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Lo Hermida limita al centro de la injusticia. El problema de la vivienda en tiempos de cuarentena

Por: Julia Espinoza y Santiago Castillo | Publicado: 29.03.2020
Lo Hermida limita al centro de la injusticia. El problema de la vivienda en tiempos de cuarentena Lo Hermida |
La economía familiar ha sido perjudicada. Con los chicos en los hogares, no sólo aumentó el gasto de alimentación, sino también por el nuevo costo de las clases online o de la impresión de textos escolares. Se nota mucho más el hacinamiento: el living que ya era comedor y dormitorio, se transforma también en sala de clases. Aunque para las familias lo peor no son estos gastos extras, sino el desempleo que se comienza a notar y se agudiza con la medida de cuarentena en las comunas más adineradas, precisamente donde está el trabajo para la gran mayoría de las y los sostenedores de hogares.

Las familias pobladoras han crecido viviendo la desigualdad. En nuestra población no sólo chocan los bajos salarios y las pensiones mínimas, el déficit del sistema de salud o la precaria educación de nuestros niños, niñas y jóvenes, y ahora la amenaza de la cesantía. El problema de la vivienda en Lo Hermida limita al centro de la injustica, por la avenida Los Presidentes, con la Viña Cousiño Macul.

Los queremos invitar a imaginar el drama de una familia allegada intentando hacer cuarentena, con dos o tres familias más dentro de un mismo hogar. El coronavirus de principio no trajo mayores cambios en Lo Hermida, pero sí lo han hecho las decisiones de las autoridades para combatirlo.

La economía familiar ha sido perjudicada. Con los chicos en los hogares, no sólo aumentó el gasto de alimentación, sino también por el nuevo costo de las clases online o de la impresión de textos escolares. Se nota mucho más el hacinamiento: el living que ya era comedor y dormitorio, se transforma también en sala de clases. Aunque para las familias lo peor no son estos gastos extras, sino el desempleo que se comienza a notar y se agudiza con la medida de cuarentena en las comunas más adineradas, precisamente donde está el trabajo para la gran mayoría de las y los sostenedores de hogares. Esta amenaza se palpa al ver al obrero de la construcción parado o la trabajadora del retail despedida.

En Peñalolén más de 18 mil familias, según el diagnóstico del último Plan de Desarrollo Comunal, no tienen acceso a la casa propia y otros miles deambulan en la búsqueda de arriendos. Un importante grueso de este déficit habitacional se concentra en las comunidades de Lo Hermida. Lo particular de esta situación es que vivimos justo enfrente de la Viña Cousiño, lo que puede ser una oportunidad o una condena de segregación.

La Viña Cousiño es un terreno de alrededor de ciento veinte hectáreas. Su extensión es fácilmente observable por cualquier pasajero del Metro Los Presidentes. Ahora es uno de los más grandes negocios inmobiliarios del último tiempo y tuvo su golpe de suerte: el 2002 la aprobación de la modificación de uso de suelo de este predio, de agrícola a habitacional, engordó en varios ceros el valor del terreno gracias al Estado. Hoy, en parte significativa de la Viña se desarrolla el proyecto inmobiliario Parque Cousiño Macul orientado a residentes de comunas como Providencia y Vitacura. No hay espacio para “pobladores” en este proyecto.

Sabemos, por las informaciones que hemos recibido de la Dirección de Obras Municipal de Peñalolén, que cuarenta hectáreas de este predio no tienen ningún proyecto aprobado. Es por ello, que, hace cerca de dos años, hemos venido insistiendo a las autoridades comunales y del Ministerio de la Vivienda en la necesidad de un acercamiento con el propietario del terreno. Tenemos la oportunidad de gestionar un Plan Maestro del SERVIU orientado a la construcción de viviendas sociales integradas a la ciudad en la comuna de origen de los sin casa, lo que sería una efectiva manera de disminuir la segregación social en nuestra comuna.

Tras las continuas respuestas negativas de las autoridades, hemos intentado acercarnos directamente a la familia Cousiño. La última vez que fuimos a dejar una carta a Quilín #7100, donde tiene sus oficinas la Inmobiliaria Crillon de la familia Cousiño, se nos negó la salida y fuimos increpados por los guardias. Estas situaciones alentaron nuestra decisión de tomarnos este terreno la mañana del 11 de noviembre del año pasado junto con otros comités de vivienda. Fuimos rápidamente atacados por bombas lacrimógenas y perdigones de Carabineros, por lo que nos retiramos de forma ordenada del terreno. La respuesta del municipio de Peñalolén fue una acusación que vinculaba a nuestra agrupación con grupos de narcotraficantes.

Conseguimos ser recibidos por el ministro Cristián Monckeberg a comienzos de diciembre. Primero asistimos a una reunión con el conjunto de los y las dirigentes de vivienda de la comuna y la alcaldesa Carolina Leitao. El ministro aseguró ese día que el derecho a la vivienda en Chile, en la práctica, estaba siendo garantizado. Una semana después, tuvimos la oportunidad de presentar, con plano y documentación en mano, nuestra propuesta al ministro y al subsecretario Guillermo Rolando. Esta consiste en la adquisición de 18,6 hectáreas de la Viña para la construcción de cerca de 2200 viviendas sociales con equipamiento urbano destinadas a las familias sin casa de Lo Hermida y Peñalolén, así como el desarrollo de un proyecto de regeneración urbana de los departamentos del sector, que permita disminuir el hacinamiento de estas poblaciones.

La respuesta del ministro fue clara: si el propietario no quiere vender, el Estado no puede expropiar. Ese mismo mes nos enteramos de la aprobación de una nueva glosa presupuestaria en el Ministerio de Vivienda, que permitiría al Estado comprar terrenos en zonas mejor ubicadas y de mayor valor. Según su precio comercial, el Estado tiene las condiciones para negociar con el propietario de la Viña la adquisición de ese terreno, a cerca de 11 UF por metro cuadrado. Pero, la familia Cousiño no quiere y se niega a recibir a las autoridades, según lo que nos dijo después la directora del SERVIU.

Chocamos con un muro al límite con la injusticia. Una de las familias más ricas de Chile se niega a recibir a representantes del Estado, y el Estado simplemente se queda con los brazos cruzados. El problema de la Viña Cousiño no es por falta de recursos, es un problema estrictamente político.

Demandamos al Estado una transformación de su política habitacional. Es fundamental hoy la intervención de las autoridades en la crisis del acceso a la vivienda: necesitamos la adquisición de terrenos y un plan de construcción de emergencia, que permita también activar el decaimiento de la economía. Necesitamos suelo urbano para garantizar el derecho a la vivienda de las familias allegadas de Peñalolén y existe suelo disponible. La Viña Cousiño debe ser expropiada por el bien común de nuestras comunidades.

Las políticas habitacionales han ido quedando en segundo plano para el gobierno local y el central, quitándole su importancia urgente. Nos preguntamos los sin casa en estos días de crisis ¿Cómo hacer cuarentena si no tenemos casa? Necesitamos soluciones inmediatas: el Estado debe construir hoy un banco de terrenos que asegure un sitio en la ciudad a las familias pobladoras.

Julia Espinoza y Santiago Castillo