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La laguna social

Por: María Inés de Ferrari y Beatriz Stäger | Publicado: 21.10.2018
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Todo lo que se sabe no es a través de información oficial. Vía redes sociales, preguntamos varias veces al alcalde Lavín, dónde podríamos encontrar respuestas a nuestras preguntas, pero tristemente, hemos visto cómo durante el día responde con alegres emojis y palabras a quienes apoyan la opción 1, mientras preguntas simples y prácticas no reciben ni un link de vuelta.

La noticia de la asignación de recursos para la mejora del segundo parque más grande de la RM, un parque de carácter metropolitano, debiese ser sin duda un motivo de gran alegría para la ciudad entera. Uno imaginaría también que en los tiempos que corren, este proyecto estaría asociado a un proceso participativoserio, que permita que vecinos y vecinas se involucren en lo que quieren para el parque, expongan sus necesidades, y participen del diseño. Es decir que desde su origen, uno esperaría que se involucre a la ciudadanía y que existiese un concurso de arquitectura que incluya consulta ciudadana. También suena lógico que un área verde y de esparcimiento tan importante para Santiago, debiese estar pensada en la lógica de una red de parques metropolitanos, como espacio abierto a la ciudad y sus habitantes.

Pero esto que suena tan lógico, no pasó al parecer por la mente de ninguno de los alcaldes de Providencia, La Reina y Las Condes, administradoras del mítico Parque Intercomunal de La Reina, hoy Padre Hurtado. Hace pocos días, a través de algún medio digital, supimos de una “consulta pública” que realizarían los alcaldes el domingo 21 de octubre, en la que podrían participar personas inscritas en los registros electorales de las comunas mencionadas. La consulta consiste en elegir entre dos alternativas cerradas de diseño urbano, descritas en un pequeño sitio web, www.mejoremoselparque.cl , y generando una especie de plebiscito entre un sí o un no, entre lo bueno y lo malo, pareciendo más bien la instrumentalización de la instancia para validar una decisión tomada.

La opción 1, consignada en el sitio web como “mejoramiento total”, es por una inversión de 14 mil millones de pesos en 10 años.  Además de la recuperación de áreas verdes y mejoras en senderos, incluye una “Laguna Social”, como ya la bautizó el alcalde de Las Condes. La gran diferencia con la actual –pues el parque cuenta hoy con una- es que esta sería la instalación de una laguna artificial de 15.000 m2 de la empresa Crystal Lagoons, con agua tratada químicamente y sin que podamos conocer la fórmula, ya que la empresa se reserva su invento.

La alternativa 2, denominada “mejoramiento parcial”, es una inversión total de 3.200 millones de pesos en 3 años y que mejora –valga la redundancia- lo existente.

En cuanto a la fórmula de financiamiento, la alternativa 1 implica que Las Condes invierte 3.200 millones en mejoras y 3.200 millones en la construcción de la “laguna social”. ¿Los 7.600 restantes? Los generaría la “operación” de la laguna náutica. La alternativa 2 tiene un costo de 3.200 millones que invertiría Las Condes. En este caso el municipio no sumaría para otros fines lo que está dispuesta a invertir en la construcción de la laguna.

Para no caer en opiniones prejuiciosas, nos pusimos a buscar información. El sitio web, dice poco más que los párrafos descritos anteriormente e incluye curiosas imágenes de las alternativas: luminosas, felices y habitadas, con laguna cristalina. Opacas, sucias y vacías, sin laguna. Pero el sitio web no aclara ninguna de varias dudas que surgen para poder tener una opinión fundada y participar de la consulta del domingo.

Además de preguntas técnicas, (por ejemplo, cómo y con qué costos -tanto económicos como para el entorno- se planta una laguna transparente y apta para el baño donde hoy hay potreros), surgieron muchas interrogantes sobre lo que podríamos llamar “forma”: ¿quiénes y en qué circunstancia formularon las propuestas?, ¿desde cuándo se cuenta con ellas y por qué no ha habido instancias presenciales o virtuales para responder dudas? ¿Se privatizará parte del parque? ¿Qué pasa si el modelo de negocio fracasa? ¿Qué pasa si la manutención no es buena? ¿Hay otra empresa que pueda dar soluciones? ¿Es un negocio monopólico? ¿Por qué el alcalde no dio más alternativas?

Las Condes ya tuvo una experiencia poco feliz en el Parque Araucano cuando hace algunos años se autorizó la construcción de lo que actualmente es Kidzania y una serie de restoranes y locales comerciales. El acta del concejo municipal que aprueba la concesión, aseguraba la construcción de un espacio acuático y otro educativo que estaría a disposición de los vecinos.

Hoy, el espacio está lejos de ser lo que se autorizó: Kidzania es un estupendo circuito cerrado de publicidad para niños cuya entrada es carísima salvo algunos cupos para colegios que pueden acceder de manera gratuita al reallity publicitario. Su construcción generó además un corte en la extensión del parque, segregándolo en dos porciones. Es lógico entonces preguntarse qué va pasar con el carácter público del parque Intercomunal y su acceso universal, qué otras obras de construcción serán necesarias para poder albergar un lago náutico o qué otros negocios saldrán de esta operación privada. Pero de eso no existe rastro. Todo lo que se sabe no es a través de información oficial. Vía redes sociales, preguntamos varias veces al alcalde Lavín, dónde podríamos encontrar respuestas a nuestras preguntas, pero tristemente, hemos visto cómo durante el día responde con alegres emojis y palabras a quienes apoyan la opción 1, mientras preguntas simples y prácticas no reciben ni un link de vuelta.

 Vía twitter  y en la calle, el alcalde hace campaña mediática por la opción 1 como si fuera un vecino más, y no la autoridad máxima de la comuna que invertirá los recursos, ¿velará por los intereses de todos?, ¿tendrá él la relación con la o las empresas que se asignen el proyecto?

En tiempos en que la adhesión al sistema democrático es tan frágil, es un despropósito que un político que llegó a ser candidato presidencial, haga pasar una consulta como instancia de participación ciudadana. La falta de información, lo sesgado de la que escasamente existe y el recurso de recurrir a lo binario, hacen que esto se parezca mucho más al fraudulento plebiscito del 80 para aprobar la constitución que a una instancia de la que, independiente de los resultados, todos nos podamos sentir orgullosos.

Son demasiadas las dudas y muy pocas las certezas. No queremos una laguna artificial y química aislada por rejas, entradas de alto valor o la discrecionalidad de la caridad municipal.  Alcalde, para la otra parta por consultar a la ciudadanía qué quiere, qué necesita y cómo sueña el espacio público que si bien está emplazado en una o dos comunas, debe abrirse a toda la ciudad y sus habitantes. Es mucho más eficiente, es mucho más democrático, y una oportunidad para ejercer como ciudadanos, y no como consumidores. De verdad que no es tan revolucionario, en países liberales y capitalistas lo hacen. Y si no, hágase responsable del proyecto en cuestión y no busque validar la asignación directa de un buen negocio, en nombre de una “Laguna Social” de la que nadie sabe más que su nombre y la imagen creada artificialmente por un computador.

Queremos votar en consciencia e informados, y habitar una ciudad con democracia participativa donde los espacios públicos sean de integración y encuentro.

María Inés de Ferrari y Beatriz Stäger