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Tilo González y “Congreso Sinfónico”: “Mantiene la sonoridad, el timbre y el color de esta región”

Por: admingrs | Publicado: 21.01.2014

entrevista_congreso_interiorCompositor y uno de los fundadores de una de las bandas más prestigiosas de la música chilena, Sergio “Tilo” González, baterista del Grupo Congreso, tiene un tono cercano, amable, honesto y de una humildad enorme. Podría ser un personaje anónimo de esos que inspiran sus canciones, porque en el fondo no se siente distinto a nadie. Pero sus pergaminos no dan para dos interpretaciones.

Líder y mente maestra detrás de canciones emblemáticas, de miradas profundas y composiciones magistrales, su mirada de la música popular que se mezcla con el jazz y la fusión latinoamericana, ha dado origen a canciones tan variadas como el recientemente reeditado disco “Pichanga” -que musicalizó versos de Nicanor Parra-, pasando por “Los fuegos del Hielo” y “Viaje por la cresta del mundo”, hasta la última creación de estudio que significó “Con los ojos en la calle”, lanzado en 2010 luego de 9 años de silencio.

En esta entrevista, abordamos su último desafío: dirigir y arreglar las canciones que han dado vida a Congreso para adaptarlas al formato sinfónico, una tarea compleja que significó grabaciones por separado, siempre con el cuidadoso afán de la tarea bien lograda. Y todo, cuando ya pocos tienen la sana costumbre de ir a las disquerías.

“Este disco, acá ninguna disquera chilena lo hubiese producido. Porque pagarle a 60 músicos, las grabaciones en locaciones, y sacar los equipos, es carísimo. Y al igual que el disco anterior, lo hicimos con una mezcla en Brasil. Siempre estamos priorizando eso, más que cuál va a ser el fruto de ganancia, sino que el disco sea a toda raja. Nunca hemos pensado que pudiéramos ganar mucha plata vendiendo discos”, resume.

Congreso Sinfónico

Foto gentileza Grupo Congreso

Acá nuestro diálogo a pocos días del lanzamiento del disco “Congreso Sinfónico”, que se realiza en la Quinta Vergara este sábado 25 a las 21 horas, junto a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción.

 

-¿Cómo fue sentarse ante temas que escribiste hace más de 20 años y arreglarlos para este formato sinfónico?

-“Pasa cuando uno se enfrenta a un proyecto como éste, con una orquesta sinfónica, que está el tema del ADN, porque uno pretendería sonar como una gran orquesta sinfónica, pensando en los grandes maestros europeos. Y es muy tentador pensar en eso. Pero la música misma, como habla por sí sola, y el interés personal, era que la orquesta pudiese mantener un poco esta cosa latinoamericana, siendo instrumentos totalmente europeos; violines, arpas, chelos, etc. Entonces, está mirado con ese ojo, sí de gran orquesta sinfónico y todo, pero mantiene creo yo la sonoridad, el timbre, el color de esta región del sur. Y la elección de los temas fue ir revisando disco por disco para ver cuál tenía más opciones de desarrollarse”.

-Algunas de esas canciones provienen del disco “Los fuego del hielo” que ya tenía una sonoridad más cercana a la orquestal, ¿fue más natural adaptarlas para la versión sinfónica?

“Claro, hay dos canciones de ese disco, “Canción del último hombre”, y “El baile de todos”, que tiene un preludio con el que parte el disco. Ese preludio estaba concebido para un disco que saqué anteriormente para un coreógrafo, pero que aquí está llevado a la gran orquesta. Era un disco más conceptual y que responde a una cosa más nebulosa que es el ballet, por lo tanto hay partes especiales que te piden los coreógrafos, para el dueto y otras cosas técnicas. Entonces, tiene un esquema bastante más cercano a lo clásico sin serlo, pero ya estaba pensado en estar al servicio del ballet y también obviamente de la historia, del guión. Y sí, fue más natural porque estaban ahí, como que les faltaba el coreto no más (risas)”.

-¿Cuánto tiempo te tomó hacer estos arreglos?

