina, y recalcaron su «vínculo personal» y que ambos países debían unirse para enfrentar el COVID-19.
Pero la controversia volvió a generarse cuando en mayo Fernández, para ilustrar el supuesto éxito de la política argentina en torno a la pandemia, mostró unas diapositivas de estadísticas de otros países en las que se atribuía a Chile 98,4 muertes por cada 100.000 habitantes, dato erróneo que generó el malestar en el país vecino.
El embajador chileno en Argentina, Nicolás Monckeberg, salió a corregir a través de Twitter a Fernández y a aclarar que se trataba de 3,5 muertes por cada 100.000.
El Ministerio de Salud argentino reconoció posteriormente el error en las redes sociales, pidió disculpas y subrayó que para el gobierno «la transparencia es una prioridad».