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Maltés, el ventrílocuo

Publicado: 14.05.2021

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Es indudable el malestar que generó para lxs activistas disidentes sexuales la columna del candidato a gobernador Pablo Maltés publicada en El Desconcierto. Se podría analizar desde múltiples aristas el virulento mensaje que buscó instaurar Maltés, pero creo que el ventriloquismo discursivo, empleado en otras oportunidades, es el peor de todos. Me parece problemático, por decir poco, el indiscriminado uso por parte la dupla Jiles-Maltés de fagocitar todo espectro político de los otros al emplear luchas históricas como meras consignas para tapar la carencia de propuestas políticas sólidas, recurriendo al uso retórico de un buenos versus malos, en donde ellxs se erigen como depositarios de una realidad incuestionable. El intento por desestabilizar los reparos efectuados por activistas y políticxs disidentes en la columna firmada por Maltés, es propia de las estrategias empleadas por la política de corte populista: la prohibición del disenso, el ninguneo de las advertencias, la construcción de un enemigo inexistente. Mecanismos posibles de advertir en la columna escrita por el candidato.

Es indudable la compleja maquinaria que tanto el neoliberalismo como el populismo emplean para neutralizar entramados políticos mucho más complejos que una banda bermellón en el hemiciclo. Ambas experiencias se erigen como espectros que sólo buscan neutralizar, desde la construcción de relatos de oposición, como los empleados por Maltés, en un intento desesperado para captar y ningunear otras voces. La representación va más allá de la mera enunciación, y esto ha quedado en manifiesto que incluso, cuando han teniendo espacios políticos tan importantes, no han realizado mayores aportes al colectivo que al día de hoy dicen representar. Sólo quisiera agregar lo problemático del uso de la categoría yuta por parte de Maltés –y por la diputada Jiles vía redes sociales– en un intento directo por atacar a otrxs candidatxs y activistas, se posiciona en una sorprendente sincronía con los sectores más rancios y conservadores de la política nacional.

Finalmente, no creo que existan voces autorizadas para narrar ciertas realidades, y menos el derecho a polemizar los procesos de identificación, pero sí creo en la importancia de las biografías que han encarnado estas experiencias, las cuales pueden vislumbrar realidades que habitan más allá de las consignas y el discurso construido por parte de algún asesor.

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