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Director de «Piola»: «Durante años las películas fueron realizadas por la clase más acomodada de este país»

Por: Johanna Watson, periodista @jowapa | Publicado: 18.11.2020
Director de «Piola»: «Durante años las películas fueron realizadas por la clase más acomodada de este país» |
El director Luis Alejandro Pérez (36) está ad portas de estrenar su ópera prima, «Piola», que retrata la difícil transición de la adolescencia a la adultez en un marco de carencias humanas, sociales y económicas.

Martín y Charly pasan el tiempo haciendo música rap. Una noche encuentran un arma cargada en las orillas de un cerro, mientras Sol pierde a su perra. Aparentemente inconexas, estas historias están íntimamente ligadas, formando el retrato de jóvenes chilenos que transitan hacia la vida adulta. Los protagonistas son Ignacia Uribe (Pacto de Sangre, Araña, Mala Junta, Mi amigo Alexis), Max Salgado (Alguien te Mira, Veinteañero a los 40, Historias de Cuarentena) y René Miranda (Volantín Cortao, El camino de los Perros, Piter).

La cinta, ganadora de 6 premios en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara estará disponible desde este sábado 21 de noviembre a las 21:00 hrs a través de la plataforma Puntoplay de Puntoticket.

Personajes erráticos

– En la película vemos personajes que atraviesan la adolescencia, desde diferentes ángulos y realidades, ¿por qué era importante para ti visibilizar estas diferencias?

– Para mí era importante mostrar explorar esta realidad, evidenciar los conflictos y los anhelos de estos personajes. La primera capa muestra cómo el sistema los corrompe, pero quería ir más allá, a su dimensión más humana, mostrar también cómo cometemos errores. Quería mostrar personajes erráticos que están en búsqueda de su espacio, de su equilibrio, y mostrarlo desde varios ángulos me permitía perfilar mejor esa mirada sobre algo tan cambiante y complejo como la realidad.

Por otro lado, estaba el tema de retratar a un sujeto social de clase media. Sentía que el cine chileno estaba en deuda con estas representaciones. Durante años las películas fueron realizadas por la clase más acomodada de este país (todavía). Bajaban hasta la periferia y realizaban retratos completamente ajenos, impropios y alejados de la realidad. Era pornomiseria, un turismo de la pobreza. Y cuando no era eso, era una clase media absolutamente depresiva y silenciosa. Si bien no es una comedia como tal, porque tiene elementos de drama, era necesario mostrar cómo aparece el humor como forma de resistencia.

-La presencia del hip hop es muy importante dentro del desarrollo de Piola. ¿Qué es lo que este estilo aporta en la cinta y cuál es su importancia dentro del filme?

-El hip hop es el espacio que acoge a estos jóvenes. Cuando los echan de las salas, de sus casas, de las fiestas y hasta de las calles, el hip hop es el único espacio que no los rechaza, que les abre una forma de comunicarse y un lazo de unión. Aporta identidad a la película, le entrega un sonido particular a través del rap, y otorga a los personajes la posibilidad de expresar su mundo interior a través de las letras que escriben.

-¿Cuál es tu vínculo personal con el hip hop y por qué decidiste llevarlo a esta escala?
-Viví el hip hop de cerca, haciendo canciones, participando de esa cultura. No me considero un militante, porque siempre he sido melómano de muchos estilos, pero en el hip hop encontré elementos que no existen en otras culturas. Elementos de unión y expresión. Cuando grabábamos videoclips, buscando locaciones, armándonos de equipos, recorriendo estos espacios descampados, líneas de tren, me di cuenta que había historias y espacios atractivos para retratar.
Quise de alguna forma sacarle una foto a esos días en que estábamos perdidos, sin saber mucho que hacer con el futuro, con la única esperanza de hacer música. Por otro lado, me encanta el cine sobre hip hop norteamericano, pero no tiene mucho que ver con lo que pasa en Latinoamérica. Mientras el cine hollywoodense cuenta historias de ascenso a la fama, ligados al mundo gángster, coqueteando muchas veces con el narcotráfico, la prostitución y el éxito, en Latinoamérica estamos lejos de eso, con raperos laborando de día en trabajos precarios, escribiendo en las noches y rapeando en sus tiempos libres. Me llamaba la atención el contraste y creí necesario retratar esta realidad distinta.

-En la película aparecen exponentes del hip hop chileno, Seo2 (ex Makiza) y personas vinculadas a la difusión de este género en Chile, como Darío Gutiérrez del sitio web especializado La Celda de Bob. ¿Cómo fue la experiencia de invitar a actuar a personas que en lo cotidiano no actúan y que además son parte del circuito del hip hop nacional?  
-Era la idea, tener ciertos referentes del género en pequeños papeles. En un momento inicial del proceso, uno de los protagonistas iba a ser un rapero, NFX, con quien tuvimos lecturas e incluso ensayos. Luego su carrera explotó y se volvió muy difícil que protagonizara la película.

Los raperos están acostumbrados a las cámaras, a interpretar pequeñas escenas en videoclips, entonces no fue para nada difícil. Darío Gutiérrez, de la Celda de Bob, se interpreta un poco así mismo. Para mí era importante que fuera él y no un actor, básicamente porque quería rescatar su labor periodística difundiendo el hip hop nacional durante años. Gracias a su trabajo podía conocer grupos de ciudades remotas de Chile que jamás habría conocido de otra forma. También aparecen otros raperos en papeles pequeños como el grupo Raw Corp, Nikodekons, Chico Seah. Seo2 nos apañó también con la película sin conocer mucho del proyecto y lo hizo increíble. Me habría encantado tener a más raperos actuando, pero la producción de la película ya era compleja. Me conformo con tenerlos en la banda sonora.

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Piola también aborda otras temáticas, como el maltrato animal, el racismo, la delincuencia, el porte ilegal de armas. Cuéntanos por qué era importante incluir estos subtemas.
-Son temas que están ahí, cerca, rodeando a los personajes. Las armas están ahí, son un peligro constante. Y la idea era mostrar que un solo error puede marcar el destino de cualquiera. Los personajes se mueven al borde del delito, pero están más cerca de la travesura que de la delincuencia. En cuanto al racismo, más que denunciarlo, queríamos mostrar ya desde la inclusión cómo un personaje haitiano es protegido y respetado, es uno más de la pandilla. Y en cuanto al maltrato animal, era un detonante. Animales se pierden, animales se encuentran, pero el maltrato es intolerable para los personajes de la película. Años atrás era super común ver todo tipo de maltratos hacia animales, no existía el respeto que hay ahora, no había leyes que los protegieran. Todas estas problemáticas son parte del día a día de los personajes.

 

– ¿A qué público está orientada  la película y por qué la gente no debería perdérsela? 
-Yo creo que es una película que puede gustar mucho a los cinéfilos. Tiene un lenguaje, una narrativa y una estética atractiva para los amantes del cine. Los raperos claramente se pueden sentir más identificados, pero es para todo público. Básicamente porque habla sobre el crecer, la juventud y las relaciones familiares. Todos fuimos jóvenes y todos vivimos estos procesos. Ahora, si eres cinéfilo y rapero, es el cóctel perfecto, imperdible.

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