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Lecturas para acompañar las marchas por las Black Lives, parte 1

Por: Mónica Ramón Ríos Escritora, editora y académica, desde Nueva York. | Publicado: 30.06.2020
Lecturas para acompañar las marchas por las Black Lives, parte 1 |
La historia sobre la violencia policial, el vínculo entre capitalismo y racismo y la falta de estructuras sociales en uno de los países más ricos del mundo han dejado en evidencia la necesidad de reeducar a una sociedad estadounidense cómplice. La literatura reciente sobre el problema del racismo es masiva. Por mi parte, en estos diez años han sido fundamentales las lecturas de literatura, teoría y filosofía negra anticapitalista, anticolonial y antipatriarcal para sobrevivir las políticas y las micropolíticas de este país. Quiero compartir algunas de esas lecturas, muchas de las cuales se pueden encontrar, traducidas o no, online de manera gratuita.

Me uno a una de las tantas protestas del 19 de junio llamada a mediodía frente al Brooklyn Museum. El regreso desde Chile a mi casa, muy cerca de ese museo, se mueve con el pulso de las diarias protestas pacíficas, vigilias y concentraciones encendidas por los asesinatos de George Floyd, Breonna Taylor y más recientemente Rayshard Brooks, que se suman a las decenas de asesinatos de cuerpos negros por la policía racista en pocos años. El coro se escucha desde distintos barrios apuntalado por los helicópteros en el cielo y las imágenes de la policía violentando manifestantes pacíficos durante un toque de queda. Es una narrativa que en Chile conocemos bien: la mayoría de las protestas se suceden en completa solidaridad; se ponen peligrosas cuando llega la policía o por la intervención de grupos de supremacía blanca y extrema derecha. En las últimas semanas, han aparecido en varias ciudades de Estados Unidos hombres negros y latinos colgando de árboles, y, a pesar de que las autoridades los han catalogado como suicidios, la similitud con los rituales linchamientos del Ku Klux Klan no pasa desapercibido. Hoy aquí en las protestas se escucha la rabia transformada en solidaridad: “What do you think ‘No justice, no peace’ meant?”, dice la pancarta de un manifestante. “We are at war”, leo en otra.

El pasado viernes 19 de junio se conmemoró Juneteenth, ese día en 1865 cuando los negros en situación de esclavitud en Texas fueron informados –más de dos años después de la proclama oficial del bando ganador de la guerra civil– sobre su libertad. Es el Día de la Emancipación, y en los diez años que llevo en este país no había visto esta celebración transformada en un feriado oficial en varios estados. Incluso algunos piden reemplazarla por la Independencia del 4 de julio. Este es un cambio fundamental y se hace visible que nos rebelamos contra los sistemáticos y secretos rituales por los cuales los cuerpos negros todavía se transan desvalorizados en el mercado. Porque el racismo es el factor primordial que estructura la sociedad estadounidense y el escritor James Baldwin lo sintetizó en su ensayo Notes of a Native Son: “la historia de los negros de Estados Unidos es la historia de Estados Unidos”.

La historia sobre la violencia policial, el vínculo entre capitalismo y racismo y la falta de estructuras sociales en uno de los países más ricos del mundo han dejado en evidencia la necesidad de reeducar a una sociedad estadounidense cómplice. La literatura reciente sobre el problema del racismo es masiva. Incluye tanto a Citizen, el maravilloso poemario de Claudia Rankine, como libros de análisis sobre “whiteness”(blancura) –varios amigues leen ahora White Fragility, de Robin DiAngelo– y guías prácticas para ser “aliado”. Por mi parte, en estos diez años han sido fundamentales las lecturas de literatura, teoría y filosofía negra anticapitalista, anticolonial y antipatriarcal para sobrevivir las políticas y las micropolíticas de este país. Quiero compartir algunas de esas lecturas, muchas de las cuales se pueden encontrar, traducidas o no, online de manera gratuita.

