José Antonio Neme y su crudo análisis por lo sucedido en Panguipulli: “Carabineros ya no da para más”

Nadie quedó indiferente luego de la muerte de Francisco Martínez en manos de Carabineros, quienes en medio de un aparentemente rutinario control de identidad, le dispararon en reiteradas oportunidades, una de estas acciones directo al pecho, quitándole la vida de forma casi instantánea en las calles de Panguipulli.

Desde diferentes sectores se repudió el hecho que dejó a un funcionario detenido, siendo una de las críticas más ácidas, las del periodista José Antonio Neme en el programa «Pauta Libre», de La Red.

“Voy a hablar de lo que está políticamente incrustado tras el homicidio de este artista callejero de Panguipulli”, comenzó diciendo para añadir que “un cuerpo de Carabineros que, desde una óptica institucional, ya no da para más. Esa imagen representa una descomposición moral absoluta”.

“Esto va más allá de la torpeza, falta de preparación o descontrol, toca el núcleo mismo de la misión policial y nos hace creer que el monopolio de la defensa (…) justicia de Carabineros es un sinsentido, o lo peor, un peligro”, agregó.

Adicionalmente, cuestionó al “mundo político, que aparece siempre simplón o superficial. Aparecen los odios viscerales de la ultra izquierda y las felicitaciones por la legitima defensa desde la ultra derecha. Ninguno de ellos se detiene en pensar que esta dicotomía es lo escandaloso, cuando las fuerzas policiales son demonios y héroes en el mismo país, este es un problema mayúsculo”.

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“Francisco fue asesinado por un funcionario de la policía que le disparó al menos cinco tiros. Esto pasa en un país cuando un sable de arte es considerado un arma y el arma del terrorismo, utensilio. Aquí donde 800 PDI buscan marihuana en una comunidad indígena y salen con un compañero muerto y un simple control de identidad tiene como castigo un disparo con salida de proyectil por la espalda para un malabarista que desde hace años ofrecía su oficio en la esquina de siempre”, sostuvo luego.

Finalmente, Neme planteó que nuestro país “es el Chile donde chilenos matan chilenos, donde malabaristas son considerados criminales y los criminales tienen poder para alterar nuestro orden e impedir los cambios que tanto queremos, en virtud de la justicia y la decencia, dos conceptos que para mí jamás debiesen ser juegos de malabar”.