Gobierno busca evitar que Alberto Fernández tribute a Salvador Allende en su tumba durante su visita a Chile

Este martes trascendieron detalles sobre la llegada del Presidente de la República Argentina, Alberto Fernández, a nuestro país la próxima semana. El itinerario contemplaba una visita a la tumba del ex presidente Salvador Allende, pero desde el gobierno no habrían permitido realizar dicha actividad.

El presidente trasandino tenía programada una visita para este lunes o martes, sin embargo, el 12 de enero el presidente Sebastián Piñera y la primera dama Cecilia Morel, fueron notificados como contactos estrechos de una persona COVID-19 positivo, por lo que tuvieron que iniciar una cuarentena obligatoria.

Debido a lo anterior, el gobierno argentino reprogramó el viaje que se materializará el próximo martes 26 de enero. Ese mismo día, ambos mandatarios sostendrán una reunión que marcará su primer encuentro desde que Fernández asumió el mando, a fines de 2019.

[Te puede interesar]: Alberto Fernández cancela visita a Chile luego de que Piñera entrara en cuarentena 

Fue durante los preparativos de esta visita que, según informa La Tercera, el presidente del país vecino solicitó realizar un homenaje en la tumba del ex presidente Salvador Allende, o en la estatua ubicada en la Plaza de la Constitución.

Lamentablemente sus intenciones habría encontrado la negativa del gobierno de Piñera, ya que existe una preocupación respecto de la señal política que el tributo podría entregar. Nunca un jefe de Estado extranjero ha realizado una actividad de este tipo, por lo que se estaría evitando generar cualquier precedente en esta línea. Sin embargo, también aludieron a razones sanitarias para negar la visita a la tumba.

Como se trata de una visita significativa, fue necesario iniciar una negociación con el gobierno argentino para que desde nuestro país no se diera una señal de intransigencia. De esta forma, ofrecieron un recorrido por el ala de la Moneda donde está el Salón Blanco, ya que en dicho lugar se recrea la oficina donde falleció Allende. La propuesta, de hecho, ya se ha traducido en una actividad más durante otras visitas de Estado, como las de Iván Duque y Pedro Sánchez.

Paralelamente, se planificó la visita de la senadora del Partido Socialista Isabel Allende, nieta del ex mandatario derrocado en 1973, lo que se aseguró mientras las negociaciones sobre el itinerario de Fernández continúan entre los embajadores Nicolás Monckeberg y Rafael Bielsa.

El mismo medio asegura que el presidente trasandino insistirá en la realización de la visita al sepulcro de Allende, además de las reuniones protocolares con el Poder Legislativo y Judicial, pero también con empresarios del país.

[Te puede interesar] Las imágenes que dejó el fuerte sismo de 6,5 Richter en Argentina: Carreteras con daños y tres heridos

Cabe destacar que la visita del mandatario se genera tras el fuerte sismo 6.5 grados Richter que azotó a la provincia de San Juan, en Argentina, y que lo obligó a modificar una vez más su agenda. El movimiento sísmico causó daños en la infraestructura vial, aunque las autoridades reportaron víctimas fatales.

Polémicas recientes

Esta será la primera reunión frente a frente entre ambos mandatarios en medio de un vínculo no exento de roces. Sobre todo como consecuencia de la videollamada de Fernández, en abril del año pasado, con la oposición a la administración de Piñera donde la autoridad del país vecino la convocó a «recuperar el poder».

En ese contexto fue que la Cancillería chilena se refirió a la interacción catalogándola como una «injerencia en los asuntos internos» del país. De igual manera, las comparaciones que el presidente argentino realizó en mayo último sobre el manejo de la pandemia entre ambos países, también causaron incomodidad en La Moneda.

Específicamente, las declaraciones de Fernández que molestaron en Chile, apuntaron a que nuestro país tenía una tasa de fallecidos a causa del COVID-19 de 98,4 por cada 100 mil habitantes, lo que motivó una rectificación de parte del embajador Monckeberg, quien aseguró en ese entonces que la cifra real era de 3,5 muertes por cada 100 mil habitantes.