Publicidad

La verdad del Sistema D’Hondt

Publicado: 27.01.2021

Publicidad

Una de las críticas que se han levantado en contra del proceso constituyente en curso en nuestro país se refiere al sistema de elección de las 155 personas que redactarán la nueva Constitución. El acuerdo alcanzado en noviembre de 2019 por la clase política señaló que las reglas del juego serían las mismas que aplican para la elección de diputados, es decir, que los escaños se dirimirían mediante el Sistema D’Hondt. Si bien han circulado infografías buscando explicar de qué se trata, es mejor hablar de lleno sobre este método.

En mayo de 2015, la Ley 20.840 reemplazó el sistema binominal de las parlamentarias por el sistema D’Hondt para fortalecer la representatividad, aumentando parlamentarios, así como disminuir barreras para creación de partidos y asegurar la representación de género (máximo 60% del mismo sexo), para lo cual los partidos recibirán hasta 2029 como estímulo 500 UF variables por cada candidata electa, y un reembolso adicional para estas de 0,01 UF por voto. Para ello, la ley citada modificó las leyes 18.700 (orgánica constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios), 19.884 (sobre Transparencia, Límite y Control del Gasto Electoral), 18.603 (orgánica constitucional de Partidos Políticos) y la ley 20.640 (que establece el sistema de elecciones primarias para la nominación de candidatos a Presidente de la República, Parlamentarios y Alcaldes). Además, reestructuró el Parlamento, dejando 50 puestos en el Senado, un distrito por cada región; y 155 en la Cámara, en 28 distritos.

Pero ¿qué es el sistema D’Hondt? Es un método de promedio mayor diseñado en el siglo XIX para asignar escaños en sistemas de representación proporcional por listas electorales. Los métodos de promedios mayores son fórmulas electorales para asignar escaños en sistemas proporcionales por listas, basadas en divisiones sucesivas del total de votos de cada una, donde los escaños se asignan según el ranking de las divisiones más altas hasta repartirlos todos. Otro sistema que reparte mejor los escaños es el Saint-Laguë. En Latinoamérica, actualmente el sistema se usa en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, República Dominicana, Guatemala, Paraguay, Perú, Uruguay y parcialmente en Venezuela. También se utiliza en Europa (incluyendo Austria, Bélgica, Croacia, República Checa, España, Finlandia, Gales, Hungría, Países Bajos y Polonia, entre otros), en África (Cabo Verde), Asia (Japón) y Oceanía. Una de las críticas que se le ha hecho al D’Hondt es que tiende a favorecer a los grandes partidos, pero en rigor la ventaja se minimiza al propiciar la representación de más pactos políticos. Esto se pronuncia todavía más con la división en circunscripciones, abriendo la democracia hacia fuerzas minoritarias a nivel nacional, pero de fuerte influjo local, distorsionando la votación para aumentar su representación, siempre que vayan en listas. Lo que sí: perjudica candidaturas independientes fuera de pacto, pues por más votos que tenga uno individualmente, se favorece el arrastre de otros candidatos dentro de pactos electorales que sumen más votos que dicha candidatura. Así, la clave es ir en lista con candidaturas competitivas, o bien pactar como independiente dentro de un pacto electoral establecido, para aprovechar las ventajas que supone este sistema.

¿Y cómo funciona el D’Hondt? Se calculan divisiones sucesivas para cada lista participante según el número de escaños a escoger por cada distrito, con el cual se divide el total de votos de cada una, reordenando las divisiones de mayor a menor. Cada lista tendrá una cantidad de escaños según la cantidad de cocientes que tenga dentro del total de cargos a escoger. Las personas electas en cada escaño son asignadas en el orden en que queden dentro de cada lista según las votaciones que obtengan.

