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Conductora de LuchadorasTV y la violencia machista en México: «Nos queda claro que el Estado está muy lejos de protegernos»

Por: Yasna Mussa | Publicado: 05.05.2016
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La antropóloga Lulú Barrera decidió visibilizar las historias que hay detrás de cada víctima y pensó que la mejor forma de hacerlo era crear un medio propio, en donde las mujeres sean las protagonistas y tengan el espacio para contar sus experiencias, luchas e ideas.

El pasado 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, millones de personas salieron a las calles de todo el mundo para manifestar su rechazo a la violencia de género y reivindicar la lucha feminista en pos de la igualdad, los derechos reproductivos y una larga lista de demandas históricas. En Ciudad de México, ese mismo día, la periodista Andrea Noel vivía a plena luz del día un episodio de violencia machista en la colonia Condesa, una comuna de clase media bastante concurrida y con mucho movimiento comercial.

Ese ataque, en el que un desconocido baja la ropa interior de la periodista con tal fuerza que la bota al suelo, fue captado por las cámaras instaladas en la vía pública. Noel, logró recuperar el video y difundirlo por su cuenta de Twitter logrando que rápidamente se volviera viral. Las muestras de apoyo e indignación por lo sucedido no se hicieron esperar. Pero con la misma rapidez, la periodista de nacionalidad estadounidense comenzó a recibir miles de mensajes con amenazas e insultos de hombres que justificando el ataque por la manera de vestir de la reportera, calificándola de “puta” y otros adjetivos sexistas. Muchos amenazaron con agredirla físicamente e, incluso, violarla.

El tono del acoso subió a tal nivel que Andrea Noel decidió abandonar México y dejar de un día para otro su casa, sus mascotas y a sus amigos, una vida construida por más de 10 años en ese país que adoptó como suyo. El horror radica en que casos como el de la reportera no son aislados. Las denuncias de acoso se acumulan en carpetas de organismos institucionales, mientras las organizaciones feministas registran más casos de violencia, sobre todo en espacios públicos como el metro, buses y grandes avenidas.

Revisar los datos duros que reflejan la violencia machista en México es estremecedor. En ellos se constata que el femicidio aumentó 46% en 4 años. Naciones Unidas indica que 7 mujeres son asesinadas al día y que de las 15 mil denuncias por violación al año, sólo una de cada cinco recibe sentencia. También la Fundación Thomson Reuters presenta un análisis de TrustLaw en el cual el país aparece como uno de los integrantes del G-20 donde las mujeres se encuentran más desprotegidas después de India, Arabia Saudita, Indonesia y Sudáfrica. Las cifras son duras, reales y también indiscutibles.

La antropóloga Lulú Barrera decidió actuar y visibilizar las historias que hay detrás de cada víctima y pensó que la mejor forma de hacerlo era crear un medio propio, en donde las mujeres sean las protagonistas y tengan el espacio para contar sus experiencias, luchas e ideas. Así nació Luchadoras TV, un programa de televisión que se emite por el canal de internet Rompeviento. “Hay mujeres guerreras que hacen de sus vidas una revolución. Ellas son Luchadoras”: Así se presenta la emisión que cada miércoles a las 20:00 horas se transmite en la red. Ante la aguda crisis que sufre México, eldesconcierto.cl entrevistó a Barrera, en su rol de conductora de Luchadoras y como feminista activa en la lucha contra la violencia machista.

¿En qué momento nace la idea de crear un programa de televisión feminista?

-Nace en reacción al abordaje sexista que tienen los medios sobre información relacionada con la agenda de género o mujeres, que se expresa de distintas formas: se expresa en una línea editorial que desplaza ese tipo de contenidos a un segundo plano donde permanece en el centro de atención muy poco tiempo y solamente cuando está asociado a un evento emblemático que capta la atención, pero en realidad no hay una línea sostenida de interés. Yo estaba muy interesada en esos temas y veía que habían noticias importantes que están un día en primera plana o en algún lugar más visible de un periódico digital y al día siguiente ya no estaba y era más difícil encontrarla.

¿En qué se manifiesta ese abordaje sexista?

