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Opinión

En la más grande catástrofe, más cultura que nunca

Por: Amaro Labra | Publicado: 26.03.2020
En la más grande catástrofe, más cultura que nunca |
Se requiere un plan de acción concreto a corto y largo plazo, especialmente, para sus trabajadores y trabajadoras que muchas veces se encuentran en situaciones laborales precarias o no tienen las reservas financieras para soportar un período de cierre forzado. Reiteramos nuestra preocupación, y exponemos algunas propuestas en las que nos vemos llamados a insistir: que el Servicio de Impuestos Internos (SII) adelante la fecha y devuelva el 100% de la devolución de impuestos a las boletas de honorarios; que se aplace la operación renta y el pago de impuestos de compañías, salas de teatro e instituciones ligadas al ámbito cultural; que el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio agilice los pagos de los proyectos que están ejecutados o están por ejecutar este 2020. 

He sentido siempre o casi siempre las pequeñas y las inmensas manifestaciones como momentos revolucionarios, como estímulos, como invitaciones para repensar, cambiar y volver a construirse en una mejor versión. Esa oportunidad, que fue levantada lenta y duramente por valientes jóvenes, fue además asumida por el pueblo de Chile el pasado 18 de octubre de 2019 como una posibilidad de transformar la desigualdad estructural de nuestro estado-nación; y de realizar un cambio profundo hacia la dignidad social como costumbre.

Así, en medio de este nuevo estado cultural, descrito también como estallido, revuelta, levantamiento, aparece una de las crisis sanitarias más grandes de los últimos cien años de historia.  Una crisis que nos está provocando nuevas crisis; y de nuevo la postergación e invisibilización de las artes y las culturas como una forma de vida que porta un proyecto diferente, que promueve nuestros deseos, nuestra justicia, nuestras alegrías y las libertades que buscamos.  Repentinamente se fueron quedando atrás las canciones de Víctor Jara, Violeta Parra, Inti Illimani, Los Prisioneros y muchas más, que sonaban en nuestras calles y en nuestros barrios como forma de representar la presencia de esa dignidad en crecimiento. El reciente olvido institucional en todos los planes de contingencia, indica que jamás se pensó en el sector cultural, el que ya venía siendo afectado hace más de 5 meses.

En este nuevo cambio social, como un Pueblo que Crece, debemos comprender que la cultura no es sólo un lujo que consumimos cuando estamos bien o queremos sentirnos identificados con una consigna del momento, sino vislumbrar que la cultura tiene un papel trascendental para crear una experiencia amable y convocante que hace de nuestro entorno un lugar más vivible.

Ocuparse, y con soberbia, sólo de proteger el crecimiento económico, del mercado, y poco o nada, en proteger el teatro, el arte, la poesía, la música, la danza y el cine, no equivale a tener un mejor desarrollo como país. Es por esto, que el Estado de Chile debe cuidar a sus artistas y su pueblo, como lo hace con sus bancos y sus grandes empresas. Debemos reaccionar ante las dificultades y emergencias, considerando el arte y la cultura como parte de un todo y ser capaces de protegerla y estimularla, porque en tiempos difíciles y de catástrofe, necesitamos cultura más que nunca.

Se requiere un plan de acción concreto a corto y largo plazo, especialmente, para sus trabajadores y trabajadoras que muchas veces se encuentran en situaciones laborales precarias o no tienen las reservas financieras para soportar un período de cierre forzado. Reiteramos nuestra preocupación, y exponemos algunas propuestas en las que nos vemos llamados a insistir: que el Servicio de Impuestos Internos (SII) adelante la fecha y devuelva el 100% de la devolución de impuestos a las boletas de honorarios; que se aplace la operación renta y el pago de impuestos de compañías, salas de teatro e instituciones ligadas al ámbito cultural; que el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio agilice los pagos de los proyectos que están ejecutados o están por ejecutar este 2020. 

 De este momento de emergencia excepcional podemos aprender o inspirarnos de otros países hermanos como Argentina o Alemania. En el país trasandino se encuentran diseñando un plan de que mitigue los efectos que pueda tener esta situación en la actividad teatral independiente, destinando presupuesto excepcional para salas, obras y festivales, apoyo promovido por el INT (Instituto Nacional del Teatro). Asimismo, contratarán alrededor de 500 artistas para desarrollar contenidos para ser transmitidos digitalmente. Por su parte, Ángela Merkel en Alemania ha incluido una línea de liquidez ilimitada para el área de la cultura, a la que puedan acceder desde los grandes teatros, así como las grandes y pequeñas compañías y profesionales afectados.

Nuestro hermoso y variado paisaje cultural necesita apoyo ahora más que nunca, y también necesitará un plan de contingencia para los próximos meses, para que desde la profundidad del cambio todo se reactive. El mercado se recuperará en algún momento, pero muchas de nuestras organizaciones culturales más frágiles, no.

Amaro Labra