80,7% de las personas trans se reconocen como tales antes de los 11 años: ¿Por qué esperar hasta los 14?

En octubre del año pasado, los resultados del primer catastro de la realidad de las personas trans en Chile evidenciaron la gravedad de la discriminación a este segmento de la población: la llamada “Encuesta T” de OTD Chile arrojó que un 56% ha intentado suicidarse, y de este grupo, un 57% lo ha intentado antes de los 15 años: estas cifras son aún más altas que las estadounidenses, en donde un tercio de las personas trans reportan intentos suicidas, que también se concentran en la niñez.

Esta situación es extremadamente alarmante, considerando que en Chile las tasas de suicidio han aumentado un 90% entre 1990 y el 2011, sólo superado por Corea del Sur entre el resto de los países de la OCDE, en los que, además, dicho índice ha disminuido en promedio en un 20%. Es difícil contabilizar cuántas personas trans y no binarias efectivamente han terminado con su vida, pero lo cierto es que la tasa de suicidio de las personas LGBTIQ2+ es cuatro veces mayor que el resto de la población: según la fundación Todo Mejora, un 66,3% de les estudiantes encuestades dicen haber escuchado comentarios negativos sobre las personas trans en su colegio, y un 22,7% señaló que éstos eran muy frecuentes. A su vez, un 59,9% de les jóvenes LGBTIQ2+ fue acosado por su expresión de género y el 28,6% fue atacado físicamente. Por último, también se comprobó una relación directa entre la gravedad del acoso victimizante a la población LGBTIQ2+ y mayores niveles de depresión y ausentismo escolar.

Las estadísticas hablan por sí solas: hoy la niñez trans es el grupo más vulnerable al bullying, la depresión y el suicidio, y en Chile, la única herramienta con que cuentan es una circular de la Superintendencia de Educación cuyo cumplimiento es difícil de rastrear. Por ello, urge la aprobación del cambio de sexo registral para menores de 14, considerando además que, según la encuesta T, un 80,7% de las personas trans notaban antes de los 11 años que no se adecuaban al género impuesto.

Antenoche, un reportaje de Ahora Noticias (Mega) mostró la cruda realidad de las familias de niñes trans que día a día luchan contra la discriminación y hoy son sus relatos los que motivan a parlamentaries de centro y derecha, como Matías Walker, Jaime Bellolio y Felipe Kast, a incluir, después de más de cinco años de espera, a les menores de 14 años en el texto final del proyecto de ley de identidad de género (Boletín 8924-07), que se votará por separado dentro de los próximos días. Pese a ello, el gobierno aún no se atreve a enfrentar a los sectores más conservadores de Chile Vamos al no tomar una postura clara sobre este tópico: la misma ministra Cecilia Pérez en un evento de Base Pública señaló que eran acusades de “abandonar los valores de la centroderecha”. La verdadera pregunta es si aún hay espacio para la transfobia hacia niñes entre sus filas.

Es hora de que nuestro Congreso reconozca que también les niñes son sujetos de derechos humanos de les niñes: como bien señalan les profesores Fabiola Lathrop y Nicolás Espejo, es obligación del Estado de Chile, en virtud de la Convención de Derechos del Niño, respetar y proteger su autonomía progresiva en la construcción de su identidad, incluyendo los aspectos vinculados con las sexualidades y géneros, según la observación 14 del Comité de Derechos del Niño. En el mismo sentido se ha pronunciado recientemente el Instituto Nacional de Derechos Humanos en su informe complementario a propósito del Examen Periódico Universal de la ONU que observará a Chile en enero próximo, y en los informes alternativos que lanzará el 12 de septiembre, el Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.

En junio pasado, la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar a las identidades trans como un trastorno, en su 11ª versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), siguiendo los pasos del manual DSM-V, por lo que hoy Chile puede incorporarse en una tendencia mundial transfeminista que cuestiona el binarismo de género instalado culturalmente por el patriarcado, avanzando así hacia el reconocimiento de la identidad de género a todas las edades. Al igual como ocurre con la utilización del lenguaje inclusivo, cambiar sólo una letra podría cambiar la vida de miles de personas: a la hora de buscar dónde trabajar o estudiar, se sigue discriminando por tener la letra incorrecta en el carné. Aprobar el cambio de sexo registral sólo podría tener consecuencias positivas y si se extiende a menores de 14, el Estado resguardaría hoy el interés superior de les niñes trans: no les expongamos a otros cinco o diez años más de rechazo y acoso, a la espera del momento legislativo en que la voluntad política les reconozca el derecho a expresar lo que realmente son. Sería el primer paso para liberar definitivamente a la población trans de la discriminación.