-Tiene que ver con cómo cuentan los medios o cómo hablan los medios sobre las mujeres, cómo las definen. Principalmente las definen en roles reproductivos o en algún núcleo social. Si son la madre de, o la esposa de. Nunca son definidas por ellas mismas, sino por otra cosa o algún rol tradicional que ejercen. También cuando sucede algún acontecimiento que sea del interés de los medios, poco se acude a la opinión experta de mujeres en el tema. Así, creamos Luchadoras que es un programa de entrevistas que se dedica solamente a entrevistar mujeres y a profundizar en sus experiencias. Y que tiene un enfoque reivindicativo, por eso el nombre de Luchadoras. Son mujeres fuertes, que aunque podamos estar hablando de temas muy complejos y difíciles como puede ser el feminicidio en México, que es una crisis, están luchando. Entonces siempre se aborda desde la perspectiva de lo que las mujeres están haciendo frente a cualquier contexto.

¿Tu venias del mundo feminista? ¿qué relación tenías con el activismo?

-Sí, todo mi trabajo ha sido en temas de género. Primero desde la academia y después desde el activismo. Este es un proyecto de comunicación activista. Lo que ahora más recientemente se comienza a llamar como medioactivismo, no necesariamente surgimos como una iniciativa periodística, sino más bien como de una iniciativa medioactivista.

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Los últimos dos meses ha habido un incremento en las denuncias de acoso callejero y por lo mismo se convocó a una masiva manifestación el pasado 24 de abril. ¿Cuál ha sido la respuesta de la ciudadanía en un Estado donde el propio Presidente Peña Nieto ha naturalizado la violencia?  

-El Estado de México es uno de los estados donde hay mayor número de feminicidio y donde la mayor parte permanece en la impunidad, realmente la situación es insostenible. Hay municipios y por eso la marcha se hizo desde Ecatepec, donde a la semana hay varias mujeres que son encontradas tiradas en los ríos, asesinadas. Justo después de la marcha, que fue increíble, muy poderosa y que congregó a más de 10 mil personas en el DF, Peña Nieto tuitea que ha escuchado el llamado de tantas mujeres y que como siempre seguirá interesando en promover la agenda. El reclamo por la violencia de mujeres en Atenco es un reclamo que se le ha hecho desde siempre y ante el cual nunca ha respondido, entonces qué se puede esperar.

¿Qué tipo de acciones se han creado para contrarrestar la indiferencia institucional?

-En el estado de México se dictó una alerta de género que es un mecanismo emergente. Te dice que hay una situación grave de violencia contra las mujeres, especialmente feminicidio, que amerita una acción especial del Estado. Y en varios estados del país se ha solicitado lo mismo. Se han acordado en más 5 estados que el gobierno adopte medidas y si las medidas que adopta el gobierno después de un período de 6 meses no han funcionado, se dicte un estado de alerta de género. Ante estas fallas, hay reacciones. Muchas de las consignas de la marcha eran: autodefensa feminista. Porque nos queda claro que el Estado está muy lejos de podernos proteger, porque incluso es él quien nos agrede. Mucho de lo que se está hablando y proponiendo es cómo poder reaccionar nosotras mismas para defendernos a nosotras mismas y solidariamente. Por ejemplo, estamos diciendo: si ves un acoso no te quedes callada, porque todas hemos visto un acoso. 7 de cada 10 personas han visto acoso callejero en el Distrito Federal. Ves al agresor y ves a la víctima y no haces nada. Te puede indignar pero nadie reacciona, nadie solidariza, entonces qué ha pasado.

Machismo organizado

La indignación de la que habla Barrera ha sido muchas veces reprimida por el miedo. Hace un año, la cofundadora del colectivo “lesboterrorista” Luisa Vásquez Herrera, bloguera y activista bajo el seudónimo Menstruadora, fue víctima de una campaña de desprestigio en redes sociales, que incluyeron amenazas de muerte y violación. Tanto trolls como hombres identificados con nombres y apellidos, comenzaron a rebasar la línea de lo virtual y acercarse a su vida real. Article 19, una organización independiente de Derechos Humanos que trabaja alrededor del mundo para proteger y promover el derecho a la libertad de expresión, hizo eco de este hecho de hostigamiento que llevó a la activista a cerrar su cuenta de Twitter, afectando directamente el debate y la difusión de los derechos de las mujeres.

La situación llegó a tal extremo que los hostigadores crearon un chat público en la plataforma Hispanchan para organizarse.   El acoso incluyó la búsqueda de datos personales y la publicación de fotografías con acusaciones sobre  ella. “¿Por qué estos tipos pueden tener la posibilidad de cesar mi actividad feminista? Cómo pueden tener el poder de marcar mi agenda?”, se preguntaba la bloguera.

