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Pedro Urdemales y el diablo

Publicado: 28.11.2020

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Es mentira eso del amor al arte; no es tan cierto eso de la vocación. Felices y Forrados, al igual que suele ocurrir cada cierto tiempo en esta serie llamada Chile, son de esos individuos o agrupaciones que emergen desde los medios para engatusar a las audiencias a través de exultantes prédicas donde prometen (cual predicador del paseo Ahumada) transformar la realidad de un paraguazo, simplificando los problemas de la política, economía, o incluso los malestares de la cultura, como si se tratara de una definición de penales donde un chute bien puesto puede arreglar hasta el más malo de los partidos.

Ha habido muchos Felices y Forrados en la historia reciente del país y en casi todos se develan rasgos parecidos. Se trata de figuras extrovertidas, de personalidad envolvente y con la capacidad de hacerse expertos en algún tema, casi siempre relacionado con dinero, farándula o deportes, y desde el cual se erigen como voceros populares. Pero no se trata de cualquier vocería: ellos saben olfatear la rabia de las audiencias y en base a sus histrionismos elaboran una perfomance que es transmitida cual espectáculo televisivo.

En este caso, se trata de profetas financieros que dicen predecir las fluctuaciones del sistema en el que se mueven los fondos de pensiones. Desde el año 2011 estos especuladores vienen ofreciendo asesorías a los chilenos para mejorar la rentabilidad de sus fondos. Felices y Forrados promete a quienes acceden (vía pago) a sus consejos tener, en el corto plazo, mayor rentabilidad a partir de los cambios de multifondos en las AFP.

Lo perverso de este caso radica en que estos asesores financieros han encontrado la oportunidad de negocio justo ahí donde reside una de las mayores tragedias de los chilenos: los ahorros de vejez. Esta empresa ha recurrido a la desesperación de millones de personas que desde la tele, y ahora en las plataformas digitales, ven cómo se les promete desde el juego de la especulación financiera, misma donde se han hecho ricos personajes como Piñera, Trump o el lobo de Wall Street, aumentar sus míseros ahorros de pensiones.

El ocaso de Felices y Forrados parece llegar justo en momentos donde se hace inminente el fin de los fondos de pensiones privados como consecuencia de los retiros del 10%. Un ocaso que se puede apreciar en las últimas apariciones de Gino Lorenzini, fundador de la empresa y a quien se le ve en puntos de prensa sudado y extasiado, en aspecto similar al de los personajes más desquiciados de la película el lobo de Wall Street.

Y es que esta semana Lorenzini estaba algo nervioso, pues apareció anunciando en redes sociales un streaming que prometía detonar una bomba de proporciones. Luego sabríamos que se trataba de una denuncia en la que el líder de Felices y Forrados decía contar con documentos que acreditaban que la Superintendencia de Pensiones habría detectado triangulaciones de dineros, prohibidas por la ley, que incluirían a una AFP ligada a Piñera (una mancha en el viejo cuerpo del jaguar).

El joven empresario Gino Lorenzini transpiraba en cámara, pues sabía que se estaba enfrentando a uno los jugadores bursátiles más hábiles del mundo. Un jugador como Piñera a quien ni la mismísima dictadura de Pinochet, ni empresarios de peso como Ricardo Claro, lograron derrotar.

Lo cierto es que la batalla de Felices y Forrados emerge cual capítulo final de una serie de diablos que, dado el incendio de la catedral, emergen desde sus diversos rincones para salvar algún resto del templo que les albergó durante años.

He aquí el caso de brokers y jugadores de mercado que, al igual que Rafael Garay, se aprovechan del poco conocimiento financiero de los chilenos y son capaces de vender cruces en vivo por televisión. Por supuesto que estos personajes emergen gracias a la poca regulación existente en nuestro país: aquel dogma del “dejar hacer” que tanto éxtasis provoca en las calles de Sanhattan.

Estaremos pendientes a la disputa entre Lorenzini y Piñera, una que pudiera parecerse a los desafíos entre Pedro Urdemales y el diablo. Habrá que ver si en este caso Urdemales, tal como en el cuento popular, logra zafar del diablo. De lo contrario, veremos a Felices y Forrados conduciendo algún programa sobre ovnis o exorcismos en la compañía de su socio Salfate.

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