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Hasta Barticciotto entregó gaviotas: Un festival atravesado por la rabia contra el gobierno y la policía

Por: Don Sergio, jubilado, exjefe de utilería | Publicado: 29.02.2020
Hasta Barticciotto entregó gaviotas: Un festival atravesado por la rabia contra el gobierno y la policía FOTO: FRANCISCO LONGA/AGENCIAUNO |
La Juana me fue hablando todo el rato. En el metro hasta Salvador, y en la corta caminata a pie hasta el epicentro de las protestas. Que si me había fijado en la competencia internacional o en la folclórica, preguntó. De reojo, un poco, sí. Va a ganar el que se parece a Pancho Puelma, me dijo. Y también va a ganar el igualito a Feliciano. Puede ser, le respondí. ¿Te fijai que no andan los pacos?, agregué. Están todos en Viña pelao, me respondió.

Hoy después del almuerzo, la Juana me dijo: es viernes, vamos a Plaza Dignidad mejor, en el Festival ya no hay nada más que ver. Oye pero si a ti te gusta Noche de Brujas, le dije. Bueno, vamos y regresamos antes de que se haga tan tarde, si igual están al final. 

La Juana quería ir a protestar igual no más hoy. Porque Piñera dijo que iban a querer quemar la Quinta, porque renunció la Cubillos, porque trataron de matar al alcalde Jadue, incendiaron un museo de derechos humanos en Punta Arenas, y los pacos destruyeron un campamento de madiaguas con la gente adentro en Temuco. Qué vai a andar hablando de Viña, festival de porquería, remató. Y la culpa es de un mandatario inepto e irresponsable, sin la más mínima habilidad para ceder o negociar, cada medida suya ha encendido más la llama. Un músico de la competencia lo dijo a la pasada el primer día con todas sus letras. Piñera apaga los incendios con bencina. Yo nunca me he sentido ni de izquierda ni de derecha, pero este señor me ha desplazado, sospecho que como a muchos miles de compatriotas, no diré a la izquierda, pero sí a la vereda de su oposición. Y es tan triste todo esto, porque Viña, que es un evento parte de nuestra identidad nacional, del acervo de nuestra cultura, se ha convertido también en una razón de resentimiento y rabia ante las injusticias de vivimos a diario.

FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO

Por eso, casi del mismo modo, Mon Laferte, la verdadera reina del Festival, dijo que no se puede hacer una fiesta en medio del estallido, y anoche el Flaco Paul Vásquez repitió la idea. Este Festival de Viña estuvo atravesado por la rabia del país contra el gobierno y la policía. Eso convierte a cualquier espectáculo en otra cosa. Para la derecha, en un panfleto. Para la izquierda, en una trinchera. El resultado para quienes nos sentimos al medio, es una incomodidad máxima, total, casi un desastre, una vergüenza. No es justo.

¿Para qué íbamos a ver el festival? ¿Ozuna? Denise Rosenthal siempre he sabido quién es, por mis nietas. Además de salir en teleseries ahora se hizo notar por usar poleras con rostros de mujeres emblemáticas, famosas o importantes. Pero no sé si tengo paciencia para escucharla cantar, esa es la verdad. El reguetón y el trap los escucho con mis nietas. Mueve tu cosita, decía Javiera Contador. No me gusta, pero a los niños sí.

Ozuna
FOTO: FRANCISCO LONGA/AGENCIAUNO

Así que partimos a la Plaza Dignidad. La Juana me fue hablando todo el rato. En el metro hasta Salvador, y en la corta caminata a pie hasta el epicentro de las protestas. Que si me había fijado en la competencia internacional o en la folclórica, preguntó. De reojo, un poco, sí. Va a ganar el que se parece a Pancho Puelma, me dijo. Y también va a ganar el igualito a Feliciano. Puede ser, le respondí. ¿Te fijai que no andan los pacos?, agregué. Están todos en Viña pelao, me respondió. Pasaron los bomberos entre aplausos, alguien dijo que estaban quemando de nuevo el Museo Violeta Parra. Había poca gente para lo que yo me imaginaba. Igual, no sé, entre mil y tres mil. La Juana ha venido otras veces, con su amiga la Pikachú. Pero yo no. Llegamos hasta el caballo mismo, era como en los años 80 ir al Parque O´Higgins. Dimos vueltas comiendo unos choripanes y nos volvimos rapidito no más en taxi. Tampoco había para qué arriesgarse. Era tarde igual ya, estaba Ruminot en la tele. La Juana estaba contenta, no sé de qué. Se rió un rato y se quedó dormida. Yo estaba en lo mismo, cuando salió Barticciotto al escenario. Desperté. ¿Pero qué chucha es esto?

Muchas veces nos preguntamos eso mismo en este festival. En el jurado mostraban a un personaje con sombrero de copa y aspecto ridículo, siempre hay un Di Mondo. ¿Qué hacía el Barti cantando con Ruminot? Como un Condorito, uno dice: exijo una explicación. Como el país entero, exigiendo explicaciones. El Festival es una cara del pueblo de Chile y eso nos representa y retrata como somos. Y como hoy estamos en una crisis, nos ha mostrado con todas esas contradicciones, absurdos y desequilibrios. Tal como estamos,  desconcertados.

 

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