Para explicar lo anterior, el Servel pone el siguiente ejemplo: Tres listas compiten por 5 cargos. Esto implica que los votos de cada una se dividirá a la vez por 1, por 2, por 3, por 4 y por 5. Así, cada lista tendrá cupos según cuantos cocientes logren tener dentro de las 5 divisiones más altas. Siguiendo el ejemplo, la lista A sacó 100 votos, la B 60 votos y la C 40, lo que nos lleva a lo siguiente:

Cociente Lista A Lista B Lista C
1 100 60 40
2 50 30 20
3 33 20 13
4 25 15 10
5 20 12 8

De mayor a menor, lo anterior nos lleva al siguiente top 5, al ser 5 escaños a escoger:

Los anterior implica que la lista A tiene 3 escaños, asignados a los tres primeros votados de la lista, la lista B tiene un escaño, asignado al más votado de la lista, y la lista C tiene un cargo, asignado al más votado de la lista. Para el caso del sistema Saint-Laguë es similar al D’Hondt, pero con divisores impares según total de cargos que haya en competencia, aumentando la proporcionalidad al abrir más el umbral de votos. Con el mismo ejemplo anterior, el quinto cargo debiera ser dirimido entre el segundo de la lista B y el tercero de la Lista A, ya que ambos quedan con 20 votos.

Pero mejor que un ejemplo teórico, revisemos cómo fue el sistema D’Hondt en la pasada elección de diputados del Distrito 6. En 2017 se presentaron 7 listas o pactos a competir por los 8 cargos a repartir, lo que nos lleva a lo siguiente[1]:

Cociente Todo Chile Frente Amplio Sumemos Unión Patriótica Fuerza  Mayoría Converg. Democ. Chile Vamos
1 12.754 52.771 12.270 6.122 76.371 34.311 123.235
2 6.377 26.386 6.135 3.061 38.186 17.156 61.618
3 4.251 17.590 4.090 2.041 25.457 11.437 41.078
4 3.189 13.193 3.068 1.531 19.093 8.578 30.809
5 2.551 10.554 2.454 1.224 15.274 6.862 24.647
6 2.126 8.795 2.045 1.020 12.729 5.719 20.539
7 1.822 7.539 1.753 875 10.910 4.902 17.605
8 1.594 6.596 1.534 765 9.546 4.289 15.404
Total votos 12.754 52.771 12.270 6.122 76.371 34.311 123.235

Con esto, los diputados escogidos fueron 4 de Chile Vamos (UDI, RN, EVOP, PRI) (en orden, Andrés Longton, Pablo Kast, Luis Pardo y Camila Flores), 2 para Fuerza de la Mayoría (PS-PPD-PR-PCch) (Marcelo Schilling y Carolina Marzán), 1 para el Frente Amplio (Diego Ibáñez), y 1 para Convergencia Democrática (DC, IC, MAS) (Daniel Verdessi). Producto de la aplicación de los cocientes, quedaron por fuera Christian Urizar (PS) y Gustavo Alessandri (UDI), ambos con más votos que Ibáñez del FA. Así, la aplicación del Sistema D’Hondt permitió abrir el Parlamento a una nueva fuerza política que ha influido en parte de las decisiones que se han tomado en el último tiempo (el Frente Amplio), siendo algunas de freno a las medidas mercadocentristas y represivas impulsadas por el gobierno de Piñera.

Con esto como evidencia, demonizar el proceso constituyente antes de tener los resultados de la elección de abril es querer perder antes de competir para seguir escribiendo lamentos por haber derrochado la oportunidad de redactar una Constitución, por primera vez en la historia, realmente amplia y que permita avanzar hacia un mejor país. El discurso debe ser otro. El llamado debe ser a participar y aprovechar las reglas del juego, que están dispuestas para lograr una mejor representación. Hay muchas listas y candidaturas; la derecha y la extrema derecha van en una, por lo cual informarse y votar son las primeras claves para prevenir la intromisión de fascistas en la constituyente y para transitar hacia un nuevo Chile. Más pierde quien no compite; más pierde quien no participa.

Publicidad
Contenido relacionado

El milagro de Wuhan y el testamento político de Li Wenliang

La dictadura en el cuerpo: Aborto en Chile, un debate necesario

Publicidad