Respetado y reconocido transversalmente como un caballero, un verdadero profesional, incluso los hinchas del archirrival ven en el Multicampeón una figura de peso, de esas que traspasan los límites del futbolista común y corriente, transformándose en historia.
Formado en las inferiores de Colo-Colo, al igual que su padre y tíos, el Multicampeón comenzó sus pasos en el fútbol en el barrio, en el Club Deportivo San José de Tocornal de Puente Alto. Con tan sólo 16 años debutó con la insignia del indio en el pecho en un plantel marcado por históricos como Barticciotto. Se mantuvo en Pedreros casi toda su carrera y sólo en 2001 fue traspasado a Deportes Puerto Montt, pero al año siguiente retornó al Club que lo vio nacer.
Él mismo recordó en una entrevista la estrella obtenida en 2002. “No me puedo olvidar del campeonato en la quiebra, que estuvimos todos los jugadores de casa. Éramos un grupo que se conocía años y afloró en ese momento”, dijo a la hora de hacer el recuento de las 11 veces que consiguió el campeonato nacional.
En todos los años que vinieron, de altos y bajos, el Cacique rubio se mantuvo impertérrito. Vio pasar una y otra vez refuerzos antes sus ojos, en incansables esfuerzos por los directivos de reemplazarlo. Y allí, humilde pero persistente, Mena siempre supo responder cuando los foráneos no lo hicieron.
Durante 2012 se transformó en capitán, ya con más de diez años de carrera con los albos. La partida de Pablo Contreras le permitió gozar de su condición de ídolo. Esa misma temporada fue electo como parte del Equipo Ideal de El Gráfico Chile. Ello quedó en evidencia en la Noche Alba de 2013, donde fue ovacionado en un repleto Estadio Monumental David Arellano.
En el último campeonato su participación se vio reducida, quizás porque la llegada de Julio Barroso fue la contratación más importante de los directivos en el último tiempo, o también porque a sus 34 años Mena ya no tiene la misma capacidad física de antaño. Sea cual sea el motivo, los hinchas del Cacique saben que la partida del defensa marca un hito en la historia del camarín albo, uno donde el nombre del rubio defensor quedará marcada a fuego.
«Es gratificante ganar la 20 y la 30… es un verdadero orgullo«, dijo después el Multicampeón.
Los albos ahora esperan saber cuándo podrán despedirlo para darle las gracias en su casa, a estadio lleno, y también aguardando por verlo ligado al club en cargos directivos, donde pueda poner la voz del hincha en las esferas de decisión. Por mientras, muchos seguirán agradeciendo por las once estrellas que bajó el Cacique rubio, y lamentándose por lo poco que se la jugó el actual cuerpo técnico por retenerlo.