Avisos Legales
Internacional

«No perdono»: Los hijos de violadores a los DDHH argentinos que repudian públicamente los crímenes de sus padres

Por: El Desconcierto | Publicado: 24.05.2017
«No perdono»: Los hijos de violadores a los DDHH argentinos que repudian públicamente los crímenes de sus padres | FOTO: Federico Cosso/Revista Anfibia
Mientras el debate por la aplicación de beneficios y ajustes de penas a los ex represores de la dictadura argentina sigue, los hijos de los criminales de Estado han comenzado a sacar la voz.

La multitudinaria movilización argentina contra la aplicación del criterio «2×1» a los condenados por violaciones a los derechos humanos realizada a inicios del mes de mayo sigue causando consecuencias. Uno de sus hitos más comentados fue la declaración de Mariana D., hija de Miguel Etchecolatz, ex comisario general de policía de la provincia de Buenos Aires en la dictadura argentina, que tituló un testimonio personal llamado «Marché contra mi padre» en la Revista Anfibia.

Etchecolatz tuvo a su cargo decenas de centros de detención y torturas, participó del robo de hijos de presos políticos y de distintas desapariciones. Actualmente está condenado a cadena perpetua y enfrenta nuevos juicios. «Portar un apellido así es como que te obliga a sostener lo que hizo, y eso no se lo permito más. Aparte, nunca existió un vínculo real con él. Me produjo inconmensurables angustias, huellas de traumas infantiles, a eso se le suma lo que todos nos fuimos enterando sobre su rol criminal en el terrorismo de Estado. Fue la encarnación del mal en todos los ámbitos», declaró Mariana en el texto.

La proclama de la hija de Etchecolatz provocó que otra descendiente de genocidas, Erika Lederer, se conmoviera profundamente y declarara en el mismo sentido, sumándose a las publicaciones del Facebook «Historias Desobedientes».

Lederer sabe del tema: su padre, Ricardo Lederer, fue médico obstetra en el centro de detención, tortura y desaparición Campo de Mayo, participó de los «vuelos de la muerte» y fue sindicado como cómplice en el robo y apropiación de los bebés de los desaparecidos. Se suicidó en agosto de 2012, cuando la identificación del nieto recuperado número 106 Pablo Javier Gaona Miranda reveló que fue su firma la que avaló identidad falsa con la que fue entregado a sus apropiadores, con un mes de vida, luego de un operativo en el que secuestraron a sus padres biológicos, María Rosa Miranda y Ricardo Gaona Paiva, dos que hasta el día de hoy permanecen desaparecidos.

En declaraciones a la agencia Télam, Érika Lederer explica que «nos va a servir para reconstruir nuestros relatos, rellenar algunas lagunas y lograr historias habitables. Nos vamos juntando de a poco. Es muy loco no haber tenido conexión antes. Lo primero que dije es que no voy a perder un minuto en discusiones que ya no doy porque la queja no sirve de nada», añadiendo que «la consigna es reunirnos para aportar datos, contar historias que a otros les sirvan. Reunirnos para sanar porque no hay noción de los daños que aún se siguen produciendo». La joven también es cuidadosa en señalar que «no nos ponemos en pie de igualdad con los hijos de desaparecidos. En todo caso estamos al servicio, pero no nos sentimos con voz».

En uno de los testimonios de «Historias Desobedientes» se lee que «nos conectamos a través de las redes sociales. El primer encuentro fue con Lili –en 2016- me dijo que su papá también estaba condenado por delitos de lesa humanidad. Ella había leído mi testimonio en el libro “Hijos de los 70: historias de la generación que heredó la tragedia argentina” y necesitó buscarme. En cuanto supimos de nuestra mutua existencia corrimos a encontrarnos.  Nos abrazamos. Reímos y lloramos. Y nunca más nos separamos».

El texto sigue explicando que «nos vemos hermanadas en un padre genocida que nos lastima y nos obliga a reconstruirnos. No elegimos la negación, ni el silencio, ni la complicidad. Elegimos levantar la cabeza y poder mirar a los ojos a nuestros hijos, a nuestras Madres y a nuestras Abuelas. Elegimos enfrentar la Verdad por más dolorosa que sea. Elegimos la Memoria, la Verdad y la Justicia»

En otra publicación, titulada «Carta abierta a un represor» y fechada en 2008, una mujer que firma como Anita señala a su padre que «como muchos, fuiste parte de una institución que alentó y promovió lo peor del ser humano. Y te metieron odio contra personas que pensaban diferente. Y te explicaron que era necesario exterminarlos. Y te lo creíste. Y te dejaste alentar y actuaste en consecuencia. Por eso te cuestiono. Y esa institución respondiendo no me importa a qué intereses sacó lo peor de vos y te felicitó por eso. Es la misma institución que hoy en día sigue inculcando odio y falta de raciocinio en sus cadetes. Es la misma que hoy te da la espalda. Es la misma que fomenta tu silencio. El silencio que te está condenando. Y te llaman traidor si hablas. Y vos no hablás. Por eso te cuestiono, porque entiendo que decir la verdad no es traición, que decir la verdad es lo justo, que decir la verdad implica sinceridad y que, en tu caso decir la verdad implica arrepentimiento».

En una de sus declaraciones más estremecedoras, Mariana D., hija de Miguel Etchecolatz, señala en la entrevista de Anfibia que su padre «aún sigue sosteniendo poder desde la cárcel, no es un ningún viejito enfermo, lo simula todo. Todavía hay gente que piensa que fue alguien íntegro porque “nunca robó nada». Como si eso lo exculpara de los crímenes aberrantes que cometió».

La mujer, quien se cambió el apellido para repudiar la herencia de su padre, expresa que su único deseo es «que no salga nunca más. Nunca me había animado a contar mi historia. Y lo único que quiero expresar ante la sociedad es el repudio a un padre genocida, repudio que estuvo siempre en mí. Mejor dicho: el repudio de una hija a un padre genocida».

Déjanos tus comentarios
La sección de comentarios está abierta a la reflexión y el intercambio de opiniones las cuales no representan precisamente la línea editorial del diario ElDesconcierto.cl.