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Opinión

Ni calco ni copia: Para no repetir los errores de Podemos

Por: Jorge Ramírez y Juan Pablo Sanhueza | Publicado: 28.05.2019
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Podemos sufrió tres crisis profundas en los últimos años, que claramente le han propinado una derrota profunda, por un lado actuaron con soberbia extrema, creyendo que solo ellos encarnaban la superación del pacto de 1978. Por otro lado los egos y problemas internos del partido, se tradujeron en un quiebre profundo entre sus dos mayores referentes: Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, que terminó con el segundo fuera de la tienda morada. En términos estratégicos, esto supuso el abandono de la tesis original de Podemos, que renunció a la posibilidad de construir una “alianza transversal” (tesis propuesta por Iñigo Errejón) y se materializó en un acuerdo tradicional de izquierdas (Unidas Podemos).

Lenin decía que hay un momento único para la insurrección, cuando las condiciones objetivas y subjetivas convergen. Si ese momento no es aprovechado, ya no habrá una nueva oportunidad.

El surgimiento de Podemos parecía augurar el fin del bipartidismo y los gobiernos monocolor en España y, por qué no decirlo, en Europa.

Así, logró irrumpir de forma espectacular en la política española, movilizando sectores juveniles y conquistando el apoyo de base con que contaba el Partido Socialista Obrero Español, desilusionado por el apoyo de ese partido a políticas neoliberales.

En Chile, sectores del Frente Amplio miramos con cierta simpatía el proceso vivido por Podemos, dos de sus fundadores y referentes visitaron Chile, Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero se paseaban por foros y medios de comunicación, se reunieron con dirigentes Frenteamplistas para mostrar las particularidades del proceso español y relatar cómo la experiencia de Podemos estaba superando el bipartidismo.

Sin embargo, las elecciones recientes nos dan otra perspectiva. En primer lugar, la derecha tradicional, representada por el Partido Popular, consolida su decadencia obteniendo los peores resultados de su historia. Por otra parte, la izquierda tradicional, representada en el PSOE, a sólo cuatro años de haber sufrido una baja significativa con el surgimiento de Podemos en 2015, se recuperó y pasa a ser el único partido capaz de dirigir una coalición de gobierno en España.

Pero la mayor novedad de estas elecciones es el fortalecimiento y viabilidad de una corriente de extrema derecha: VOX. Una de las consecuencias directas del fracaso de Podemos. En otros países, como Francia, Alemania e Italia, ha sido la extrema derecha quien ha podido capitalizar el debilitamiento de los partidos tradicionales, especialmente de izquierda. Como es el caso de Francia, donde la extrema derecha de Le Pen se ha visto fortalecida fruto de las grandes manifestaciones de los “chalecos amarillos”, situación que se ve reflejada hoy cuando su partido, Agrupación Nacional (Rassemblement National) obtiene primer mayoría en las elecciones europeas de ese país.

Volviendo a España, la pérdida de escaños en las parlamentarias, su casi total desaparición de las alcaldías y la fuga de representación territorial que todo ello supone, ha dejado a Podemos débil de cara a la formación del gobierno español, donde el PSOE tiene la última palabra y minutos más tarde de saber los resultados de las elecciones autonómicas, municipales y europarlamentarias de este 26 de Mayo, ha sido el presidente español y líder de los socialistas quien ha solicitado al partido Ciudadanos (de derecha liberal)  que asuma la responsabilidad de marginar del tablero político a la organización ultra-derechista VOX. En otras palabras: El gobierno de izquierdas se aleja del imaginario colectivo y se abre la puerta para un gobierno PSOE-Ciudadanos, de carácter moderado y con escasa voluntad política para impulsar las reformas que hubiera implementado un gobierno progresista y de izquierdas conformado principalmente por PSOE-Podemos.

En Chile, por cierto,  existirán aquellos que intenten justificar la tremenda derrota de Podemos, en su discurso y tesis  política, que se planteaba como una clara alternativa a la izquierda tradicional, a la izquierda de la estética de la derrota. Eso sería, sin embargo, una conclusión simple y poco certera, pues es precisamente todo lo contrario.

Podemos sufrió tres crisis profundas en los últimos años, que claramente le han propinado una derrota profunda, por un lado actuaron con soberbia extrema, creyendo que solo ellos encarnaban la superación del pacto de 1978. Por otro lado los egos y problemas internos del partido, se tradujeron en un quiebre profundo entre sus dos mayores referentes: Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, que terminó con el segundo fuera de la tienda morada. En términos estratégicos, esto supuso el abandono de la tesis original de Podemos, que renunció a la posibilidad de construir una “alianza transversal” (tesis propuesta por Iñigo Errejón)  y se materializó en un acuerdo tradicional de izquierdas (Unidas Podemos).

Estos resultados y la experiencia de Podemos, debemos observarla con distancia pedagógica desde Chile para que no seamos calco ni copia del devenir español: en el Frente Amplio, debemos entender que no basta descansar en un buen resultado electoral, que el ego es siempre inorgánico y nuestras peleas no pueden tomarse la agenda (interna y externa), nuestros debates electorales no pueden ensimismarse en alianzas tradicionales, debemos ser capaces de superar los caudillismos y construir una fuerza política capaz de disputar los próximos diez años el tablero de la política Chilena, actuando con responsabilidad y coherencia entre lo que decimos y hacemos, porque no nacimos para festejar ni redimirnos: Llegamos para cambiar la vida de la gente desfavorecida.

Jorge Ramírez y Juan Pablo Sanhueza