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Opinión

¿Palitos chinos o cubiertos?

Por: Javiera Court Arrau | Publicado: 31.08.2017
¿Palitos chinos o cubiertos? lesbianas |
«¿Te puedo hacer una pregunta sin que te enojes? ¿Cuál hace de hombre?», es la pregunta que me hizo un carabinero una vez. No sé si puedo describir la sensación que tuve en ese instante. Las cosas que quise decirle. Imposible de olvidar.

Miles de lesbianas, si es que no todas, hemos tenido que escuchar la clásica pregunta: «¿cuál hace de hombre?». Alguna vez le escuche a Ellen DeGeneres –famosísima comediante lesbiana que ha animado los Óscar– la mejor respuesta: “eso es como preguntarle a los palitos chinos cuál hace de tenedor”.

Pero, ¿alguna vez se los ha preguntado un carabinero? ¿En pleno control de velocidad? A continuación una pequeña historia real, que refleja lo importante que es educar a toda la población sobre diversidad sexual. Y no es que estemos intentando conquistar el mundo con eso de la espeluznante ideología del género, pero es importante que estas situaciones dejen de ocurrirnos tan a menudo.

Habíamos llegado a vivir a Los Ángeles hace poco y una reunión de trabajo me llevó esa mañana a Concepción. Poco antes de tomar la Ruta 5 para volver a casa, noté que mi billetera se había quedado en la sala de la reunión, así que di media vuelta y volví por ella.

Confieso que probablemente excedí el límite de velocidad de la Ruta 146 (Cabrero-Concepción); que por ese entonces aún estaba en remodelación. Un carabinero me hizo la seña para que me detuviera. Supe de inmediato que estaba en problemas. Iba a 100 kms/hr en una zona de 80 kms/hr y no tenía mis documentos. Grave, aunque infortunado error.

Le expliqué mi situación al oficial y éste me hizo descender del auto. Chaleco reflectante puesto, bajé del auto con mi mejor sonrisa, sabiendo que todo podía terminar muy mal.

Mi antigua credencial de prensa me sirvió para certificar mi RUT. Algo es algo. El oficial fue simpático. Me interrogó más de diez minutos, tiempo suficiente para abordar buena parte de mi vida y para corroborar que no mentía. Me pidió un beso de despedida y me perdonó el parte. Tuve asco y miedo también. Me acerqué a él con la rodilla lista para reaccionar si es que llegaba a correr la cara. Nunca se sabe.

Pueblo chico, infierno grande

No alcanzó a pasar un semestre para que nuevamente carabineros me hiciera señas para un control policial. Ésta vez fue en la ex Ruta 5 -Avenida Las Industrias-, en Los Ángeles. Otra vez el exceso de velocidad: 80 en zona de 60, pero ahora sí tenía mis documentos. No había caso. Tocaba asumir la falta.

Mismo “paco”. ¿Se puede creer? ¡El mismo! El del beso, el del día que me perdonaron andar sin documentos.

“Nos volvemos a encontrar”, fue lo primero que me dijo. “Ve que no le mentía cuando le dije que vivía en esta calle”, fue lo único que atiné a contestar. Me pidió los documentos y me hizo bajar del vehículo. Lo mismo, otra vez. Chaleco reflectante incluido. Vamos de nuevo.

Pidió mi licencia y se la entregué.

—¿Con quiénes vas en el auto? — preguntó el carabinero.
—Con mi polola, su colega y el pololo de su colega — respondí.
—¿Y de dónde vienen?
—De Santiago.
—¿Con ella vives acá en Los Ángeles?
—Sí.

Caminó al auto, miró hacia los ocupantes y se devolvió hacia mí.

—Linda tu polola. ¿Te puedo hacer una pregunta sin que te enojes? ¿Cuál hace de hombre? —preguntó.

No sé si puedo describir la sensación que tuve en ese instante. Las cosas que quise decirle. Imposible de olvidar. Vuelvo a sentirla cada vez que cuento la historia.

Me mordí la lengua y contesté:

—No me enojo, tu pregunta nace de la ignorancia. Soy voluntaria de una fundación y damos charlas para educar a la población sobre diversidad sexual. Son gratis, puedes decirle a tu jefe que nos contacte y vamos cuando quieran.

Me di la vuelta, me subí al auto y me fui. No me sacó el parte. Me lo he encontrado en más de diez ocasiones después de aquel episodio. Me saluda a la distancia y siento cierto asco cada vez que me sonríe. Cuando nos cruzamos más de cerca intento mirar su identificación. No hay caso. Por algún motivo nunca he logrado saber su nombre.

Tu ignorancia nos agrede, nos ofende y nos insulta. Hace daño y discrimina.

La heteronormatividad está en todas partes. Incluso en las cabezas de muchos de la comunidad LGBTI+. A muchos no les interesa aprender sobre la comida que no se come con cubiertos. Esos seguirán haciendo el ridículo y preguntando cuál de los palitos chinos es el que hace de tenedor.

Javiera Court Arrau