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Opinión

Los alcaldes del apocalipsis

Por: Cristián Zúñiga | Publicado: 09.05.2020
Los alcaldes del apocalipsis Alcaldes en el matinal | Capturas de Pantalla
Los males del barrio son atribuidos al mal manejo nacional y la denominada crisis epocal. Esta es una oportunidad no solo para mantenerse y ganar con facilidad las reelecciones comunales; también lo es para ascender en la pirámide política.

Desde el pasado estallido social, vale decir, de aquella erupción ciudadana ocurrida el 18 de octubre y de la cual aún no terminamos de barrer sus cenizas, es que los jefes comunales, como nunca antes en la historia de Chile, han pasado a ser protagonistas de la agenda política.

Y es que, en los últimos tres años, la agenda política ha sido tomada por quienes superponen el aseo y ornato, a los siempre grises discursos de la política tradicional. Se trata de relatos pronunciados con la escoba en la mano, desde un tractor que desinfecta avenidas; bailando trap junto a equipos de salud municipales y los más experimentados, enarbolándolos desde farmacias populares o rodeados por ejércitos de guardias privados.

Los ediles, desde sus diversos presupuestos y realidades locales, se las han arreglado para mantenerse en la ola de la sociedad del espectáculo, recurriendo a esa cuña repetida una y cien veces, de que “la política tradicional ha tocado techo y este es un cambio epocal que da por jubiladas a las ideologías del binomio derecha-izquierda”.

En medio del caos y la peste, con las grandes instituciones a mal traer y la ciudadanía despolitizada (luego de años de concertada ausencia de formación filosófica y cívica), esos asuntos concretos, de barrio, consultorio, almacén y patentes, emergieron como cobijo frente al déspota y lejano mundo de los llamados temas estructurales.

Los temas estructurales, aquellos que deben proyectar y administrar la vida en comunidad, sin la ansiedad, ni pulsión del corto plazo, vale decir, los temas del Ejecutivo, Banco Central, Corte Suprema, comisiones senatoriales de hacienda, salud, obras públicas, entre otros, han quedado sin legitimidad ciudadana y son lapidados desde matinales por alcaldes de diversas comunas, quienes se alzan como voceros del denominado “vecino”.

Para estos administradores comunales el escenario de decadencia institucional otorga margen para crecer y hacerse paso entre los disminuidos parlamentarios, ministros e intendentes. Para los alcaldes, no hay mucho que arriesgar desde las viejas plazas comunales y artesanales ferias libres. Por el contrario, la queja del vecino es recepcionada y llevada en forma de pancarta a las puertas mismas de La Moneda o el Congreso.

Los males del barrio son atribuidos al mal manejo nacional y la denominada crisis epocal. Esta es una oportunidad no solo para mantenerse y ganar con facilidad las reelecciones comunales; también lo es para ascender en la pirámide política.

Por primera vez en la historia, los alcaldes pasaron a copar la pole position presidencial y ya figuran entre las principales preferencias nacionales.

Es más, en la reciente encuesta Agenda Ciudadana Criteria, correspondiente a abril del presente año, los alcaldes han pasado a ser las figuras políticas con mayor visibilidad en los medios. En términos de evaluación, destaca que de los diez mejores evaluados del país, ocho corresponden a la derecha y solo dos a la oposición ( Sharp y Jadue).

Quizás por lo mismo y aprovechando la fama edilicia es que el gobierno se atreve a instalar a una carismática ex alcaldesa de la UDI (estrategia de crecer hacia la extrema derecha para abordar el resto del mandato presidencial con 40% de aprobación) como ministra de la Mujer, cartera clave en la disputa valórica e ideológica del presente. 

Sin embargo, es sabido que el futuro cercano aparece con aquel recordatorio que, cada cierto tiempo, llega de improviso para susurrar a las civilizaciones sobre la fragilidad del humano. Es decir, para hacernos ver que la existencia es el transitar por un valle de lágrimas de dolor y palpitar.

Cuando la pandemia colapse hospitales, consultorios y cementerios, la percepción de la vida y de nuestras instituciones de seguro no será la misma que la del Chile pre 18 de octubre. Puede que, incluso los próximos años se parezcan más a aquel destino de los pueblos que recibían castigos divinos y que la Biblia nos relatara como peregrinajes de sacrificio.

Luego de la peste, vendrá la crisis económica e incluso si algunos países insisten en supervisar el laboratorio de Wuhan, puede que nos caiga un conflicto mundial de proporciones.

En este nuevo escenario, cuasi apocalíptico, es que los alcaldes asoman como favoritos, superando a los políticos de anchos pasillos parlamentarios y decimonónicas oficinas presidenciales.

Será entonces la sabiduría del pueblo la que deberá elegir capitán para atravesar la tormenta. Por ahora, pareciera que los pilotos preferidos llegan (sería la primera vez que un alcalde gana la presidencia de Chile) desde las piletas comunales. Algo no menor, considerando que, lo más probable, es que se deba atravesar el mar entre monstruos de dos cabezas.

“No temas lo que estás por sufrir. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” . Apocalipsis 2:10.

Cristián Zúñiga