Sin feminismo no hay periodismo

A horas de conmemorar un nuevo 8M, las periodistas y comunicadoras feministas alzamos la voz para dar cuenta de que en el nuevo país que estamos configurando, necesitamos un nuevo marco en los medios de comunicación, uno que tienda sin matices a ser democrático, pluralista, pero, sobre todo, no sexista.

Hasta hoy, las trabajadoras de las comunicaciones nos hemos visto enfrentadas a un patriarcado mediático, el cual se refleja tristemente en nuestras relaciones laborales, en la inequidad agudizada en las mujeres expresada en la brecha salarial, la desprotección de la maternidad, las prácticas machistas, el acoso y la violencia, entre otras. Asimismo, vemos como los contenidos representados, muchas veces con sesgo y prejuicio, en los medios de comunicación hegemónicos, perpetúan la discriminación.

¿Y cómo se explica esto? Los dos consorcios mediales más importante del país (grupos Copesa y Edwards) concentran más del 80% de la propiedad de los medios nacionales. En otras palabras, los sectores más conversadores y heteronormados del país controlan la agenda mediática, lo que dificulta en cierta medida una sociedad pluralista y con una mirada amplia de la realidad local.

Debemos, por ello, construir espacios profesionales donde el feminismo sea representado y escuchado. Así aportaríamos a terminar con la superficialidad y espectacularización que las salas de redacción otorgan a casos relacionados con violencia de género y femicidios. Ese machismo instalado en los medios, departamentos de comunicaciones de instituciones, entre otros espacios laborales, se ve justamente proyectado en periódicos, matinales e informativos, reproduciendo una y otra vez la desigualdad entre mujeres y hombres. Y, peor aún, levantando un muro que invisibiliza mediáticamente, por ejemplo, a mujeres con discapacidad como sujetas de derechos, a quienes, por el contrario, infantiliza.

También niega y distorsiona a las disidencias sexuales, específicamente, a mujeres lesbianas y trans como sujetas políticas y voceras de sus propias organizaciones y movimientos. En otros casos, no es extraño ver en la cobertura de los medios en contexto de crisis, como éstos reproducen el statu quo y discursos que criminalizan la protesta social, que se expresa en el desconocimiento de las realidades locales, demostrando la poca capacidad de reflexión que hay en el interior de los medios.

Para las periodistas y comunicadoras feministas es urgente una Ley de Medios que asegure condiciones dignas para las y los trabajadores de las comunicaciones, en especial, para las mujeres, incluyendo acabar con la brecha salarial. De esta forma se podrán incluir más mujeres en puestos de trabajo de calidad. Se debe poner fin al artículo 22 del Código del Trabajo, que solo precariza nuestra laboral. Por lo mismo, es prioritario articularse como mujeres y gremio en general, para romper el cerco comunicacional y promover una normativa con enfoque feminista.

Abogamos para que se le dé voz al movimiento feminista dentro de todas las demandas que hoy se están poniendo en la agenda pública, en la que siguen siendo los hombres los principales voceros y expertos con una limitada visión de país y sociedad. Chile necesita avanzar en medios no sexistas, en una democracia plena a través de una nueva Constitución que garantice el derecho a la comunicación, la libertad de expresión, de información y de prensa.