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Bachelet: Los pendientes de la democracia son «manjar para la extrema derecha»

Por: EFE | Publicado: 14.11.2023
Bachelet: Los pendientes de la democracia son «manjar para la extrema derecha» Michelle Bachelet | Agencia Uno
La exmandataria analizó la tendencia que ha propiciado el surgimiento de líderes que «tal vez no se definen a sí mismos como de extrema derecha, pero que restringen libertades, deterioran las instituciones democráticas, toman medidas de seguridad que parecen espectaculares pero que muchas veces violan los derechos humanos».

Michelle Bachelet, expresidenta de nuestro país, sostuvo una entrevista con EFE, agencia en la que aludió a las deudas pendientes de las democracias latinoamericanas, asegurando que estas son «un manjar para la extrema derecha», que solo será contenida con más y mejor política.

Bachelet, quien asiste en Brasilia a una reunión del Club de Madrid, que congrega a un centenar de exmandatarios del mundo,  dijo estar «muy preocupada» con la «irrupción de la extrema derecha», tanto en Latinoamérica como en el mundo, pues considera que se trata de un problema y una amenaza global.

«Lo vemos en Europa o en África», comentó la también exdirectora de ONU Mujeres y exjefa de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien atribuyó esa nueva realidad política a que «la democracia en el mundo está debilitada», al igual que «el sistema multilateral».

Democracia en deuda

En el caso de América Latina, similar al de otras regiones, dijo que «la democracia no está respondiendo a las necesidades de la gente» y apuntó que, cuando un sistema no es «eficiente», muchos se preguntan «por qué estar de acuerdo» con ese modelo.

Eso ha dado lugar «al surgimiento de estos grupos, que toman las emociones de la gente que tienen más que ver con sus inseguridades y sus miedos, y hablan con un mensaje sencillo que parece proponer unas soluciones que en realidad nunca son soluciones».

Entre algunos países, citó lo que ocurrió en los últimos años en el propio Chile, en Brasil, en algunos países de Centroamérica y ahora en Argentina, con el movimiento que lidera Javier Milei, quien disputará el próximo domingo la segunda vuelta electoral frente al peronista Sergio Massa.

Se trata, según Bachelet, de líderes que «tal vez no se definen a sí mismos como de extrema derecha, pero que restringen libertades, deterioran las instituciones democráticas, toman medidas de seguridad que parecen espectaculares pero que muchas veces violan los derechos humanos» o incluso «el debido proceso» judicial.

En su opinión, en el marco latinoamericano, «esta tendencia está muy vinculada a dos componentes principales», que son la seguridad ciudadana, relacionada a la delincuencia, el narcotráfico y otras formas del crimen organizado, y la seguridad social y económica.

La «ultraderecha recoge el sentimiento de frustración»

«Nos ha tocado vivir con el Covid y sus efectos no solo en el área de salud, sino sociales y económicos, fueron muy importantes», pues «las tasas de desempleo siguen altas y las de crecimiento siguen bajas», aseguró.

Paralelamente, apuntó que, como consecuencia de «la guerra en Ucrania, el costo de vida no para de subir, así como los precios de los alimentos o los combustibles», en un escenario en el que «los salarios no aumentan a la misma velocidad».

Ese panorama «es un manjar para la extrema derecha», manifestó la expresidenta, quien considera que mientras los gobiernos democráticos «tratan de hacer las cosas bien» frente a esa «enorme multiplicidad de problemas», la «ultraderecha recoge el sentimiento de rabia y frustración» instalado en la ciudadanía.

Otro elemento en esa disyuntiva política, según Bachelet, es que la derecha «democrática» también se ha endurecido, «arrastrada» por un discurso ultra que encuentra acogida en sectores de la población.

Jóvenes desconectados de la democracia

También identificó una cierta desconexión entre los gobiernos democráticos y los jóvenes de América Latina, que en su mayoría no habían siquiera nacido cuando comenzaron a derrumbarse los regímenes militares surgidos en la década de 1970.

«Es un señal de alerta para los demócratas», pues «una de las cosas que vemos es que los jóvenes, que son fuente de cambio y de transformación», forman muchos veces las bases de esos movimientos autoritarios.

«Tenemos que ver cómo aseguramos que los jóvenes de la región se apropien de los valores democráticos, entiendan que la democracia no es perfecta pero que es el único sistema mejor y tiene mecanismos para corregir sus propias fallas», por lo que «siempre es posible mejorarla», aseguró.

Bachelet también subrayó el papel que cabe a los partidos políticos para ponerle freno al autoritarismo.

«La democracia representativa no está siendo suficiente» y se deben abrir nuevos canales para una «democracia más participativa», pues muchos sienten que los partidos políticos «se han alejado, son elitistas, no hablan el mismo idioma y no están preocupados con los problemas de la gente», sostuvo.

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