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La Noche en Pie: El movimiento de los indignados franceses

Por: Yasna Mussa | Publicado: 10.05.2016
La Noche en Pie: El movimiento de los indignados franceses Nuit_Debout_-_Paris_-_41_mars_01 |
La acampada, que tiene como epicentro la Plaza de la República de París, ha significado un despliegue policial que se ha ganado el rechazo de la ciudadanía, pues cada enfrentamiento ha terminado con una desproporcionada represión, con centenas de detenidos y varios heridos.

Desde hace dos meses la capital francesa exhibe la misma imagen: el epicentro urbano que protagonizó las manifestaciones contra los sangrientos atentados de noviembre 2015 se encuentra ocupada: toldos y carpas vuelven de color ese espacio gris que suele estar despejado. Allí se erige, como estandarte de los indignados, la Nuit Debout, es decir la Noche en Pie. Un movimiento ciudadano que ya tiene protagonistas, una página web y un espacio cotidiano en los principales periódicos y noticieros del país presidido por François Hollande.

En su manifiesto la Nuit Debout se define como un movimiento compuesto por asambleas que reúnen a miles de personas desde el pasado 31 de marzo. La gente discute, intercambia, se recupera la palabra y el espacio público. «Sin representantes, las personas de todos los ámbitos recuperan la reflexión acerca del futuro de nuestro mundo», dice el documento.

En la web, los participantes aclaran: «La política, no es un asunto para los profesionales, es un asunto de todos. El ser humano debe estar en el centro de las preocupaciones de nuestros líderes. Los intereses particulares han tenido prioridad sobre el interés general».

Pero la Nuit Debout surgió como un impulso ante la propuesta laboral del gobierno de François Hollande, al presentar la llamada “Ley El Khomri”, en referencia a la ministra del Trabajo, el Empleo, la Formación profesional y el Diálogo Social, Myriam El Khomri. Y es la ausencia de este diálogo el gran ausente de esta protesta que muchos comparan con el 15M de los indignados españoles, donde también fue un gobierno socialista el que comenzó con las políticas de recortes en España, en plena crisis económica.

La ley El Khomri, anunciada el pasado febrero, ha sacado a los franceses a la calle para manifestar su rechazo a un recorte en los derechos laborales que unió a líderes sindicales, trabajadores y estudiantes. Estos últimos con un gran protagonismo político. Desde el 31 de marzo, al finalizar la gran manifestación que convocó a todos los sectores, los franceses decidieron pasar la noche en esta plaza en la que convergen miles de ciudadanos cada día, pues se encuentra en un centro neurálgico de la ciudad, un equivalente a la plaza Italia de Santiago de Chile.

Fue así como las largas jornadas del fin del invierno francés comenzaron a sumar días al calendario, contando también el 32, 33, 34 de marzo, y así sucesivamente, en clara referencia a la revolución francesa de 1789 que tuvo su propio calendario. Pero lo simbólico siguió más allá. Se jugaba con las palabras como un claro adelanto del cambio de discurso en la sociedad. Se cambió Grève Generale (huelga general) por Rêve General (sueño general).

Irene Casado, periodista española corresponsal en Paris, define la Nuit Debout como un movimiento que “comenzó por una queja y un descontento general contra la reforma laboral. A día de hoy se ha convertido en un movimiento contra el sistema político de Francia, contra las políticas extremistas con los refugiados, contra las medidas económica y todo lo que tiene que ver con los derechos sociales».

En conversación con eldesconcierto.cl Casado observa algunas de las falencias de la protesta francesa. “Ahora mismo hay muchas comisiones que se llaman comisiones horizontales donde se debería debatir los proyectos, nuevas maneras de hacer política, sin embargo, lo que yo he visto es que son estructuras muy verticales. Cuando tratas de hablar con ellos para que te cuenten por qué están ahí te dicen que tienes que hablar con el portavoz de la comisión. Eso para mi es un problema para un movimiento social apolítico en el que no deberían de tener lugar ni los sindicatos, ni ningún tipo de personaje político”, observa la periodista.

Se jugaba con las palabras como un claro adelanto del cambio de discurso en la sociedad. Se cambió Grève Generale (huelga general) por Rêve General (sueño general).

La Nuit Debout ha significado un despliegue policial que se ha ganado el rechazo de la ciudadanía pues cada enfrentamiento ha terminado con una desproporcionada represión, en la que muchos estudiantes, por ejemplo, han sido golpeados y detenidos.

“Este movimiento está siendo atacado por el gobierno de una manera muy fuerte, sobre todo con lo que tiene que ver con la represión policial, porque tratan de desmantelar este movimiento, asegurando que es violento. De esta manera justifican toda la violencia que se vive en la Plaza de la República y lo que he visto es que la gente que está ahí y que se queda hasta tarde, son activistas, gente que realmente cree en el movimiento”, dice Casado, quien ha pasado varias jornadas cubriendo le acampada parisina.