Luces sobre el feminismo negro

En 1851, Sojourner Truth, activista negra que consiguió su libertad escapándose con su hija y recuperando a su hijo en un juicio contra un hombre blanco, pronunció el discurso “Ain’t I a Woman?” en medio de una importante convención por los derechos de las mujeres celebrada en Ohio. En las varias versiones que circulan en la web, Truth critica el argumento de la fragilidad de la mujer, expuesto por algunos participantes para negarle su entrada en política. Propone en cambio mirar la experiencia de mujeres negras, como ella, que trabajan con la misma fuerza que un hombre y que sufren maltratos sin consideración a su delicadeza. Truth pregunta “¿acaso no soy yo una mujer?”. En 1989, la profesora de derecho Kimerberle Crenshaw retomó aquella reflexión para dar cuerpo al concepto de interseccionalidad, el que describe las múltiples capas en que se expresa la opresión. En el artículo “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex”, utiliza dos imágenes para ilustrar el concepto: un cruce de calles entre dos vías identitarias y una pirámide de opresiones. Su propuesta es que la utilización de un único eje de análisis, “raza” o “género”, funciona como base para desestimar la experiencia específica de las mujeres negras, quienes ocupan el último escalafón de la pirámide. Ahí también cita a Anna Julia Cooper, que expresó el principio que se ha vuelto base para la lucha feminista negra y para la lucha en general: únicamente cuando entre la última mujer negra por el umbral de la libertad, entrará la raza negra y, por extensión, la humanidad entera. 

Pero el concepto de interseccionalidad estaba siendo discutido mucho antes de la aplicación que le dio Crenshaw. En 1981, las chicanas Gloria Anzaldúa y Cherríe Moraga editaron un libro titulado This Bridge Called My Back, en el que incluyeron escritos de mujeres de varias comunidades marginalizadas por su raza de los ámbitos literarios, políticos y académicos. Además de sacudirse del desprestigio de sus experiencias y culturas, los textos experimentan con múltiples géneros literarios (autobiografía, poesía, textos espirituales junto al análisis cultural y la teoría). Unos años antes de aquel libro, Combahee River Collective sacó un manifiesto en el que se declaraban luchadoras contra una serie de “opresiones entrelazadas”, entre las cuales se encuentran la racial, la sexual, la imposición de la heterosexualidad y la clase. En este manifiesto, las mujeres declaran que su arma de lucha es el feminismo negro para destruir el sistema de opresión, incluido el capitalismo, un sistema de administración económica que elige explotar a los cuerpos vulnerables, racializados y generizados, por tanto, la crítica apunta a un capitalismo inextricablemente unido al racismo. En cambio, repiensan las políticas de cuidado y los afectos como práctica política.  

Parte del pensamiento de Audre Lorde, que participó de aquel colectivo, se basa en cómo derribar los sistemas de opresión al cambiar los modos en que aprendemos las reglas de la sociedad. Así pues, Lorde, en discursos y ensayos como “Uses of the Erotic: The Erotic as Power” y “The Uses of Anger: Women Responding to Racism”, modifica los ejes de análisis del vínculo humano para desaprender los vínculos sexuales patriarcales y, bebiendo desde el radicalismo negro, legitimar la rabia como un método de protesta y el amor como arma política. En su texto más citado, “The Master’s Tools Will Never Dismatle The Master’s House”, describe la necesidad de desaprender la cultura, la sociedad y la humanidad, puesto que siempre llevarán integrados los mecanismos de nuestra opresión. Arguye como escritora a favor de una nueva manera de nombrar que se adecúe a nuestras experiencias y, por tanto, las experiencias no representadas se convierten en potencia y en un cambio proyectado desde las comunidades y sus organizaciones hacia arriba. Algunas de esas ideas fueron la base para la escritora y teórica bell hooks, quien en su libro All About Love analiza las psiquis y las identidades formadas por el racismo y el patriarcado, que nos enseña a aceptar formas de violencia y nuestra propia sumisión. El libro es una memoria y una hoja de ruta para la emancipación. Asimismo, en uno de sus múltiples artículos sobre cine, “The Oppositional Gaze”, hooks articula, contra una mirada que nos oprime inserta en el aparato fílmico, una forma diversa de ser espectadora: la mirada crítica que emerge desde la opresión más absoluta para desafiar al amo. Ese desafío, esa posibilidad de decir no, está en la base del argumento de Beloved, donde Toni Morrison narra un particular acto de amor: la muerte de una hija por su madre para evitarle la esclavitud.

 

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