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Opinión

Gracias, amigx que tira agua con bicarbonato en una marcha

Por: Richard Sandoval | Publicado: 16.11.2019
Gracias, amigx que tira agua con bicarbonato en una marcha richard 2 |
Gracias, amigx que tira agua con bicarbonato, que lo haces en las poblaciones, en las plazas rurales, en Plaza Italia y Providencia, porque en tu gesto se resume el espíritu de lo que ha sido esta movilización histórica en Chile, esta que resiste a los embates de un intento de calma pactada entre cuatro paredes, mientras el pueblo se sigue muriendo, sigue perdiendo ojos y ganando cicatrices: es el espíritu de una alianza extensa entre anónimos despojados de egoísmo. Eso está en tu botellita: la muerte del ego neoliberal que nos lleva a competir.

Gracias, amigx que tira agua con bicarbonato en una marcha, porque tu rociador aparece como un ángel cuando los gases están apretando la garganta, cuando las lacrimógenas están secándote por dentro, quitándote el aire como si fueran manos asesinas que en cualquier momento te terminarán matando, en medio del pánico. Gracias por la generosidad, porque no distingues a quién tienes al frente al momento de regalar tu agua. No me conoces, no conoces al que detrás de mí en la fila desesperada que hemos armado en la calle, no conoces al que te pedirá agua en la esquina siguiente, tú solamente te entregas a personas, porque consideras que quien necesita de tu bicarbonato es un compañero, una compañera de una lucha en que todos nos comportamos casi como una familia, nos avisamos hacia dónde hay que correr cuando viene el guanaco, nos cubrimos juntos los ojos cuando se avisa que una escopeta amenaza la vista con sus perdigones, nos detenemos a levantar al que ha caído resbalando en el asfalto contaminado, nos escondemos detrás de un árbol cuando la policía ha decidido atacar sin asco. No sabes dónde vivo, cómo me llamo, cuál es mi historia. Lo único que sabes es que tu agua con bicarbonato sanará el sufrimiento de mis ojos llorando, de mis mocos colgando entre los gritos que aclaran que sin justicia no habrá paz.

Gracias, amigx que tira agua con bicarbonato, que lo haces en las poblaciones, en las plazas rurales, en Plaza Italia y Providencia, porque en tu gesto se resume el espíritu de lo que ha sido esta movilización histórica en Chile, esta que resiste a los embates de un intento de calma pactada entre cuatro paredes, mientras el pueblo se sigue muriendo, sigue perdiendo ojos y ganando cicatrices: es el espíritu de una alianza extensa entre anónimos despojados de egoísmo. Eso está en tu botellita: la muerte del ego neoliberal que nos lleva a competir. Porque tú, amigx que tira agua con bicarbonato, cuando preparas tu agüita antes de salir a protestar, no estás pensando en cómo serán los rostros que deberás sanar momentáneamente del ardor, no estás reservando la cura para ti ni para tus amigos en un acto selectivo; la preparación nace y muere como un gesto dadivoso, para el colectivo, para la masa de la que serás parte, con la que serás uno solo, como una marea que arriesga su pellejo en conjunto ante un poder estatal que está dispuesto a masacrar.

Gracias, amigx que tira agua con bicarbonato porque apareces intempestivo, casi milagroso, como una sorpresa bendita en el peor momento de la tarde, de la noche, cuando los pacos se desatan como fieras bombardeando una y otra vez, pensando que enfrente tienen seres insensibles. En medio de los disparos de Carabineros, tú puedes ser la niña que vende hamburguesas, que vende bebidas, hasta la que vende cervezas, que junto con los productos del negocio con que intentas sacar adelante tu vida en días de crisis, portas una botella que sacas sin que nadie se dé cuenta para auxiliar a jóvenes que se asfixian en un caminar confuso que no lleva a ninguna parte, ese caminar en que lo único que deseas es poder volver a respirar y reencontrarte con tus amigos que perdiste en el camino, ese deambular en que no sabes qué veneno se te está pegando por dentro del cuerpo. Puedes ser una señora, un secundario, una pareja de enamorados que ha asistido a la marcha con el único objetivo de ayudar. Gracias, porque ayer nos salvaste a tantos en la Plaza Italia donde la represión arrebató a Abel Acuña. Gracias, porque en la calma del sueño nocturno, ese apesadumbrado, cansado, con el rostro agobiado de tanto haber resistido, apareces como la luz que nos ayudó a no perder, en otro intento por mantener en pie un movimiento que tantos quieren acallar dándose la mano en un congreso frío de sonrisas ásperas.

Richard Sandoval