-“Este disco es el resultado de varias etapas. El estreno de esta intención sinfónica se hizo primero con la filarmónica en el Teatro Municipal, cuando cumplíamos 40 años, o sea hace cinco años atrás. Desde ese tiempo hasta ahora hemos tocado con la orquesta de Antofagasta, con la de la Usach, con la de la Universidad de Concepción, y en cada una de estas presentaciones o se agregaban algunos temas o se mejoraron otros. Y entonces ese formato original es el resultado del disco. Y decidimos grabarlo además con la orquesta sinfónica de Concepción porque me parece que es una orquesta que tiene muy buen ánimo con la música popular, que no todas lo tienen”.

congreso-sinfonico-web-¿Hay una conexión específica o más cercana con ellos?

-“Sí, ellos partieron hace algunos años atrás haciendo música sinfónica, y creo que el primer trabajo que hicieron el del Víctor Jara Sinfónico, luego siguieron con Patricio Manns, Horacio Salinas, etc. No sé si están todos en disco pero sí se presentaron en concierto. Y luego, llegó la oportunidad de trabajar con ellos e hicimos varios conciertos en Concepción, en distintas fechas antes del disco. Ahí nos pareció que la orquesta tenía esas ganas de participar, además que esta es una coproducción con la orquesta, porque no es fácil pagarle a 60 músicos las sesiones de grabación necesarias”.

-¿Cómo fue el proceso de grabar el disco mismo?

“Lo ideal hubiese sido grabar todos juntos en un teatro, pero mi batería entraba por el arpa, entraba por los violines, entonces la mezcla final iba a ser muy compleja. Decidimos grabarlo por separado, nosotros grabamos nuestra base acá en Santiago y fui con los ingenieros a grabar a la orquesta en el teatro. O sea, fue un disco pensado para ser grabado, no es un disco de registro en vivo. Porque la sinfónica tiene una mezcla natural, ellos y el director saben qué cosa es más fuerte y qué no. Porque son instrumentos más homogéneos, cuando ponen un bajo eléctrico, o una batería encima del oboe ya las cosas se empiezan a complicar técnicamente”.

-En términos generales, muchas veces las obras sinfónicas pueden ser tomadas como el gustito que se dieron algunos músicos como Gustavo Cerati con sus “11 episodios sinfónicos”, que a la vez era un desafío para demostrar su inmensa capacidad musical. También ocurre con otros artistas como Sting, ¿Cuáles fueron sus referencias a la hora de afrontar este desafío que significa el formato sinfónico?

-“Como dices, hay varias miradas. Nosotros, desde hace años -cerca de los 80- hicimos una obra que se llama “Sur”, del disco “Ha llegado Carta”, y ahí hay una orquesta de cuerdas que es bastante grande, ya no es un cuarteto, sino algo más  grande. Entonces habían ganas, por lo menos mías, de meter esta fusión con la música “docta” con la música popular. Y ese “Sur” es un sonido muy mapuche, por llamarlo así. Incluso antes hicimos, en el 75 más o menos, “Arcoíris de hollín”, que tiene un cuarteto de cuerdas. Por ahí también había algo pensando en que se podía trabajar con otro tipo de música, no ligada a la música popular y el folclore. Entonces, cuando uno se encuentra  frente a este trabajo es como otro lenguaje, otra manera de hablar y de plasmar. Pero la música sigue siendo la misma, tiene la misma intencionalidad. Eso es algo complejo a veces de lograr. He escuchado a veces a algunos rockeros sinfónicos y se ablandan muchísimo, a excepción de Metallica (risas). Ahí la orquesta sigue sonando ruda, pesada, fantástica. Pero hay otros intentos donde la cosa se pone como floppy,  el “dens” del rock se pierde un poquito. Acá yo traté de que no se perdiera Congreso, entonces la orquesta está latinoamericamente tratada”.

-En Congreso vienen en un gran momento tras la grabación de su primer DVD que contó con una gran respuesta del público, llenando dos teatros para su realización, ¿cómo evalúan esto en la interna?

-“Nosotros lanzamos hace poco también nuestro último disco, “Con los ojos en la calle”, que tiene nueve años de distancia con el anterior. Pasaron nueve años sin hacer nada nuevo. Es una cosa atroz pero así era, no teníamos nada nuevo que decir. Y desde ese disco hasta hoy, que hemos reeditado “Pichanga”, en el que también sacamos el DVD que bien mencionas, y ahora el sinfónico. O sea, como que las ganas de seguir haciendo cosas, reinventándose un poquito con algunas canciones que tienen unos cambios, como en el DVD, es como en cuatro o cinco años sacamos cuatro productos, y eso nos tiene recontentos. Claro, quizás no somos muy mediáticos, probablemente mucha gente no se ha enterado de todo lo que hemos hecho en tan poco tiempo, y a esta edad además (risas). Y ahora estamos lanzando este disco, pero hace dos semanas atrás me junté con Pancho (Francisco Sazo), y le mostré algunas cosas, ideas nuevas que tengo, que ya estamos pensando en un disco nuevo. Como que se abrió una nueva fuerza.

