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#EspecialAmorEsAmor: Una historia poliamorosa gay

Por: César Tudela | Publicado: 14.02.2020
#EspecialAmorEsAmor: Una historia poliamorosa gay | Créditos: Adrián Sánchez.
El poliamor tienta pero también asusta. Este modo de tejer otro tipo de vínculos amorosos (y sexuales) es tema de conversación en sobremesas, chats, charlas de pareja y conversaciones con la almohada. En este especial de Babel, el psicólogo, Fabrizio Sepúlveda, cuenta cómo viven esta atípica historia de amor, que aún causa revuelo en la ciudadanía, la que tanto los ha hecho crecer como personas.

Mi relación de tres comenzó cuando conocí a Renzo a través de Instagram, con quien conecté significativamente. Fue mucho más que una atracción física. En vez de alarmarme, abracé el sentimiento e impulsé a que Cristian lo conociera, quien era mi única pareja en ese entonces.

Con Cristian llevábamos aproximadamente dos años de relación. Nosotros siempre conversábamos sobre nuestra visión del amor y del sexo, la cual difería del promedio de las personas. Nos preocupábamos de no ver al otro como un objeto, tratábamos de superar la barrera de los celos y nos preocupábamos de mejorar nuestra confianza siendo transparentes con lo que sentíamos. En este sentido, también comprendíamos que podíamos sentir atracción por otras personas. Esto era algo conversado y consensuado, sin embargo con sus límites claros.

Cuando conectamos con Renzo, nosotros estábamos de viaje en Europa, así que generamos varias conversaciones por chat, donde el objetivo era conocernos, saber más del otro e identificar si existía química. Todo esto de forma muy natural, sin necesariamente pensar en establecer una relación los tres.

Al momento en que llegamos a Chile, inmediatamente lo conocimos. Nos pareció mucho más atractivo en persona, tanto físicamente como emocionalmente. Desde ese momento nos mantuvimos juntos por varios días, generando una triada sin querer y sin conversarla. Comenzamos a convivir y a identificar la dinámica que se daba entre los tres. Todo fue muy bonito y natural.

Créditos: Adrián Sánchez

Como el escenario anterior persistió, sentí la necesidad de formalizar a través de una conversación las intenciones que teníamos con el otro. En este sentido, todos coincidíamos en que queríamos intentar establecer una relación y que eso conllevaba consecuencias, las que requerían de mucho compromiso, confianza y comunicación.

Debo admitir que los inicios no fueron fáciles. Por más que tuviéramos una visión bastante amplia del amor; sumar a otra persona no es un ejercicio tan sencillo ya que comienzan a aparecer inseguridades o miedos con respecto al futuro de tu relación. Es un riesgo y siempre lo identifiqué de esa manera. Además, en la práctica es cuando realmente se ve qué tan preparado estábamos para vivir esta experiencia.

A pesar de los obstáculos, decidimos avanzar. Contra viento y marea. Esto implicó hacernos cargo de nuestros fantasmas y de enfrentar a la sociedad. Al principio pensaba: “¿Y qué dirá mi mamá?”, “¿Mis amigos realmente creerán que esto es amor?”. Yo me proyectaba con mucho optimismo, pero con cierto temor a tener que validar constantemente mi relación ante otros y, por sobre todo, a tener que complementarme a ellos dos con más energía. Esto implicaba doble atención, doble cariño, doble preocupación y una re-organización del día a día. Pero, más que querer destacar los esfuerzos y los distintos hitos que pasamos, pienso que el inicio de esta relación nos puso a ascender en la escalera de la vida. Donde cada peldaño que sumábamos era una prueba superada, que nos permitió auto-conocernos mucho más. Nos permitió hacernos cargo de nuestras debilidades y permitió reforzar lo positivo. Efectivamente, hasta el día de hoy continuamos trabajando en nosotros mismos y en cómo mejoramos nuestra coordinación como pareja, pero si miro hacia atrás, veo un crecimiento bastante grande como personas.

Créditos: Adrián Sánchez

Por el crecimiento personal, creo que nuestros amigos y cercanos pudieron validar con mayor rapidez nuestra relación. Ésta fue bien recibida por nuestros amigos y familiares. Probablemente porque cada día nos preocupamos de ser mejores personas y mejores parejas. Muchos de ellos nos comentaban que proyectábamos eso, lo que me ponía bastante contento.

Después que expusimos nuestra relación, muchas personas se interesaron en esta dinámica. Asimismo, algunos cercanos comenzaron a vivir la misma experiencia. Algunos más exitosos que otros, pero comenzamos a vivir un mundo que se transformaba en cuanto a su visión de amor. Desde ese entonces, nos hemos preocupado de conversar, guiar o aclarar dudas con respecto a nuestra relación poliamorosa. Siempre con la finalidad de normalizar esta realidad. Ahora es prácticamente una misión para nosotros el exponer las distintas realidades que pueden existir en una relación, y nosotros somos una de tantas.

A la fecha, me siento orgulloso de lo que logramos. La manera en que convivimos y cómo nos alentamos, me hace sentir que tomé una muy buena decisión. Me alegra la valentía que tuvimos los tres en aventurarnos en esto. Hoy podemos cosechar muchas cosas positivas, la más significativa de ellas es el tremendo amor que nos sentimos, el cual procura ser sincero, y todo eso se ha logrado gracias a la comunicación. Creo que nunca antes nos habíamos sentido tan cómodos con nuestros deseos y necesidades, porque entre nosotros los recibimos con ternura y cuidado, preocupándonos de aprender mutuamente y de impulsarnos a dar los espacios necesarios para explorar y mejorar. ¿Quién no desea eso en una relación? Yo lo tengo hoy día, y ellos dos me han ayudado a sentirme más completo.

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