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La escalada de protestas que complica a Macron tras imponer impopular reforma de pensiones

Por: Por Carolina Ceballos con información de Agencia EFE | Publicado: 24.03.2023
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Su decisión de imponer por decreto una reforma que incrementa la edad de jubilación, está siendo resistida masivamente en las calles, donde este jueves millones de personas mostraron su indignación, lo que se suma a la convocatoria a nuevas manifestaciones. Todo esto mientras el paro de recolectores de basura mantiene a París en una situación sanitaria apremiante.

Este jueves, se cumplió la novena jornada de protestas del pueblo francés, que desde la semana pasada está saliendo masivamente a las calles para manifestarse contra la impopular decisión del presidente Emmanuele Macron, de aumentar a 64 años de la edad de jubilación, lo que estableció por decreto, seguramente sin imaginar el desborde social en que esta se traduciría.

“Si hay que asumir la impopularidad por la reforma de las pensiones, la asumiré”, sostuvo hace unos días el mandatario en el momento más adverso de su segundo período al frente del país galo.

¿Cómo se generó la escalada social que lo mantiene enfrentando una creciente crisis de popularidad que, lejos de remitir, se evidencia cada día con nuevas y multitudinarias manifestaciones que este jueves llegaron a aproximadamente 300 convocatorias alrededor de Francia?

Fue la decisión de Macron y su primera ministra, Elisabeth Borne, de imponer su reforma sin someterla a la Asamblea Nacional (Cámara Baja), instancia donde arriesgaba una derrota, la que el jueves de la semana pasada llevó a la gente a tomarse las calles, donde el descontento no cede, en medio de la férrea actitud de Macron, quien incluso ha deslegitimado la expresión popular, desde donde las acusaciones de violentos actos de represión del gobierno, se suceden unos tras otros.

Todo esto, mientras Macron insiste en advertir que “no tolerará desbordes” en las manifestaciones, donde el descontento crece sumando a miles de adherentes en las calles del país europeo.

De hecho, este jueves las protestas terminaron con 457 detenciones de parte de las fuerzas del orden, a lo que se adicionan más de 400 agentes heridos, de acuerdo a la información oficial entregada hoy por el ministro del Interior, Gérald Darmanin, quien en una entrevista al canal CNews apuntó a la extrema izquierda como la responsable de los actos de violencia que se produjeron al margen de las marchas organizadas por los sindicatos contra la reforma del gobierno.

«La extrema izquierda quiere atacar la República y hay que dar un mensaje de condena», insistió el ministro, quien dijo que los sindicatos ya han denunciado la violencia, pero no así toda la oposición.

París

El colapso de París tras la imposición de la reforma de Macron- Imagen: Twitter @manelmarquez

Incluso, relevó la labor de los 12.000 policías y gendarmes movilizados ayer, asegurando que «protegieron a los manifestantes» convocados por los sindicatos.

Evidencia de la masividad de las protestas, y de lo compleja que es la situación derivada de la resistida reforma de Macron, es la oficialización de las cifras del Ejecutivo, que sinceró que hubo alrededor de un millón de manifestantes, cifra de envergadura que, sin embargo, contrasta con el cálculo de 3,5 millones de personas volcadas en las calles de Francia, de acuerdo a una las centrales a cargo de la multitudinaria convocatoria.

«Esta movilización importante va de la mano de una radicalización de una pequeña parte», en particular «de la extrema izquierda» que se hizo notar en París, pero también en otras ciudades donde hubo graves altercados, como en Rennes, en Nantes, en Lorient o en Burdeos, aseguró Darmanin.

Según sus palabras, en París hubo «1.500 vándalos» que se adelantaron al cortejo sindical y atacaron a los agentes con cócteles molotov, con adoquines y barras de hierro.

Huelga de recolectores mantiene las calles llenas de basura

A la crítica situación derivada de las masivas manifestaciones, se suma la preocupante contingencia sanitaria consecuencia del paro de recolectores que se inició hace más de dos semanas y que, de acuerdo al departamento de Interior, contabilizó 903 incendios de mobiliario urbano y de contenedores en París y otras zonas del país.

Este panorama se empezó a generar a inicios del mes en curso, cuando montones de basura se empezaron a  acumular en las aceras de París, justamente en protesta a la reforma de Macron, con trabajadores del sector en la capital en huelga, y algunos incluso bloqueando el acceso a las incineradoras de residuos.

El turismo también se ha visto afectado, golpeando seriamente a la gastronomía de una de las capitales más admiradas de Europa, donde el olor a descomposición se ha transformado en un inesperado cotidiano parisino.

Pese a que la municipalidad de la ciudad ordenó esta semana que más de 200 camiones retomen sus funciones, las más de 10.000 toneladas de residuos que entregan una poco higiénica postal de la capital europea, no se retirarán de un día para otro.

Por su parte, consultado respecto de si hay que renunciar a la ley de reforma de las pensiones ante la situación actual, la respuesta del titular de Interior, Gérald Darmanin fue categórica. «No creo que haya que retirar este texto por la violencia. Si no, la República no existe», aseguró.

El descontento hacia Macron se hace cada vez más evidente en Francia

El descontento hacia Macron se hace cada vez más evidente en Francia- Captura

Sindicatos intensifican el pulso contra Macron

Pese a la aprobación de la ley, el movimiento de protesta contra la reforma de las pensiones no pierde fuerza, apuntalado con la incorporación de muchos jóvenes, según las organizaciones estudiantiles, y con sectores en huelga que, como el de los carburantes, amenazan con paralizar la economía.

De hecho, la presión se mantiene con los sindicatos convocando a una nueva jornada de protesta para el 28 de marzo, anticipando que vendrán otras.

«Es una provocación», dijo el líder de la CGT, Philippe Martinez, el más combativo de los sindicatos del frente unido, que protagoniza además otro tipo de acciones, como el bloqueo de depósitos de combustible, en respuesta a las declaraciones del presidente, que ha insistido en desacreditar al movimiento social.

Su colega Laurent Berger, al frente de la más dialogante de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), tampoco aceptó la mano que en las últimas horas le tendió Macron, quien apeló a restituir el diálogo, algo que por ahora parece complejo en vista de tan lejanas posiciones.

Pero alertó contra el peligro de que los hechos de violencia constatados en las calles, donde se ha hecho habitual ver incendios reiterados en señal de descontento, les haga perder la batalla de la opinión pública, que por ahora los sondeos sitúan abrumadoramente contra la reforma.

Los sindicatos apuestan por seguir con la presión, por lo que los próximos días se anticipan decisivos para conocer el desenlace de una crisis que no parece acabada con la adopción del texto por el legislativo, lo que contraviene los planes de Macron de seguir adelante con su agenda política.

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