Gabriel Boric | Foto: Agencia Uno
El candidato de Convergencia Social, Gabriel Boric, explicó que este sistema tiene precedentes positivos, aplicados en experiencias europeas de posguerra.
«¿Es suficiente redactar democráticamente nuestra Constitución para proclamar la igualdad política? Creo que no«, dijo el candidato presidencial por Convergencia Social, Gabriel Boric.
En una declaración, el ahora postulante a La Moneda propuso un sistema en que los directorios de grandes empresas tengan una participación de las y los trabajadores «equivalente a la representación que tienen las y los accionistas, y que exista paridad de género en su composición».
«Como lentamente hemos aprendido de las feministas, no hay igualdad política si los hombres tienen ventajas estructurales que permiten que su opinión prime en las decisiones en el hogar y en la sociedad», detalló el parlamentario frenteamplista a El Mercurio.
Allí, agregó que el impulso democratizador del nuevo contrato social «quedará trunco si no altera realmente la forma en que nos relacionamos en el lugar donde pasamos gran parte de nuestro tiempo: el trabajo«.
En la misma declaración, el diputado por Magallanes planteó la idea de equilibrar la necesidad de desarrollo e innovación productiva con el anhelo por mayor democracia e igualdad política.
Ante eso, Boric comentó que «creemos que el camino más razonable es comenzar un proceso de transformación y democratización de los espacios de decisión estratégica de las grandes empresas».
Dentro su programa presidencial, el candidato de Convergencia Social propuso que, «en un plazo razonable para un cambio legal de esta envergadura- los directorios de las grandes empresas tengan una participación de las y los trabajadores equivalente a la representación que tienen las y los accionistas, y que exista esa paridad de género en su composición».
No es una propuesta sin precedentes, explicó Boric en su declaración. Según él, este modelo se ha implementado en sistemas políticos de Europa, posterior a la Segunda Guerra Mundial. «Sociedades que entendieron que un desarrollo inclusivo y lleno de grandes desafíos productivos requería de diálogo en igualdad en condiciones en todos los niveles», aseveró.
Más detalladamente, Boric argumentó que tanto en Alemania como en Finlandia se ha implementado este tipo de iniciativa que se conoce como «política de codeterminación», y ha tenido consecuencias positivas en la inversión y formación de capital de las grandes empresas. «En la historia y los datos no se observa tensión entre democracia y eficiencia al interior de la empresa, sino más bien un camino para una cooperación de largo plazo», comentó.
A pesar de esto, el candidato reconoció que «sería poco realista pensar que la exigencia de protagonismo político de la ciudadanía, tan excluida durante la transición, se logre satisfacer solamente con una democratización de las instituciones del Estado«. Sin embargo, Boric concluyó que comenzar a discutir este tipo de alternativas para canalizar políticamente las direcciones corporativas y la paridad de género es una «justa pretensión y una verdadera igualdad de poder».