A nivel internacional, la Nuit Debout ha llamado la atención de movimientos similares. Dirigentes de numerosos países viajaron este fin de semana hasta la capital francesa para sumarse y hacer una convocatoria a una toma simultánea de plazas en distintos puntos del mundo programada para el próximo 15 de mayo, bajo el nombre de Global Debout. La fecha no es coincidencia, pues es el aniversario del 15-M español. De esta manera, el intercambio con interlocutores ingleses, alemanes, turcos, españoles e italianos, es una recarga de energía a ese espacio de resistencia que ha debido enfrentar el desgaste natural de dormir a la intemperie y el acoso policial.

También a nivel interno, el movimiento presenta algunas debilidades que han desmotivado a un porcentaje de sus participantes. “Lo que también he sentido, comparándolo con el movimiento los indignados españoles, es que no hay debate. Eso es un poco peligroso, porque en la asamblea general hay una persona que toma el micrófono y los que están sentados no pueden responder. Tienen que esperar su turno si quieren hablar en la asamblea, entonces es bastante cerrado”, comenta Irene Casado. Y agrega: ” Yo creo que para saber si esto va a funcionar o no hay que esperar y hay que seguir muy de cerca también las pequeñas asambleas que tienen lugar en la Plaza de la República. A veces hay grupos de 5, 6 ó 7 personas que se reúnen a debatir sobre temas muy concretos”.

Pero los participantes están dispuestos a crear nuevas estrategias para no perder la notoriedad internacional que han logrado en este par de meses. Con el encuentro de este fin de semana se ha propuesto crear un grupo de comunicación que pondrá en contacto a todas las plazas que se sumen a la iniciativa y emitirán las asambleas utilizando la tecnología en videoconferencias. Son más de 500 las ciudades que han adherido al llamado.

Otro de los temas que ha estado muy presente en la asamblea es la situación de los refugiados y la expulsión de los inmigrantes. Los asistentes intercambiaron experiencias y propuestas sobre la realidad en cada país, ampliando la discusión mucho más allá del tema económico-laboral que los convocó en un primer momento.

Dirigentes de numerosos países viajaron este fin de semana hasta la capital francesa para sumarse y hacer una convocatoria a una toma simultánea de plazas en distintos puntos del mundo programada para el próximo 15 de mayo, bajo el nombre de Global Debout.

Protagonistas

Aunque el movimiento insiste en su horizontalidad, han surgido algunos nombres que se instalan como líderes o voceros ante los medios de comunicación. Uno de ellos es el economista, sociólogo y filósofo, Frédéric Lordon, miembro del grupo internacional Economistas Consternados, que lleva dos años proponiendo cambios sustanciales a las condiciones laborales y se opone de manera drástica a la Ley El Khomri.

Lordon, de 54 años, ha abogado por una salida más radical de la zona euro y del capitalismo. El intelectual ha intentado mantener un perfil alejado de los medios, negándose a dar declaraciones, teniendo sólo una contribución en el periódico mensual Le Monde Diplomatique, donde posee un blog personal. Una de sus apariciones más emblemáticas en televisión fue su debate frente al conocido economista Thomas Piketty, donde se opuso a la tesis desarrollada por el autor del libro El capital del siglo XXI.

Otro de los que ha concentrado los focos es el documental Merci, patrón! (Gracias patrón), dirigida por François Ruffi, el que ha significado un verdadero suceso pues ha sido visto por más de 300 mil personas. El film se centra en la crítica anticapitalista y la comedia social, irónica y divertida, sin dejar de lado el llamado a la acción, convirtiéndose en uno de los emblemas de la Nuit Debout.

Incremento de la represión

La prefectura de policía ha anunciado en reiteradas ocasiones la prohibición de continuar con la acampada, argumentando los hechos violentos que se han desarrollado en torno a la plaza. Además de vetar las manifestaciones, se prohibieron el consumo de alcohol y la posesión de objetos que consideraron utilizables como armas. Desde ambos lados se culpan. Unos, acusan el uso de cócteles molotov y hasta el lanzamiento de adoquines que hirieron a un policía. Del otro, denuncian que la policía ha utilizado pelotas de goma, granadas de fragmentación y gas lacrimógeno. Hace sólo una semana, un estudiante de Rennes perdió un ojo por una pelota lanzada por las fuerzas del orden.

En cifras del ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, 961 personas han sido detenidas en las manifestaciones, aprovechando el balance para dar la orden de “evacuar si es necesario las plazas ocupadas”.

“Estamos muy cerca de las elecciones presidenciales y creo que este movimiento es una queja contra las políticas del Ejecutivo, pero no sólo de este Ejecutivo sino que de las políticas que viene llevando a cabo Francia desde hace mucho tiempo”, enfatiza Casado.

El movimiento de los “indignados franceses” sigue siendo una piedra en el zapato del presidente Hollande, cuyo gobierno, que acaba de cumplir 4 años al mando del Eliseo, ha estado marcado por la baja aprobación popular. Cuando queda apenas un año para que se celebren los comicios presidenciales los franceses continúan agrupados en la plaza y todo parece indicar que se encuentran lejos de renunciar a «el sueño general».

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