El primer concierto de Daddy Yankee en el Estadio Nacional, de tres que tiene agendados esta semana, fue un verdadero desastre. La delegada presidencial de la RM, Constanza Martínez (CS), se había mostrado optimista durante la inspección previa.
«Comprobamos el cumplimiento de medidas y protocolos de seguridad», dijo la autoridad metropolitana en un tuit que acompañó con una imagen de la calma antes de la tormenta, que la retrataba en un recinto vacío rodeada de los productores de Bizarro, Carabineros y la alcaldesa de Ñuñoa, Emilia Ríos (RD).
Tras las avalanchas humanas que permitieron el ingreso de unas 4 mil personas sin entradas, el objetivo para Martínez siempre fue uno: Tratar de garantizar que al día siguiente no ocurriera lo mismo.
Pero en el camino se encontró con varios obstáculos. El primero en alzar la voz fue el gobernador de la RM, Claudio Orrego (DC), quien puso de relieve la verdadera magnitud del problema: «Si mañana no hay un plan de seguridad serio para segundo recital de Daddy Yankee, este se debe suspender por falta de garantías para el público».
Sin embargo, la voz más altisonante se hizo sentir durante esta jornada, cuando la alcaldesa Ríos anunció la presentación de un recurso de protección contra la organización del concierto, con orden de no innovar.
«Lo más responsable es suspender este evento. Para nosotros era muy importante dar una señal porque lo que pasó ayer fue muy grave», disparó la jefa comunal.
El gallito al final lo ganó Martínez, quien dispondrá finalmente de un mayor contingente de Carabineros e instalar cortes en las calles Grecia y Marathon.
Además, forzó a la productora a tomar una serie de medidas: Abrir las puertas anticipadamente, contar con doble control en los accesos y aumentar los validadores de entradas. «Su cumplimiento corresponde netamente a los organizadores del evento privado», subrayó la autoridad.
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