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Opinión

Se nos apareció marzo

Por: Doris González Lemunao | Publicado: 03.03.2016
Se nos apareció marzo aborto nm |
El puntapié del 2016 para Chile se dio ya de manera formal en marzo, empezando con la discusión en el parlamento de temas importantes para la ciudadanía. Gran parte de estos fueron promesas de campaña, el famoso “programa” de gobierno. Sin embargo, la Nueva Mayoría no logra ponerse de acuerdo para estas discusiones, forzando una vez más una vuelta a la política de los consensos en la medida de lo posible.

El puntapié del 2016 para Chile se dio ya de manera formal en marzo, empezando con la discusión en el parlamento de temas importantes para la ciudadanía. Gran parte de estos fueron promesas de campaña, el famoso “programa” de gobierno. Sin embargo, la Nueva Mayoría no logra ponerse de acuerdo para estas discusiones, forzando una vez más una vuelta a la política de los consensos en la medida de lo posible.

La discusión sobre el aborto en tres causales tiene una fuerte oposición de parte de sectores conservadores que son transversales a la política y  que centran la discusión en su mayoría en cuestiones morales y  religiosas, siendo Chile un estado que se declara laico en su carta fundamental. Una ex-ministra que no tiene cargo representativo alguno presenta observaciones al proyecto de ley como si fuera legisladora, mientras que las organizaciones y mujeres, las que menos hemos sido escuchadas en el debate, esperamos que esta discusión llegue a buen puerto, en pos de los derechos de las mujeres de todo el país.

Con la tan postergada Reforma Laboral pasa lo contrario: en vez de aplazarla quieren votar pronto aunque no haya acuerdo. Y esto es porque el proyecto concentra el rechazo del mundo de las y los trabajadores, ya que lejos de los grandes titulares con los que anunciaron esta reforma, precarizará aún más las condiciones de trabajo, nos forzará a la flexibilización laboral sin poder de negociación y busca desarmar a los sindicatos de sectores productivos que han encabezado movilizaciones para su rechazo.

Ése es el panorama del bloque en el poder, pero el año 2016 pone grandes desafíos para el mundo social, con un gobierno aún a la baja y el bloque conjunto enfrentando su espiral de desprestigio producida por casos de corrupción que alejan aún más a la ciudadanía de la política. Y luego algunos políticos culpan de este desprestigio a las rutinas de humor.

No podemos hacer de la política una rutina de humor: la forma de hacer política debe cambiar en un año de elecciones municipales. Las organizaciones que trabajan cotidianamente con las comunidades tienen mucho que aportar ya que no son los desconocidos que sólo aparecen cada cuatro años con miles de promesas que a ninguna de las dos coaliciones gobernantes ni a las empresas corruptas que les financian les interesa cumplir.

Y es que si bien hay casos de personas que han hecho un buen trabajo en política, nuevos rostros que vinieron a refrescar los espacios de decisión con un claro anclaje en el mundo social y una visión amplia, con refrescar esos espacios no es suficiente, tenemos que cambiarlos. Debemos erradicar la política del empate, el populismo barato y a los caudillos que creen que hacer política es el desprestigio de sus pares, a costa de lo que sea, como sea, todo por un poco de poder.

Para hacer política debemos tener altura de miras, una clara vocación de servicio y el compromiso de no servirse de la política para fines particulares. Esto no se trata de escalar. La tarea este 2016 es abrir los espacios de participación para que la política tenga vinculación con la ciudadanía, para una democracia participativa, representativa y comunitaria que apunte al buen vivir.

 

 

 

Doris González Lemunao