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Los abusos del subcontrato en el retail: El caso de Claro

Por: Pablo Álvarez Y. | Publicado: 18.03.2016
Los abusos del subcontrato en el retail: El caso de Claro Claro foto |
Incentivos por metas de venta imposibles de alcanzar, un stock reducido con celulares que nadie compra e incluso el tener que ir personalmente a las poblaciones a recuperar los equipos robados, son algunos de los problemas que han venido aquejando a los trabajadores subcontratados de la compañía telefónica Claro. En enero y febrero de este año la falta de stock llegó a un punto inédito, lo que tiene a más de 300 trabajadores percibiendo la mitad del sueldo al que están acostumbrados.

Este 2016 partió con una serie de reclamos de parte de los trabajadores subcontratados de Claro, principalmente promotores. Más de 321 de ellos han declarado que tanto en enero como febrero vieron el sueldo al que están acostumbrados reducido casi a la mitad, principalmente porque en sus lugares de trabajo han tenido un stock insuficiente para cumplir las metas por ventas que sustentan la mayor parte de la remuneración.

Desde eldesconcierto.cl revisamos las liquidaciones de sueldo y hablamos con los trabajadores perjudicados, que se han reunido en busca de una solución. Hasta ahora solo se ha pronunciado su empresa subcontratista, ECR Group, pero no ha cumplido con dar una respuesta al problema. Estas son las principales quejas de los afectados.

METAS INALCANZABLES

Como se da transversalmente en el subcontrato en el retail, la remuneración que los promotores de Claro perciben a fin de mes depende, en más de la mitad de su valor, de las comisiones que reciban y el cumplimiento de metas de ventas.

A modo de ejemplo, el sueldo base de un promotor es el mínimo ($250 mil). Además de esto, uno de los incentivos por meta estipula que, si su punto de trabajo vende más de 900 equipos en el mes –con la condición adicional de cumplir con el 80% de otra meta de venta de postpagos (planes)-, un trabajador puede llegar a ganar hasta 412 mil pesos extra.

Esto partiendo de la base de que se cuenta con el stock necesario para alcanzar dichas metas. Algo que en enero y en febrero de este año no se ha cumplido, perjudicando a más de 300 trabajadores que simplemente no han podido alcanzar metas que estaban habituados a superar.

Elizabeth es promotora de Claro en el centro de Santiago. Tiene tres hijos y, con más de diez años trabajando para la empresa, está acostumbrada a percibir mensualmente a lo menos 500 mil pesos.

En enero tuvo vacaciones y, al volver en febrero, vio que desde inicios de año no estaba llegando el stock necesario. Lo que llegaba eran, por ejemplo, celulares chinos Azumi, que los clientes se niegan a comprar, u otros antiguos. “Ya nadie quiere comprar un celular con el juego de ‘la víbora’ “, dice un trabajador. Cuando Elizabeth consultó a sus colegas de su punto de venta por su liquidación de sueldo, le confirmaron que en enero habían percibido solo 250 mil pesos.

“En febrero me pusieron una meta de 400 ventas y yo tenía un stock de 280 equipos, antiguos. Me piden metas que no puedo alcanzar. Se terminaron vendiendo 105 equipos, ¿cómo te hago la meta?”, cuenta.

Luego agrega: “ Para ese mes estoy contando con 200 lucas a pago, de las que tengo que gastar $110 mil en arriendo sí o sí. Hace dos semanas me detectaron que tengo que operarme de la vesícula y la operación sale $600 mil, no sé de dónde voy a sacar las lucas. El otro mes tengo a mi hijo de cumpleaños… Me da rabia. Si fuera de flojos lo aceptaría, pero da impotencia no tener las herramientas para poder trabajar”.

De hecho, algunos trabajadores declaran que para poder vender planes (como dijimos antes, de nada sirve cumplir las metas de los equipos sin vender una cierta cantidad de planes), han tenido que inflar ficticiamente el precio de un equipo para luego rebajarlo nuevamente a su valor original por una supuesta «promoción» en caso de llevarlo con un plan.

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ECR Group, empresa subcontratista de Claro.

Como confirmó eldesconcierto.cl, las liquidaciones de sueldo de los trabajadores de ECR Group en distintos locales de Claro presentaban una baja cercana al 50% de sus remuneraciones en enero si se comparaban a las de noviembre u octubre (sin contar diciembre, que los trabajadores declaran que es el mejor mes de ventas).

Náyade Valenzuela, presidenta de la Federación Nacional de Sindicatos de Subcontratados del Retail, asegura que el impacto a futuro de esta situación puede ser devastador: “El monto de diferencia que están teniendo ha llevado a los trabajadores a generar un alto nivel de endeudamiento. Algunos tienen descuentos en su sueldo por créditos que obtienen a través de una financiera propia de la empresa, por lo que había gente ahí reliquidando hasta en treinta, cuarenta meses para poder suplir la falta. Si estos trabajadores son finiquitados, estos créditos son descontados totalmente de los montos de esos finiquitos. En otras palabras, tienen sus años de servicio hipotecados”.

