Amanda Labarca fue seleccionada como profesora de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile el 13 de noviembre de 1922, tras presentarse ante una comisión académica que la evaluaría para ejercer como profesora en la casa de estudios.
Tras un excelente rendimiento en las pruebas, es aceptada por los integrantes de la comisión, Luis Barros Borgoño, Julio Vicuña, Darío Salas y Pedro León, lo que representó un hecho histórico para la época.
“Ser académica estaba reservado a un elitista y patriarcal sistema de elecciones, cuyos cupos quedaban vacantes solo por muerte de su ocupante. Como se decía entonces, quedaba un sillón en la corporación”, explica Alejandra Araya, historiadora y directora del Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile.
El hito fue tan relevante que la Universidad de Chile le rindió un homenaje en el Salón de Honor de la Casa Central, con la participación del entonces Presidente Arturo Alessandri Palma, y autoridades de la talla de Pedro Aguirre Cerda, Octavio Maira e Isaura Dinator.
Académicas de la Universidad de Chile reflexionan sobre la importancia de Amanda Labarca.
Desde entonces, Labarca se desempeñó como profesora Extraordinaria, dictando un curso de Psicología; profesora Ordinaria de Filosofía y directora general de Educación Secundaria, siendo precursora de la creación de escuelas experimentales en el país.
La educadora también fue pionera en Chile y América Latina en la implementación de un área de extensión universitaria. “Tuvo una especial sensibilidad por los espacios donde se desarrollaba la ‘labor pública’ de las universidades: la Extensión, que para ella era el lugar desde donde “ensanchar la democracia”, “abriendo las aulas” a través de “misiones culturales” y “bibliotecas móviles», puntualiza Leonora Reyes, académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
A 100 años de este acontecimiento, desde la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, se organizará un ciclo de cuatro seminarios que relevarán la historia, importancia y legado de Amanda Labarca, donde destaca su contribución a la educación pública y no sexista; su activismo como feminista sufragista y su aporte a la literatura.