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La otra cara del 8M histórico: “Tengo grabado en mi cabeza al carabinero disparándome»

Por: Meritxell Freixas @MeritxellFr | Publicado: 12.03.2020
La otra cara del 8M histórico: “Tengo grabado en mi cabeza al carabinero disparándome» Martina Bravo / Foto cedida |
38 mujeres fueron atendidas en los puntos de salud que instaló la Coordinadora 8M para la manifestación feminista, según datos de la propia organización. Una de ellas fue Martina Bravo García, de 18 años, quien recibió el impacto de una lacrimógena disparada a quemarropa en su rodilla izquierda. La familia denunciará el caso ante la Justicia y el INDH estudia presentar una querella contra los uniformados.

Apenas un segundo para alcanzar a ver a su familia antes de desplomarse al suelo. A su familia y al carabinero que «la estaba apuntando» a ella. Le disparó una lacrimógena a quemarropa en su rodilla izquierda en medio de los altercados que la tarde del 8M se produjeron en la intersección de la Alameda con Ramón Corvalán.

Martina Bravo García tiene 18 años y ha acabado 4º medio. Fue una de las 38 mujeres heridas que se atendió en los puntos de salud que la Coordinadora 8M instaló para la manifestación del Día de la Mujer Trabajadora. Desde hacía meses la joven tenía marcada la fecha en su calendario. El año pasado no pudo asistir a la convocatoria y tenía claro que esta vez iría sí o sí: “Con o sin amigas, con o sin familia, con o sin estallido social, quería salir a la calle”, exclama.

La idea de participar se acabó concretando con sus compañeras de colegio y terminó de reforzarse con la invitación de una amiga a ser parte de un grupo de dance-hall que intervino en distintos momentos de la jornada.

Martina caminó toda el día por el centro de Santiago con las suyas en la marcha pacífica que sacó a la calle a dos millones de mujeres, según las convocantes, y 800.000, según el gobierno. Protestó, también, junto a su madre, Loreto –de 42 años–, y sus dos abuelas. En la tarde, cuando iba de regreso hacia el oriente –vive en Providencia–, se detuvo en la esquina de la Alameda con Ramón Corvalán. Aún había gente para manifestarse. “Estaba en primera línea con toda la rabia e impotencia porque un par de horas antes [los carabineros] se habían llevado a una compañera que no estaba haciendo nada”, explica desde su casa, donde guarda reposo por una lesión que la dejará al menos tres semanas sin caminar, con un drenaje, y otros tres meses bajo recuperación.

A la chica en cuestión la tomaron detenida a la altura de la Universidad de Chile, alrededor de las 6 de la tarde. “Había zorrillos, piquetes y arrojaban bombas lacrimógenas. Yo estaba con mi hermana mayor y otras amigas mirando y, de repente, bajaron muchos carabineros”. Martina cuenta que las mujeres que estaban ahí y llevaban pañuelo en la cara o capucha se la sacaron. Carabineros –sigue– se acercó a la adolescente “que no estaba tirando piedras ni haciendo nada –insiste– y la retuvieron contra el suelo”. Las mujeres intentaban que los agentes soltaran a la joven –dice Martina– y los agentes respondían “pegando lumazos y empujones”. Se la llevaron.

Martina y amigas en marcha 8M

A 7 metros

Mientras Martina se manifestaba en la esquina de la Alameda, junto con otras 200 persona –según sus cálculos–, tenía presente ese momento que había vivido poco antes. Estaba junto a una amiga y en la vereda de al frente estaba su hermana mayor. Su mamá también se manifestaba en la zona. La joven recuerda que “los manifestantes arrojaban piedras a dos zorrillos porque el piquete de carabineros estaba a la vuelta, no se veía desde ahí”. El ataque llegó en ese momento, dice: “Se asoma un carabinero, me apunta y me dispara”.

“Tengo grabado en mi cabeza al carabinero disparándome, lo veía muy cerca mío”, relata. Dice que descargó la lacrimógena desde aproximadamente unos siete metros de distancia, aunque reconoce que no podría identificar al agente porque “con uniforme se ven todo iguales”. Está convencida de que el disparo no fue disuasivo: «Lanzó sólo una lacrimógena y me estaba apuntando a mí”.

Al sentir el impacto en su rodilla, Martina intentó levantarse, pero no lo logró. Quedó tendida en el piso y fueron otras personas que también se manifestaban quienes la recogieron y, entre todas, la sacaron. Ese momento es el que alcanzó a visualizar su madre: “Escuché que gritaba de dolor y vi como sangraba su pierna. Se veía como le quedó estampada la lacrimógena”, detalla Loreto. Tras pasar por un par de brigadas cercanas al punto donde se encontraban, una ambulancia la trasladó a la Posta Central. “Le pusieron más de 35 puntos y tiene una extensión de más de 10 centímetros de herida”, explica la mamá. También apunta que el médico que la atendió remarcó que “el disparo fue hecho a muy corta distancia”.

Buscando pruebas

Martina y su familia lamentan que ninguna autoridad se haya interesado por su caso, como ha ocurrido con la mayoría de las víctimas. El INDH ha conocido los hechos y este jueves se reunió con Martina y su familia para recoger todos los antecedentes. Estudian si presentarán una querella. Desde la Coordinadora 8M acompañaron a la joven desde el primer momento, apoyándola en la Posta Central hasta esclarecer su estado de salud.

Este medio contactó con los uniformados para preguntar si tenían conocimiento del caso y, de ser así, cuál era su versión de lo ocurrido. “De los hechos que Carabineros toma conocimiento referente a este tipo de situaciones, de forma inmediata, se informa y se ponen los antecedentes a disposición del Ministerio Público”, respondieron, sin aclarar el punto, desde la institución.

La familia Bravo García ha hecho un llamado a quienes puedan tener registros audiovisuales de lo ocurrido la tarde del 8M en la esquina de la Alameda con Ramón Corvalán.

https://twitter.com/tucazo/status/1237352860008042499

Desde el domingo, su objetivo se centra en recabar todas las pruebas posibles porque quieren denunciar ante la Justicia el ataque que sufrió Martina por parte de Carabineros. Están decididos a dar la batalla judicial.

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