Además de esto, durante estos meses los trabajadores recibieron “dobles metas”. Si les comunicaban una en los primeros cinco días del mes, el día siete comunicaban otra. Según la Dirección del Trabajo, esto no se ajustaba a legalidad por producir incertidumbre de los trabajadores en cuanto a sus remuneraciones y confundirlos.

Ante la situación de falta de stock y las dobles metas, la Inspección del Trabajo resolvió que se debía reajustar a los trabajadores por el promedio de sueldo que habían tenido en los últimos tres meses con 30 días de trabajo anteriores. Sobre las dobles metas, dictaminó que se debía considerar la que más favoreciera a los trabajadores.

Durante la fiscalización, el director de la cuenta Claro para la subcontratista ECR Group, Mauricio Morales, se comprometió a través de una declaración jurada a llevar adelante estas indicaciones. Compromiso que aún no se cumple.

ECR subcontrato

 

TRASLADOS INJUSTIFICADOS

 No todos los puntos de venta de Claro tienen las mismas metas. Por ende, tampoco los mismos sueldos. Mientras las remuneraciones en un local clase A (por ejemplo, un punto de venta en un Ripley de un Mall como el Plaza Oeste) pueden superar los $800 mil, las de un punto de venta en un ABC Din pueden oscilar entre los $300 y $500 mil.

Es por eso que otra práctica recurrente del subcontrato, como es el traslado del lugar de trabajo, puede llegar a impactar profundamente la vida de un trabajador.

Dixon Núñez, hoy dirigente del sindicato de ECR Complementos, trabajó mucho tiempo en San Bernardo, comuna en la que además vivía. Con un trabajo arduo y a ratos estableciendo contacto con los “masivos” -personas que compran en altas cantidades-, podía llegar a vender buenas sumas de mercadería y llegar casi al millón de pesos mensuales.

Un día le pidieron a su equipo que censara los productos que llegaban, algo que les quitaba mucho tiempo de venta. Al ver que no correspondía a sus funciones, se negó a hacerlo. Ante esto, sus jefes tomaron la decisión de cambiarlo de local.

Su destino era al otro lado de Santiago, en el Mall Plaza Norte. En su nuevo trabajo, por stock disponible y cantidad de clientes, se le hacía imposible ganar lo que solía. A lo sumo, aspiraba a $500 mil. Merma que se sumó a sus nuevos costos de traslado. “Quedé totalmente endeudado de una”, asegura.

 

POLICÍAS DE LA MERCADERÍA

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Hace dos años que la sindicalización y un dictamen de la Inspección del Trabajo terminaron con esta práctica, pero algo que solía ser muy común en Claro es que sus trabajadores tuvieran que recuperar equipos robados, o ir a ratificar planes que por distintos motivos –como una firma irregular o un plan sin activar- quedaban rechazados.

Daba lo mismo si había que ir al barrio alto o a las poblaciones. Dixon Núñez recuerda: “Muchas veces nos tocó recuperar equipos. Nos mandaban hasta al Barrio Chino (uno de los lugares más peligrosos de Lo Espejo), a recuperar firmas de clientes y también a presionar, porque si ellos no te cumplían con la aclaración que te habían entregado, tú tenías que retirarle el equipo. La empresa te presionaba con que si no lo recuperabas te lo iban a descontar a ti”.

Algunos, como Dixon, tenían suerte en esta misión. Otros se topaban con que les habían dado direcciones falsas, con teléfonos ya desactivados o a los que ya le habían cambiado el chip. “Había multas por no aclaraciones y si no recuperabas equipo te lo cobraban. 250 lucas podía salír. Decían que si no recuperabas iban a pasar la pérdida como fraude y se iba a investigar”, cuenta Dixon.

A la misma Elizabeth le ha tocado pagar pérdidas. Mientras trabajaba en un punto de venta de la multitienda Paris, sus jefes le dijeron que había otro en Falabella que estaba vacío ese día. Por buena voluntad, se trasladó a ese local, vendió celulares durante la jornada y dejó cerrado. Al otro día le comunicaron que faltaba un equipo, pero que no se preocupara, que lo habían solucionado.

“Como un mes después me dijeron que habían investigado, que las cámaras no mostraban nada y no se sabía dónde estaba el aparato. A continuación nos explicaron que teníamos que pagarlo o sino nos echaban. Ofrecían esa posibilidad por no tener antecedentes. Nos dijeron: ‘Compren el equipo, lo traen y lo devuelven’ «, recuerda Elizabeth.

Al no haber acuerdo en cuanto a comprarlo, ella y los trabajadores del punto de Falabella solo vieron el descuento por planilla que les tocó en los tres meses siguientes. Nunca supieron si siquiera se había repuesto el equipo.

En un dictamen de la Dirección del Trabajo fechado en el 14 de abril de 2014, se estipuló terminar con esta práctica: “No resulta procedente que el trabajador que efectuó la prestación de servicios con estricto apego a su contrato de trabajo pueda verse expuesto a la devolución, reintegro o compensación de su remuneración o comisión devengada, por hechos posteriores que no dependen del mismo sino de la conducta de un tercer o cliente, ajeno a la relación laboral. Con lo cual se logra dar cumplimiento a los principios tanto de ajenidad como de certeza de la remuneración que inspiran nuestro ordenamiento jurídico laboral”.

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