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Opinión

Es hora de levantarse y alzar la voz

Por: Hernán Jara García | Publicado: 13.11.2017
Es hora de levantarse y alzar la voz |
Nosotros la diversidad sexual, la disidencia sexual, somos cuantitativamente una minoría, eso es un hecho y si queremos que nuestras demandas sean cumplidas es nuestra responsabilidad el organizarnos. Si queremos cambios no basta con dar “me gusta” desde nuestros celulares a alguna campaña de una ONG, debemos ser parte de los limitados espacios de participación que nos permite esta insuficiente democracia.

Los grupos ultraconservadores ya están más que organizados y son bastantes disciplinados para votar. La ultra derecha ya está recogiendo la rabia de la gente, el odio hacia lo diferente, el desprecio hacia el que tiene un color de piel distinto, hacia el que tiene un acento distinto, la aversión hacia todos los que tenemos y expresamos una identidad distinta a la heterosexualidad hegemónica, la repulsión hacia los que amamos y deseamos a uno de nuestro mismo sexo. Si, la gente tiene rabia, está cansada de la clase política,  está asustada a lo que desconoce y esa mezcla de ignorancia e inquina, ese motor de odio, lo está recogiendo la Derecha en estas elecciones.

Un fantasma recorre Europa y no es el comunismo como dijeran Marx y Engels, es el de la ultraderecha, el neofascismo y no solo Europa. Trump obtuvo una altísima votación en estados blancos, evangélicos y sin educación universitaria. La ignorancia junto con el descontento y la ultra derecha es una combinación fatal que más de una vez la historia nos ha demostrado que esta unión termina no solo en una disminución de las libertades civiles, sino que en genocidios.

Nosotros la diversidad sexual, la disidencia sexual, somos cuantitativamente una minoría, eso es un hecho y si queremos que nuestras demandas sean cumplidas es nuestra responsabilidad el organizarnos. Si queremos cambios no basta con dar “me gusta” desde nuestros celulares a alguna campaña de una ONG, debemos ser parte de los limitados espacios de participación que nos permite esta insuficiente democracia.

Una vez cada cuatro años podemos ir a hacer una rayita en un papel, en ese pequeño gesto casi insignificante esta la decisión sobre quienes determinaran las reglas bajo las cuales vamos a vivir. Ya es momento de que notros los gays, las lesbianas, los trans, las mujeres en general y todo grupo susceptible de seguir siendo discriminado, tomemos conciencia de que un voto, nuestro voto es más que relevante.

Si hasta en la cuna del capitalismo los grupos LGBTIQ son más que organizados, no compran productos de empresas donde no tengan políticas de inclusión, no temen en boicotear a viva voz a las empresas o personajes públicos que cometen actos de discriminación y también financian voces y candidatos que defiendan sus intereses en los grupos de poder que toman las decisiones de todo un país. ¿Cómo nosotros no vamos a poder ir a votar?

Sabemos que una ley no va a cambiar de la noche a la mañana a la sociedad completa y va a transformar mágicamente en la utopía de los transfeminismos, donde el sistema machista y homofóbico, con ello sus nefastas formas de discriminación y dominación caigan de una vez, para ello, los cambios deben también ser institucionales. Queremos que los nudos de la discriminación machista –como decía Julieta Kirkwood- se desaten y seamos libres de estas opresiones.

No nos deben liberar otros, el deber es nuestro. Nosotros debemos salir a votar, no solo nosotros, nuestros amigos, familias, hermanos, todo nuestro entorno debe tomar conciencia que lo que está en juego en las elecciones es, el seguir siendo discriminados como ciudadanos y familias de una segunda o tercera categoría o, que seamos tratados iguales en el acceso a los mismos Derechos. Si en el fondo no solo necesitamos casarnos, queremos que nos dejen de matar en las calles por lo que somos.

Para que en Chile no siga siendo una cifra más que pocos leen los crímenes horrendos contra las identidades tras, si sobre los cuerpos de las mujeres queremos que otros sigan decidiendo y no sean libres de decidir ellas, si no queremos que de forma brutal golpeen a una lesbiana por “vestirse como hombre” hasta matarla y dicho crimen de odio quede impune o que un adolecente al darse cuenta que le gustan los de su mismo sexo sienta culpa y rechazo hacia sí mismo que piense en quitarse la vida -y en mucho casos terminen haciéndolo- porque tiene todo un entorno, una sociedad completa adversa diciéndole que eso “no está bien” si queremos que actos horrendos de discriminación dejen de ocurrir y la sociedad evolucione a nuestro favor, primero partamos por ir a votar.

Hernán Jara García