Luchadora, una incansable buscadora de la verdad. La emblemática Villa Francia de Estación Central jamás olvidará a Luisa Toledo Sepúlveda, madre de Rafael, Pablo y Eduardo, los hermanos Vergara Toledo asesinados por la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet.
Su vida, que se apagó este martes 6 de julio, estuvo marcada por el dolor de perder a sus tres hijos de una manera brutal, pero también por esa búsqueda de justicia que fue su motor de lucha durante décadas.
“Pienso que, si estamos metidos en lo que estamos luchando, soy partidaria de la violencia. O si no, nos van a sacar la cresta otra vez y nos van a matar y desaparecer otra vez”, señaló en una de sus más recordadas intervenciones, hace cuatro años.
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Su vida fue así, marcada por la búsqueda de los culpables que le arrebataron a sus hijos ese trágico 29 de marzo en 1985. La noticia del asesinato de Eduardo y Rafael fue un dolor grande, que se repetiría tres años después, cuando su otro hijo, Pablo, corriera la misma suerte. Desde esa tarde, nunca más dejó de luchar por ellos.
“Llega marzo, compañeros, y se me vienen los hijos encima de nuevo. Veo la sonrisa de Rafael en cada joven, en cada niño que sale a luchar. La serenidad de Pablo, la elocuencia de Eduardo”, fue una declaración que la acompañó siempre.
Es este espíritu el que la hizo salir a alzar la voz y apoyar con fuerza el estallido social de octubre de 2019. Incluso una de sus últimas intervenciones, envió un sentido mensaje a los más jóvenes.
“No suelten las calles. Que la juventud tome las últimas palabras del padre Mariano Puga. La juventud tiene el derecho de quemarlo todo, hacerlo tira, tienen todo el derecho, porque ellos les han robado todo”, dijo con vehemencia en los micrófonos del medio de comunicación popular, Piensa Prensa.
Este martes 6 de julio, su incansable lucha terminó en vida, pero no en espíritu, pues su recuerdo y el de sus hijos seguirá presente, sobre todo en su natal y querida Villa Francia de Estación Central.