Lo que preocupa a las organizaciones internacionales y activistas es que no se trata de un caso aislado, sino muy por el contrario. Según Article 19, hasta 2015 documentaron 326 agresiones contra periodistas y comunicadores, de las cuales 63 fueron contra mujeres. En el caso de las agresiones contra la periodista Andrea Noel hubo incluso algunos medios de comunicación que expresaron sus sospechas ante las pruebas de la reportera,  poniendo en duda que el ataque sucediera el mismo día en que se reivindica la lucha de las mujeres.

Pero el estado de impunidad en México es preocupante y está enraizado en las estructuras de la sociedad. En 2006 hubo una serie de disturbios violentos en la ciudad de San Salvador Atenco, bajo la administración del actual Presidente Enrique Peña Nieto,  quien por ese entonces era gobernador. 26 mujeres denunciaron haber sido violadas y torturadas sexualmente por la policía. Peña Nieto desmintió los hechos aún cuando hubo testigos y existen las declaraciones de las víctimas, quienes detallaron cuantas veces pudieron los macabros actos a los que fueron sometidas bajo el mandato de Peña. Con esos antecedentes, la credibilidad del presidente mexicano ante la marcha del 24 de abril, es nula.  

En la vida cotidiana, existen denuncias que abarcan todas las escalas: una estudiante de la Universidad Autónoma de México sufrió acoso al ser graba por un hombre que tomó imágenes de sus piernas. Otro hombre eyaculó sobre una mujer en el vagón del metro público. El cantante mexicano Gerardo Ortiz hizo circular un video clip cuya narrativa es literalmente un femicidio. En cada uno de los casos, ante las denuncias aparecieron más agresiones.

En la sociedad mexicana se comienza a hablar de un machismo organizado. Gente que utiliza las herramientas informáticas para crear chats e intercambiar datos y formas de atacar a las mujeres.

La violencia ha llegado a niveles extremos y ha alcanzado quizás su punto más alto ¿Cuál ha sido la reacción de la sociedad?

-Empezó a haber mucha indignación. Se generaron peticiones de change.org que alcanzaron un tope y lograron, por ejemplo, que la secretaria de Gobernación se pronunciara, algo que es muy poco común. Pero la chica que promovió esta acción empezó a recibir acoso también en línea y amenazas. Le decían que ya sabía dónde vivía, que la estaban persiguiendo, que se cuidara. Así como en el caso de Andrea, los límites de la violencia online comenzaron a transgredir la violencia en sus espacios físicos reales, cosa que ya había pasado con Menstruadora, entonces lo que estamos viendo es la intensificación que, si bien ya estábamos experimentándola, en este caso sucedieron en un período muy corto, una tras otra en internet.

¿Qué pasa con esas víctimas que se someten a eternos procesos burocráticos para efectuar una denuncia ?

– Eso pasa en todo el sistema de justicia y no sólo con el acoso callejero, sino con la violencia familiar. O sea, se desconfía del dicho de la víctima. Cuando todos los estándares internacionales dicen que en un caso de violencia es lo primero que tienes que hacer: confiar en el dicho de la víctima. Y bueno, los procesos son re victimizantes, son ineficaces, son otra forma de violencia institucional. Para llenar una queja de un acoso en el metro, te puede tomar hasta 16 horas.

Cuando llegas a los ministerios públicos siempre desestiman el hecho: “Lo que te pasó no es importante, fue secundario, estás exagerando, no hay nada que hacer. Como no te golpeó no hay nada que perseguir”. Entonces esto es algo sistemático.

Hemos llegado a un límite. La violencia fue tan sistemática, tan sostenida, que la hizo como un bloque visible y contundente de toda la situaciones que ya habíamos vivido por mucho tiempo. Entonces se hizo un llamado y así surgió lo de la marcha del 24 de abril, en conjunto con varios estados, no sólo con el Distrito Federal.

¿Qué acciones tienen pensadas para el mediano y corto plazo?

-Vamos a sacar un vídeo que hicimos en la marcha en donde muchas mujeres dicen que se sientes avergonzadas de vivir el acoso, entonces mucho de lo que estamos diciendo ahora es: «la vergüenza es de ellos». En la conferencia de prensa de la marcha, una activista dijo: «La vergüenza ha estado de nuestro lado pero erróneamente. La vergüenza es de ustedes».

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