Cecilia Pérez debe salir

Cecilia Pérez es nuevamente protagonista de la noticia. En esta oportunidad, un enfrentamiento con el Partido Socialista, debido a la intención de la colectividad de impulsar una acusación constitucional en contra de la ministra Marcela Cubillos, fue la razón del conflicto con la oposición que tiene congelada la convivencia política entre partidos de la otra vereda y el Ejecutivo.

La ministra vocera intentó desviar la atención haciendo lo mismo de siempre: centrar la noticia en el resto. Pero en esta ocasión la divergencia escaló a niveles importantes debido a que Pérez, con su tono eternamente displicente y casi autoritario, le pidió al PS que aclarara sus nexos con el narcotráfico antes de pensar en hacer una acusación en contra de la ministra de Educación. Lo dijo como si fuera un escudero fiel, pero solamente estaba colaborando a dinamitar un clima democrático que, supuestamente, esta administración quiere fortalecer.

Acá sería bueno detenerse, ya que ha sido una constante del gobierno hablar de “acuerdos”, “consensos” y “unidad” solamente si estos conceptos van en la dirección que quiere.  Y cuando no sucede, lo que en La Moneda tienen como estrategia política es poner a la ministra a disparar a diestra y siniestra, convirtiendo intereses propios en los del país entero, como si hubiera una masa de gente que adhiriera a cada uno de sus caprichos ideológicos solo porque ganaron las presidenciales.

Si bien ella sabe cómo hacer su trabajo, la pregunta es si sus formas y sus objetivos pueden representar a un gobierno democrático. Sacar “trapitos al sol” solo para mover el enfoque de la discusión sobre cómo se ha desempeñado el Ministerio de Educación en este tiempo-independientemente de si la acusación es o no una medida solamente efectista-, es olvidar quién es el que está gobernando y qué es lo que se espera para que haya un mínimo de gobernabilidad.

Pero pareciera no importar. Al igual que quien encabeza el país, Cecilia quiere ganar, hacer empates absurdos y menores con tal de sacar réditos transitorios que puedan darle la portada o la página completa en una sección de política de alguno de los principales diarios. Nada más. Porque si estuviera tan preocupada de los nexos entre la política y el narcotráfico, tal vez trataría este tema con más inteligencia y seriedad, y no recurriría a él únicamente para lograr la cuña más fuerte.

Ante esto sería bueno preguntarse, ¿qué es lo que realmente le interesa al gobierno de Chile Vamos? Si estuviera dentro de sus intereses lograr un mayor manejo político o conseguir una mejor relación entre el Ejecutivo y la oposición, lo primero que debería hacer es sacar a la ministra vocera. Pero, para hacerlo, debería existir antes una autocrítica sobre lo hecho hasta el momento, la que no se ve por ningún rincón de Palacio. Por el contrario, lo único que vemos es la intención  de atacar y cubrirse para luego, como si nada, abogar por un mejor ambiente.

Si bien la estructura política en la derecha no cambiará sacando a la vocera, lo cierto es que haciéndolo lograrán mostrar algo de sintonía con esa gente a la que recurren para promover sus iniciativas legislativas. Porque Cecilia Pérez ya no solo es un problema para la oposición, sino que para los mismos gobernantes, ya que transparenta que su única misión es contarnos un Chile inexistente que ni siquiera quienes votaron por Piñera ven.