Avisos Legales
Opinión

Mujeres agredidas y nuestra responsabilidad

Por: Catalina Baeza | Publicado: 24.03.2017
Mujeres agredidas y nuestra responsabilidad |
Es nuestro deber velar para que mujeres agredidas no se sientan culpables por la agresión que sufren porque como sociedad tenemos que entender que nada, absolutamente nada, justifica que una mujer sea golpeada, violada o maltratada psicológica y verbalmente. Es nuestro deber continuar gritando #NiUnaMenos porque no queremos que ni una otra mujer muera por no haber podido decir: ¡Estoy siendo golpeada!

Algunas de las preguntas más comunes que escuchamos cuando el tema de violencia hacia la mujer aparece es:  ¿Por qué se queda?  ¿Por qué no lo denuncia? ¿Por qué lo acepta?

Muchas veces estas preguntas ya vienen con una respuesta y no es raro encontrar a quien juzgue a la mujer agredida afirmando que si acepta ser golpeada es porque le gusta o lo que es peor, afirman que algo debe haber hecho para merecerlo.

Conocí a Laura* hace algunos años, vino a mi consulta porque su relación de pareja no iba bien y ella quería mejorarla. Durante un par de meses conversamos sobre esta mala relación sin que Laura me contara sobre las agresiones, pero de vez en cuando en su relato quedaban lagunas. 

Empecé a sospechar que vivía una situación de violencia hacia ella más por sus silencios que por sus palabras.

Laura es una mujer bien sucedida profesionalmente, muy inteligente y tiene buena situación económica. Su pareja no aporta con dinero para sustentarla y en general se divierten. Laura quiere mejorar su relación, porque lo ama.

Las mujeres que viven en un contexto de violencia hacia ellas tienen miedo. Miedo de ser juzgadas, miedo de ser golpeadas, miedo de la opinión ajena, miedo de denunciar. Temen perder a sus hijos e hijas e incluso tienen miedo de perder al hombre que las agrede.

Temen por su vida, su integridad y su familia.

El daño psicológico causado por la agresión constante las transforma en rehenes del agresor. Confían en sus promesas porque necesitan creer que cambiará para poder continuar viviendo y muchas, demasiadas veces, sienten que son culpadas por la agresión que sufren. El agresor les dice una y otra vez que si no fuera por sus actitudes, decisiones, preguntas o silencios él no tendría “arrebatos» ni “mal genio”.

Las mujeres agredidas callan.

Callan porque tienen vergüenza que alguien descubra las agresiones que sufren. Sienten vergüenza porque imaginan que solo a ellas les pasa algo así. Vergüenza por no poder dejarlo y lo más grave, vergüenza porque saben que la sociedad las juzgará a ellas por “haber permitido” que la golpeara. Sienten vergüenzas por haberlo amado.

Laura pudo contar sobre las agresiones que sufría porque durante proceso terapéutico construimos un vínculo de confianza y un espacio donde se sentía suficientemente segura de no ser juzgada ni agredida por ser quien es.

Las mujeres agredidas sienten vergüenza, miedo y soledad.

Aunque sabemos que la agresión hacia las mujeres ocurre en todas las clases sociales, tendemos a imaginar que sólo las mujeres más vulnerables económicamente la sufren. Tendemos a imaginar que sólo mujeres sin recursos propios son las que se “someten» a vivir con un agresor y al hacer esto, al dejar claro nuestros prejuicios sobre mujeres agredidas, las marginamos y las condenamos al silencio y soledad.

Laura pudo salir de su relación con el agresor después de mucho trabajo con ella misma y después de conocer a otras mujeres agredidas. Mujeres que siendo diferentes a ella en muchos ámbitos, eran iguales en el sentir.

Es nuestro deber, como seres humanos que conviven en sociedad, escuchar a las mujeres agredidas sin juzgarlas.  Es nuestro deber, si es que queremos terminar con la violencia hacia las mujeres, acogerlas.

Es nuestro deber velar para que mujeres agredidas no se sientan culpables por la agresión que sufren porque como sociedad tenemos que entender que nada, absolutamente nada, justifica que una mujer sea golpeada, violada o maltratada psicológica y verbalmente. Es nuestro deber continuar gritando #NiUnaMenos porque no queremos que ni una otra mujer muera por no haber podido decir: ¡Estoy siendo golpeada!  O por haberlo dicho y no haber sido debidamente escuchada por cada uno/a de nosotro/as.

Es nuestro deber exigir protección y apoyo para las mujeres agredidas y condena para sus agresores.

Las mujeres no son responsables por ser agredidas, pero nosotro/as, como sociedad, somos responsables por perpetuar las agresiones cada vez que nos omitimos, por prejuicios e ignorancia, y aceptamos el machismo como siendo un modo de vida legítimo,

Somos responsables por perpetuar el abuso y la agresión cada vez que no escuchamos, juzgamos y condenamos a las mujeres por su sexualidad, modo de vestir, condición social o profesión y no a su agresor.

#JusticiaParaNabila #NiUnaMenos

(*) El nombre fue modificado para proteger la identidad.

Catalina Baeza