Bajo una escala propia que asignó puntajes en tres categorías: normal, bajo y muy bajo, en las variables salud mental (MH) y salud física (PH), el estudio llevado a cabo por distintas universidades de Chile y México arrojó que, específicamente mujeres, obtuvieron valores preocupantemente deficientes en salud mental durante la segunda ola de la pandemia Covid-19.
Cuando la pandemia ya se dio por finalizada, las consecuencias negativas del aislamiento y el cambio en relacionamiento afectan principalmente a grupos jóvenes, como afirma el decano de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación UNAB y coautor del estudio, doctor Christian Campos. «Esto nos permite identificar aquellas personas que debieran recibir mayor atención respecto de estrategias de salud preventivas o intervenciones focalizadas para enfrentar situaciones altamente estresantes», enfatizó.
Estudiantes destacan
El sexo femenino destaca negativamente dentro de las clasificaciones demográficas encuestadas, especialmente aquellas que se desempeñan como estudiantes quienes, durante la pandemia, se vieron enfrentadas a distintas disyuntivas académicas, a parte del confinamiento y la vida con el virus.
«Esto es especialmente importante en el contexto universitario ya que el perfil de riesgo se orienta hacia la población joven que estudia, especialmente mujeres”, agrega Campos.
Salud física y sedentarismo
La población chilena como la mexicana mostró variaciones y cambios físicos entre las dos olas de Covid-19, entre 2020 y 2022. Durante la segunda insurgencia del virus, el promedio de aumento de peso en chilenos fue de 10,9%, preocupantemente, el doble que la contraparte mexicana (4,8%).
Un tercio es sedentario
Un tercio de la población chilena y mexicana recurrió a un comportamiento sedentario, es decir, poca o nula actividad física. Desde la Universidad Andrés Bello, casa de estudios co-autora del estudio, definieron el sedentarismo como «actividad física insuficiente y estar sentado o acostado por más de ocho horas al día».
Desde la casa de estudios, hacen un llamado a las autoridades a considerar a estas poblaciones propensas a situaciones de estrés cuyas experiencias pueden significar preocupaciones de salud pública. “Esto refleja la gravedad de la situación y la necesidad de implementar estrategias para abordar esta problemática, planteando un gran desafío a nivel global, no sólo en nuestro país», concluye el Dr. Christian Campos.