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Perito de matinal

Por: Cristián Zúñiga | Publicado: 08.08.2020
Perito de matinal perito |
Los matinales sólo se entrometen en las casas de la gente pobre, donde no dudan en meter sus cámaras para registrar las rutinas de humanos que viven amenazados por las flechas del destino y las injusticias propias del modelo. Es poco probable que los matinales metan sus narices en los contaminantes negocios mineros de Luksic o recreen el robo del Banco de Talca. 

Los matinales son reductos mediales que, desde la hora del desayuno, domestican las percepciones ciudadanas y aleonan o adormecen las pasiones de sus leales audiencias. Se trata de espacios que transitan por carreteras distintas a las recorridas por las rimbombantes redes sociales (ese sobredimensionado refugio de las vanguardias posmodernas).

Al calor de estos espacios mediales, un montón de periodistas, políticos, académicos, curas, modelos, cocineros, opinólogos, detectives y bufones, comentan sobre lo humano y divino, junto a una cortina musical ad hoc al acontecimiento de turno.

Es así como los matinales han ido configurando las subjetividades de gran parte del país y en especial de aquellas personas que, fruto del deficitario sistema educacional, tienen que llenar vacíos emocionales y responder dudas existenciales, a partir de las opiniones vertidas por paneles conformados por eclécticos personajes.

Sin ir más lejos, en los últimos años la muerte más llorada por el pueblo chileno ha sido la de un conductor de matinal que ejercía, cada mañana, de comediante, humorista, opinólogo, entrevistador, consejero y analista. Hasta el día de hoy abundan toallas, calendarios y figuras de yeso con el rostro de Felipe Camiroaga.

Eso sí, los matinales sólo se entrometen en las casas de la gente pobre, donde no dudan en meter sus cámaras para registrar las rutinas de humanos que viven amenazados por las flechas del destino y las injusticias propias del modelo. Es poco probable que los matinales metan sus narices en los contaminantes negocios mineros de Luksic o recreen el robo del Banco de Talca.  

Por lo mismo es que el bestial crimen de Ámbar Cornejo no iba a quedar fuera de la pauta de los matinales. Por el contrario, abrió el despiadado apetito de sus editores, quienes no dudaron en enviar a un ex funcionario de la PDI hasta la vivienda de la hasta entonces, desaparecida mujer.

Es más, ese ex funcionario de la PDI, ahora venido a perito de matinal, habría tenido contacto con él, hasta ahora, principal acusado de cometer tan horrendo crimen, sólo unas horas antes que, en ese mismo lugar, encontraran el cuerpo de la joven.

Una vez más los matinales han hecho su trabajo a la perfección, vale decir, han pasado por encima de la dignidad de los más pobres y por supuesto que, sin consideraciones de fondo. Acá lo importante es el rating y, los dramas de los pobres, suelen ser lo más atractivo de ver entre los mismos pobres.

¿Y qué pasa con los ricos y poderosos en los matinales?

Bueno, a ellos se les quiere ver comentando dramas de pobres, en paneles que van desde Lavin a Jadue, moderados por Tonka u otro y auspiciados por el mercader de turno.

 Ya lo dijo el filósofo Julio Iglesias: al final, la vida sigue igual.

Cristián Zúñiga