Maze Runner y el concepto de hegemonía

Las novelas “YA” (young-adult) son ya de larga data. Dentro de sus exponentes tradicionales hay clásicos de la literatura como Oliver Twist y Las aventuras de Tom Sawyer, por ejemplo.

Maze Runner es una película basada en el libro escrito por James Dashner y trata básicamente sobre un grupo de jóvenes que despiertan dentro de un laberinto sin saber por qué. A modo de supervivencia, van creando una forma de vida con jerarquías y roles en que cada uno debe cumplir al pie de la letra. Un borrón y cuenta nueva, un experimento que habla sobre la naturalidad en la que el ser humano es un animal que construye cultura y sociedad.

Una referencia a esto, es la famosa novela (y también película) de William Golding llamada “El señor de las moscas”. Esta novela habla sobre un grupo de niños que viajan en una gira en medio de la guerra mundial. El avión se cae y los niños sobreviven en un isla desierta. No existe sociedad, no existe autoridad.

La trama de Maze Runner es una inspiración a esta notable historia, pero con un guión no tan desarrollado. La construcción de los personajes es pobre, pero son funcionales para ejemplificar el punto de vista del autor, que es finalmente el debate entre seguir una norma o romper con el miedo y arriesgarse.

A Maze Runner se le ha criticado por ser muy parecida en su propuesta a Juegos del Hambre y a Divergente. Efectivamente lo es, el guión es más pobre, pero su construcción de suspenso y calidad gráfica hacen de ésta película un gran atractivo para la familia. Pero, ¿de qué hablan estas tres películas?

Estas historias de ficción tratan sobre el desafío a la autoridad y del concepto de hegemonía. Su logro es que en términos simples y ejemplificadores enseñan dos conceptos claves para la construcción de la dominación del hombre por el hombre: la coerción y la hegemonía cultural.

En las tres películas, los protagonistas son jóvenes inquietos ante una estructura de sociedad autoritaria, en donde en caso de faltar a las normas existe una represión policial directa; ejemplificando el concepto de coerción. Sin embargo, estos films nos hablan también de cómo las estructuras operan en la visión de mundo de las personas, donde ya no es necesaria la represión porque lo autoritario, lo anormal es ya aprendido como la vida misma. Eso es construcción hegemónica, eso explica cómo aún funcionamos en sociedades que, a pesar de no parecernos correctas, parecen ser un pacto social acordado. Es la dinámica del poder.

Éstas tramas hablan de que la curiosidad de ir más allá no es simple rebeldía, es una necesidad de liberación. Una temática más vigente que nunca.