CARTA| Escuela de Psicología de la Usach: “Llamamos al Gobierno a poner fin al uso indiscriminado de balines”

Durante las últimas semanas hemos sido parte del estallido social que ha denunciado el profundo descontento colectivo que existe frente a la injusticia, exclusión y desigualdad que el actual modelo de desarrollo nos ha impuesto. También, hemos sido testigos de las prácticas solidarias, colaborativas y constructivas que se han generado en las diversas comunidades. En este contexto, entendemos la protesta pública como una práctica legitima para expresar demandas e impulsar una transformación significativa, y en ellas, reconocemos y valoramos el rol fundamental y protagónico que han tenido los jóvenes y estudiantes.

Desgraciadamente, también hemos conocido inaceptables prácticas represivas hacia la población, las que lejos de ser “hechos aislados”, como se han pretendido calificar por las máximas autoridades del Gobierno y de Carabineros, se han instalado como prácticas sistemáticas que atentan contra los Derechos Humanos. En particular el uso de armas “no letales” , en concreto perdigones de acero y balines de goma rellenos de metal, usados contra los manifestantes, ha provocado heridas y daño ocular en cientos de personas, violando derechos tan básicos como a la integridad física.

El viernes pasado, esta violencia policial afectó a Gustavo Gatica Villarroel, joven de 21 años y estudiante de psicología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, quien recibió disparos de balines en ambos ojos. Como Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago de Chile queremos acompañar y solidarizar con su familia en estos duros momentos, deseando que la valiente batalla que este joven está dando para conservar la visión, al menos de uno de sus ojos, sea exitosa.

Llamamos al gobierno a poner fin al uso indiscriminado de balines y perdigones para contener la movilización social. Dichas prácticas evocan los momentos más dolorosos de la historia reciente del país y lejos de permitirnos construir un nuevo pacto social, nos conducen a la profundización de las heridas que a falta de justicia, aún no ha sido posible cerrar.