caratula-En este tiempo han cambiado muchas cosas a nivel de mirada país, y ustedes se describen como banda en la frase “El paisaje humano de Chile en formas musicales”. Además, Pancho Sazo muchas veces comenta en sus presentaciones que tú andas con una libretita anotando cosas en las micros, en la calle…

-“Sí, pero esas son cosas que inventa para rellenar no más (risas largas)”.

-Pero algo de eso hay, ¿o no? Una mirada especial de lo cotidiano…

-“Claro, no es que uno salga con una intención, sino que más bien me provocan ciertas cosas, me sorprenden, o te fijas en detalles que a lo mejor el resto de la gente pasa de largo no más. Mira… esto es un oficio, no es un trabajo. La música no funciona así, mucha gente dice ‘sí, estoy trabajando en un nuevo proyecto’… y sí, es trabajar, le dedicas tiempo, pero la verdad es que está tan lejos… tiene rigurosidad, sí, hay que tener ciertos conocimientos, lo que tú quieras, pero el momento en el que te enfrentas al piano, o lo que sea, cambia tanto el escenario… es difícil de explicar, pero es que no te sientes como trabajando. Sientes que es lo que tienes que hacer”.

“Creo que el quehacer nuestro es hacer música, independiente del éxito que pueda tener. Claro, uno se siente bien cuando en el camino encuentra almas gemelas que se encantan con lo que uno hace, y tenemos una comunicación real. No es una cosa cualquiera, cuando uno percibe que al otro algo le pasa con esa música, uno se vuelve a realimentar. Entonces hay una cosa muy recíproca, cosa muy distinta cuando algunos productores hacen “productos musicales”, que son muy hábiles también, porque saben perfectamente lo que la gente quiere. Nosotros no andamos por ahí, nos encantaría ser muy populares, porque sería rico que la gente escuchara la música que hacemos”.

-Detrás de esa inspiración que te llega y no necesariamente andas buscando hay una visión especial de lo humano, una mirada filosófica si se quiere…

-“Nadie sobra en esta cosa, nadie está demás, y es utópico lo que voy a decir pero todos somos iguales. Pero bueno, se sabe que no es así. Pero en esencia es así, todos tenemos derecho a todo. Unos con mayor suerte, en fin. Y bueno, con inspiraciones y fuerzas distintas de enfrentarse a los problemas, de superarlos o no superarlos, donde reside el tema humano. Pero nosotros tratamos de que nuestra música llegue a todos, no hay una intención de escribirle a cierto público, sino que a todos. Claro, algunos dirán que somos de cierto lado pero eso ya es un problema de ellos, porque quiere decir que no nos han escuchado tan bien. “Ya es tiempo” es una canción que retrata eso, quién no ha estado frente al mar solo, de cualquier nivel, de cualquier sector económico, político, cultural, religioso, etc. Y ahí está el horizonte, están los sueños, etc. Uno tiene su tendencia, pero más que nada son coincidencias, porque finalmente son los sectores que están más cercanos a la humanidad, al ser humano y el nivel humano”.

-Volviendo al disco, ¿cómo se sienten de cara a la presentación en la Quinta Vergara?

-“Muy orgullosos por la invitación de la Agrupación Beethoven que nos haya considerado para cerrar sus jornadas sinfónicas. Estos sábados anteriores ha estado la Sinfónica de Chile, la Sinfónica Juvenil, tocando obras de grandes maestros, y el cierre va a ser con Congreso. También la orquesta interpretará obras de compositores chilenos así que muy bien”.

-¿Y el hecho de volver a ese escenario?

-“Es un escenario grande, muy grande y siempre uno tiene un poco de miedo que no se llene, obvio. Es como para unas 14 mil personas, pero creo que va a estar bien. Si la gente quiere ver música no tiene por qué no llegar y ver un bonito espectáculo. Ver a esa orquesta y escuchar la fusión de estas dos tendencias para muchos tan lejanas, que se llegan a encontrar, se puede. Está muy bonito y estamos muy contentos”.

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